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lunes, 13 de enero de 2025

INCIVISMO FUTBOLERO

 Como ciudadano de Oviedo y residente en una zona aledaña al estadio Carlos Tartiere me siento obligado a alzar la voz en nombre de todos los vecinos que, como yo, el sábado pasado padecimos una tarde de total incomodidad e indignación debido a los vergonzosos y escandalosos sucesos que acontecieron en nuestra ciudad en el marco del derbi entre el Real Oviedo y el Real Sporting de Gijón.

Desde por la mañana, la plaza de Pedro Miñor y las calles aledañas se vieron colapsadas por miles de aficionados que, sin ningún tipo de control, desataron una jornada infernal de ruidos, alcohol y artefactos explosivos de una potencia absolutamente y salvaje. No solo es que estas conductas estén expresamente prohibidas y sancionadas por la ley 4/2015, de 30 de marzo, de Protección de la Seguridad Ciudadana, y más en particular, en la Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana del Municipio de Oviedo, de 17 de mayo de 2010, que considera como infracción grave en su artículo 17 estas conductas, sino que además generaron un sufrimiento innecesario, evitable y gratuito a los vecinos, particularmente a las personas enfermas y a las mascotas, cuyas extremas sensibilidades auditivas fueron completamente trastocadas por el estruendo constante e interminable.

Ante tal barbarie y brutalidad decidí llamar al 091 de la Policía Nacional, quienes me respondieron con la más absoluta indiferencia y desidia afirmando que no podían hacer nada ante el desbordamiento y descontrol de esta situación. La pregunta es: ¿acaso el fútbol y sus aficionados tienen un trato preferencial por encima de los derechos de los ciudadanos que tratamos de vivir en paz y en armonía? ¿Por qué la Policía Local y Nacional se muestran tan pusilánimes e indolentes ante estos actos de vandalismo? ¿Qué están haciendo la Alcaldía y la Delegación del Gobierno para proteger a los residentes de estos abusos? ¿Temen que, al actuar en defensa de los vecinos poniendo límites a este descontrol periódico, pierdan el apoyo de los aficionados de este mal llamado, corrupto y manipulado groseramente "deporte rey"?

Es incomprensible que se nos pida tolerancia frente a estos actos incívicos, mientras que nuestras instituciones miran hacia otro lado. Exijamos que las autoridades actúen con firmeza y garanticen que los derechos de los ciudadanos que respetamos la ley no sean vulnerados en beneficio de unos pocos que consideran el vandalismo y el atropello a los demás como parte de la celebración deportiva.

¿Hasta cuándo tendremos que soportar este despropósito? Es hora de que se pongan límites a la barbarie, y de que nuestros dirigentes se responsabilicen de proteger el bienestar de todos, no solo de unos cuantos, como viene siendo habitual.

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