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sábado, 10 de febrero de 2024

EL NEGOCIO DESTRUYE LA VEJEZ

 A MAS NEGOCIO MENOS SERVICIO

Las residencias de mayores son un negocio cada vez más lucrativo para empresas privadas y fondos de inversión multinacionales, los cuales se aprovechan del vacío que deja el Estado. Todo esto se irá incrementando mucho más debido al envejecimiento de la población en España, al mismo tiempo que la esperanza de vida va en aumento.

El Estado ha delegado en las comunidades autónomas y estas lo han dejado en manos privadas, con respecto a los cuidados de nuestros mayores.

Existen ya muchas denuncias de los propios residentes, incluso lo comentan en televisión, con fotos y vídeos de alguna residencia, alegando falta de atención, porque no hay suficientes trabajadores para tantos mayores, además de escasez y mala calidad de las comidas, con el único fin de obtener más beneficios.

Las administraciones han dejado sus funciones en manos de empresas particulares, no construyen nuevas estructuras de residencias, más personalizadas, sino que también han privatizado las que había y los "fondos buitre" se frotan las manos, porque todas estas empresas privadas solo buscan el máximo beneficio económico. Conviene reflexionar en que, no tardando mucho, la famosa generación "baby boom", nacidos a mediados del siglo pasado, son los próximos en necesitar ayudas y rondan los 10 millones aproximadamente a día de hoy, teniendo en cuenta que, en estos momentos, ya no hay plazas suficientes para nuestros mayores.

Detrás de la baja calidad de la atención en algunas residencias existe algo muy esencial, la falta de dinero público para pagar unos cuidados y atención de calidad a un número cada vez más creciente de personas mayores que se van deteriorando poco a poco lentamente, hasta su marcha definitiva, "menos pensiones que tiene que pagar el Gobierno", ya que está más que probado que existe un desprecio hacia los mayores en todos los aspectos de la vida, cuanto más en su última etapa; ya ha sido demostrado muy claramente durante la pandemia.

En el apartado de la dependencia, en algunas residencias, sin suficiente personal y con mala calidad de la comida no están bien atendidos.

Las normas que regulan el funcionamiento de los centros de mayores están anticuadas, el personal es muy escaso, puesto que debería de ir en función del número de residentes. No hay suficientes inspecciones ni controles sobre dichas residencias, las sanciones por incumplimiento de la regulación son con frecuencia irrisorias y no puedo dejar de mencionar los años de lista de espera para una plaza en una residencia pública: a quien no puede pagar una privada no le queda más remedio que esperar, pues las clases sociales con menos capacidad económica son las que necesitan una residencia pública.

En una ciudad, una plaza de residencia no pública no baja de los 2.000 o más, y si se trata de un gran dependiente, unos 3.000, cifras imposibles de pagar con una pensión media.

Se debería aprobar una ley de protección integral de las personas mayores y con discapacidad similar a la que protege a las mujeres y los niños.

Nuestros mayores han contribuido con creces a levantar el país, con toda una vida de esfuerzo y trabajo.

Considero que los gobernantes tienen que tomar cartas en estos problemas, ya que llevan muchos años de retraso en todas estas materias, como en muchas otras, pero ya está bien de tanto desprecio hacia nuestros mayores, también ellos van a llegar a ser dependientes, pero "poderoso caballero, don dinero".

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