Marine Le Pen reelegida como presidenta de Agrupación Nacional con el 98,35% de los votos
Deberá dimitir en septiembre cuando decida ejercer como candidata a jefa del Estado
Reelegida presidenta de Agrupación Nacional (AN, ex FN, extrema derecha), en el XVII congreso de su partido, en Perpignan, este fin de semana, con el 98,35% de los votos, Marine Le Pen confirmó que lo tiene todo atado y bien atado. Salvo lo esencial.
El voto masivo de su reelección, ¿a la china? confirma que Marine Le Pen controla personalmente su partido de manera muy férrea. Sin embargo, entre los asistentes y votantes en el congreso, abundaban los corrillos y chismes más íntimos e ingratos: las acusaciones de falta de «virilidad» avanzadas por su padre, Jean-Marie, y las aspiraciones políticas de su ex compañero sentimental, Louis Aliot, alcalde de Perpignan, precisamente, que abandonó a Marine por una señora rubia de armas tomar, Véronique Lopez, nombrada a dedo presidenta del teatro de Perpignan.
Reelegida presidenta de AN, Marine Le Pen debía «dimitir» para consagrarse a preparar la campaña de las presidenciales del mes de abril del 2022. A última hora, Marine prefirió aplazar su dimisión al mes de septiembre que viene. Louis Aliot, su ex, aspiraba a ser el presidente provisional de AN. Desafío temible para la ex y presidenta, que maniobró con gran eficacia burocrática: cuando Marine decida abandonar provisionalmente la presidencia de su partido, para ejercer como candidata a jefa del Estado, el presidente interino será Jordan Bardella, que sufrió una humillante derrota en las elecciones regionales.
Marine Le Pen debía elegir, como suplente, al alcalde de extrema derecha más influyente de Francia, Louis Aliot, su ex amoroso, o un joven recién humillado electoralmente. Prefirió el joven humillado. Tras esa decisión estratégica, Marine Le Pen pronunció el discurso de clausura del congreso de su partido. Con pocas novedades. Y un entusiasmo muy comedido. Confirmando las grandes líneas de su ideario político. Sin anunciar proyectos concretos, por ahora.
¿Los resultados de las recientes elecciones regionales? Ni una mención al fracaso de la gran ambición: la extrema derecha no consiguió ninguna región. Buenos resultados. Pero una abstención histórica.
¿El futuro? A paso de carga contra Europa: «La nación francesa está hoy atacada por el separatismo y el mundialismo, cuyo brazo armado es la Unión Europa. Nosotros defendemos la soberanía de las naciones y la libertad de los ciudadanos». Durante la última década, Marine Le Pen ha cambiado varias veces de doctrina electoral europea. En su día, defendió el «Franxit», la salida de Francia de la UE, a la manera del Brexit inglés. A la vista del poco éxito, renunció a tal ambición, a la espera de la próxima doctrina oficial.
La «dictadura» de la UE
Marine Le Pen anuncia su ambición de combatir la «dictadura» de la UE, en materias sensibles, como la inmigración. La resistencia contra la «dictadura» europea debiera coordinarse, a su modo de ver, con sus eventuales aliados, integrados en distintos grupos dentro del Parlamento Europeo, que ya fueron incapaces de unirse en un frente común en las últimas elecciones europeas.
Todo el proyecto político de Marine Le Pen se funda siempre en la reafirmación de la «preferencia nacional» y un Estado fuerte. Sin precisiones ni proyectos concretos.
A la espera de los grandes proyectos nacionales y europeos, todavía desconocidos, Marine Le Pen comenzó reformando el Consejo Nacional (CN) de su partido, su dirección colectiva, integrada por un centenar de miembros, entre quienes no hay personalidades políticas conocidas ni influyentes. Marine Le Pen promete consagrar los próximos tres meses a preparar el equipo y proyectos de su futura campaña presidencial.
ES EL FUTURO DE FRANCIA
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