MIENTRAS OS DEJAMOS SIN NADA
La ley de Memoria Democrática, cuyo anteproyecto acaba de aprobar el Gobierno para su traslado al Parlamento, no sé yo si con la serie de problemas que el país tiene en estos momentos no será considerada una de tantas maniobras de distracción para ocuparnos en hablar y discutir lo superfluo olvidando lo principal.
Estoy a punto de cumplir 85 años de edad y a mí aquello me pilló muy de lleno; mi padre falleció como consecuencia de aquella guerra entre hermanos cuando yo tenía solo año y medio. Mi pobre madre se quedó no solo sin marido, sino sin pensión de ningún tipo ni ayuda de nadie por parte gubernamental. Además, al haber sido él movilizado por el bando republicano, ella en la práctica se quedó con el sambenito de por vida de ser la viuda de un rojo, cuando en realidad no lo era, con lo que eso suponía de negativo en la España de los vencedores. Yo me vi después asistiendo al Auxilio Social siendo un crío, para poder comer algo, en la posguerra de tan triste memoria. A los 14 años deje la escuela, como tantos otros entonces, para ponerme a trabajar de pinche en un lavadero de carbón y aportar unas pesetas a casa; aun con todo aquello, soy consciente de que ahora después de tantos años nadie me puede devolver ni a mi padre ni todo cuanto se nos usurpó o privó a mi pobre madre y a mí. Que me perdonen estos señores que hoy gobiernan o desgobiernan -según el gusto de cada cual-, pero venir ahora a distraernos con cosas que nada van a arreglar y sí a volver a despertar odios y rencores ya adormecidos, me parece que es perder el tiempo y el dinero, que estaría muy bien empleado en solucionarnos los verdaderos problemas que los ciudadanos de hoy tenemos. Ahí están la astronómica deuda pública del país; la situación de paro y falta de ingresos de muchos miles de españoles; el precio de la energía eléctrica, gas y carburantes; la pandemia sin resolver; las calamitosas listas de espera en la sanidad pública, que nos está dejando en muchos casos tirados meses y más meses por desatención esperando una valoración del especialista y hospitalaria. De cosas de verdad importantes deberían preocuparse, y no -en mi opinión- de cosas que nadie pide y solo sirven para hacerse notar unos señores que por su edad apenas saben lo que fue aquello, y si lo saben, para su suerte, ni lo vivieron ni lo sufrieron.
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