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sábado, 21 de diciembre de 2024

NADA ES GRATUITO.

 Las redes sociales no solo son un medio de entretenimiento, sino que se han convertido también en una plataforma en la que influencers recomiendan productos. Eso llevó a la creación del marketing de influencers, un nuevo tipo de publicidad a través de colaboraciones de estas personas con marcas que por mucho que se haya convertido en uno de los formatos más efectivos para hacer publicidad puede tratarse también de un dilema ético.

Cuando vemos anuncios en televisión sabemos que realmente se trata de publicidad, de una acción comercial y en nuestras manos está si comprar o no los productos que muestran. Pero la situación varía si estas acciones las llevan a cabo las influencers que seguimos por su contenido de lifestyle o moda. Como bien dice su nombre, influencian sobre sus seguidores y es por eso que las marcas confían en estas personas para vender sus productos.

¿Cuál es el problema?, que se trata de publicidad encubierta. Aun teniendo como obligación remarcar que se trata de una acción comercial, la gran mayoría no lo hace. Por si no fuera poco, en vez de al menos hacerlo evidente, maquillan la publicidad como si de una nueva compra o recomendación personal se tratara.

La normalización de consumo que crean estas personas afecta en sus seguidoras que, al no conocer esta mala práctica, confían en las recomendaciones que las influencers hacen a cambio de dinero y que, por si no fuera poco, en cuanto la marca les da el check rápidamente ponen ese producto que han recibido gratuitamente y a cambio de dinero a la venta.

Adiós transparencia, adiós ética, y bienvenida sea la avaricia que pesa mucho más que todo y puede con los principios de una persona que en un momento de su vida fue todo lo opuesto.

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