Carreño desquicia a Djokovic y conquista el bronce
Magnifico partido del asturiano, que le da a España su quinta medalla tras superar al número uno en tres sets (6-4, 6-7 y 6-3).
Pablo Carreño ha conquistado un bronce en Tokio que le sabe a oro, logrado tras superar al invencible Djokovic que llegó muy cansado al duelo y que terminó desquiciado. Triunfo que ya ocupa un lugar principal en la carrera del asturiano que por fin alcanza un éxito gigante. Medalla olímpica que salva el honor del tenis español en Tokio y que premia el periplo deportivo deportivo del asturiano, siempre tan cerca de los títulos y, a la vez, siempre tan lejos.
Hacía un calor insoportable en la pista central, cuyo cemento ardía en plena sobremesa tokiota. Era quizá el día más tórrido en los Juegos y eso, visto lo visto en los anteriores, era mucho. Daban ganas de muchas cosas menos de salir a jugar al tenis. Pero había un bronce en juego y no era cuestión de quedarse en el hotel. Le hubiera gustado a Djokovic, incómodo desde el minuto uno. Como si el duelo le molestara. Como si aún resonaran en su cabeza las dos derrotas del día anterior. Una, ante Zverev, que le privó de disputar el oro olímpico; la otra, en el dobles mixto, que le dejó fundido para el choque ante Carreño.
Se le notó desde el principio, con gestos continuos que delataban que no estaba cómodo el número. Tampoco entró bien en el partido el español, que solo se creció cuando vio que su rival no era el de otras tardes.
Había que aprovechar la oportunidad y lo hizo Carreño, mucho más certero en el saque que en semifinales. Solo con eso le daba para mantener igualado el choque, aunque aún le quedaba dar un paso adelante. Hacer sufrir a Nole con su saque, algo que ocurrió en el quinto juego. Un break en blanco que evidenciaba el desequilibrio existente a esas alturas en el partido.
Lanzó su gorra al suelo Djokovic, ofuscado y sin ideas. Funcionaban los golpes solo en su cabeza, pero al ir a ejecutarlos se estrellaban en la red. Acumuló hasta tres dobles faltas el serbio, que levantó incluso dos bolas de set con su servicio. Sufrimiento inesperado en una primera manga que cerró Carreño remontando un 15-40 en el noveno juego. Brazo en alto. Alegría mayúscula (6-3).
Elevó el nivel Djokovic en la segunda manga. Sobre todo con su servicio, que había sido un desastre en la primera. Dejó de tener opciones al resto Carreño, pero se mantuvo sólido el asturiano a la espera de una oportunidad. Caían los Juegos a cada lado con una rutina tensa. Nervios por no dejar abierta una rendija por la que se colara el rival.
Había tanta igualdad que cualquier fallo sería definitivo. Se llegó así al 4-4 con turno para Djokovic, que mantuvo su solidez, enviando la pelota caliente al español.
Era el momento de aguantar y no dejarse caer como le había ocurrido tantas veces a Carreño. Se puso 0-30 el serbio y respiró el español. Fue a por la toalla y se tomó un tiempo antes de sacar y remontar un juego que se le había puesto muy complicado.
Se fue hasta el tie break el desenlace y ahí Carreño se creció. Dejó atrás sus complejos y sus miedos. Sobre todo con el 4-1 en contra. Alcanzó una incluso una bola de partido, pero no pudo cerrar el duelo contra un Djokovic ya notable. El bronce tenía que esperar (7-6).
La decepción no derrumbó esta vez a Carreño, cuya mente estaba despejada. Lo pasó mal en el primer juego del tercer set, en el que tuvo que levantar una bola de break para ponerse por delante. Un juego sufrido y trabajado que tuvo tan cerca Djokovic, que tras verse privado de él lanzó su raqueta al segundo anfiteatro de la central. Si el lanzamiento de raqueta fuera deporte olímpico sí que habría sido medalla.
Se desquició el serbio y eso lo aprovechó Carreño, al ataque desde el principio. Con una derecha magnífica que tenía fuera de la pista a su rival todo el tiempo y que le dio un break temprano. Con el 3-0 volvió a sacar su genio Djokovic, estrellando esta vez su raqueta contra la red. Nervios. Se puso 4-1 Carreño. Ventaja que ya no dejó escapar, firme hacia su sueño. Hacia esa medalla con la que tanto había soñado y que capturó a la sexta bola de partido (orgulloso Djokovic a la hora de hincar la rodilla). Bronce que se convirtió en consuelo para él tras la derrota de semifinales. Podio que sabe a oro, pues lo ha conseguido derribando un muro gigante. Acabando con un Djokovic que parecía invencible y que sale de Tokio derrotado y hundido.
ENHORABUENA CAMPEÓN
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