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miércoles, 15 de enero de 2014

LA VOLUNTAD DE LA INFANTA DE DECLARAR

El paseíllo en andas.
LOS HAY que no aciertan ni cuando rectifican. Y el sucesor de Jorge Verstrynge en la Secretaría General de Alianza Popular, Alberto Ruiz Gallardón, entonces Gallardín, está empeñado en no hacer bien ni siquiera lo único que su padrino Fraga le reconocía al PSOE: la capacidad de cambiar cualquier promesa para sobrevivir. Por ejemplo, el referéndum para salir de la OTAN que convirtieron en plebiscito felipista para quedarse. Pero en Gallardón la soberbia siempre ha sido mayor que el talento y se ha empeñado en que el obligado paso atrás de la Casa Real no recurriendo la imputación de la Infanta Cristina, en vez de un signo de humildad, siga siendo el bochornoso abuso de Poder y burla que ha hundido en el descrédito a la Corona, sobre todo al Rey. Todo, porque Gallardón garantizó a la Zarzuela y la Moncloa que, con sus fiscales de por medio, jamás imputarían a la Infanta.
Pero como Gallardón quiere disimular el mayor patinazo de su larga y onerosísima carrera política se ha sacado ahora de la manga dos trolas que ofenden a la inteligencia y dejan en ridículo al ministro. Dice que esa declaración forzosa es un gesto voluntario. Tan voluntario, que si no iba a declarar la hubiera llevado a la fuerza la Guardia Civil. Y añade que la pobrecita Infanta «ha renunciado al derecho a recurrir». Qué jeta. La Infanta ha usado y abusado tanto de ese derecho que hasta ha logrado que la desimputaran. Ha sido tan obscenamente evidente el trato de favor que así lo entiende el 90% de los españoles. Y si ahora no recurre, después de que Roca anunciara que lo haría y de que Silva dijera que «lo mismo iban a declarar» para que el juez «se sintiera realizado», es porque la Audiencia les ha dicho que sería inútil.
Desgraciadamente, la Casa Real y su infausto consejero fingen que rectifican pero siguen yendo de perdonavidas, de intocables sólo ligeramente tocados. Todo, para adelantar un mes la declaración que lleva obstaculizando dos años y justificar el privilegio de eludir el paseíllo. A mí me parece infame, pero o lo cambian para todos o para nadie. Si lo hicieron los demás imputados, Urdanga incluído, debe hacerlo la imputada Borbón. En andas, a la sillita de la Reina o a hombros del ministro, pero como los demás.

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