Pesadilla en un bloque del PAU de Vallecas: «Vivo en una cárcel, si pudiera, me iría»
Más de ochenta familias, entre okupas y residentes conflictivos, dificultan la convivencia al resto.
Es un «punto negro», el único que queda en el PAU del distrito de Villa de Vallecas, que el movimiento vecinal trata de erradicar. Es un macroedificio cuadrado que alberga a un total de 245 pisos en ocho portales de siete plantas cada uno. Situado en la calle del Embalse del Vellón, del número 2 al 16. Pertenece a la Agencia Social de la Vivienda de la Comunidad de Madrid, el extinto Ivima. Entre sus moradores se encuentran okupas y adjudicatarios conflictivos que están haciendo la vida insoportable al resto de residentes. Son de etnia gitana y magrebíes. Así lo aseguran en la Asociación del Ensanche de Vallecas Este (AEVE) su presidenta, Isabel Mena y su portavoz, Juan (quien prefiere no dar su apellido).
Son más de 80 familias de las que 30 son usurpadoras y el resto, inquilinas legales que, junto a los anteriores, causan serios problemas al resto por ser asociales, incívicos y dedicarse al trapicheo de drogas. Una de las que padecen esa situación desde hace doce años es Paqui (nombre ficticio), separada y con hijos. Ha sufrido agresiones, insultos y amenazas: «Son los propios adjudicatarios quienes proporcionan pisos vacíos, a veces desconocidos y otras, a sus familiares.
«Conseguidores desde dentro»
Los llaman los «conseguidores». No hay una tarifa fija. Los precios más elevados alcanzan los 1.300 o 1.400 euros. Otras veces piden 600-700. «Hay vecinos, entre ellos presidentes de algunos portales, que abren la puerta por 300 o 500 euros», agrega Paqui.
Son dos o tres familias las que cortan el bacalao. «Algunos vienen de la Cañada Real y preguntan qué pisos hay vacíos», se queja. Su testimonio es corroborado por otros inquilinos: «Unos porque no pagan nada y están enganchados de forma ilegal a la luz y al agua, con ayuda de los presidentes de los portales a los que pagan; y otros porque su alquiler es de 60 euros, gastos incluidos, frente a los 400 de los demás, hace que no valoren nada y que practiquen el vandalismo».
A ello hay que añadir el ruido. «El buen tiempo es insufrible. Como no trabajan, están en la calle hasta las tantas montando jaleo. No respetan nada. Ni que los críos necesiten silencio para estudiar. Se ponen bajo tu ventanas con guitarras, dan voces, golpes... Y no les digas nada, que es peor. Alborotan más. Convierten tu vida en un infierno», recalca Paqui. Ahora ha acabado el Ramadán, que también ha tenido lo suyo, tercia Mena. «Okupas por necesidad hay muy poquitos, aunque ellos lo firmen», recalca
La mala fama del bloque hace que empresas de servicios se nieguen a repartir ahí. «Es lógico, pagamos justos por pecadores. Les roban las motos, los productos de las furgonetas, es terrible», indican desde AEVE. Y las empresas de limpieza no quieren trabajar ahí. « Si mi sueldo me lo permitiera, me iría de esta cárcel. Lo he solicitado y la Agencia de la Vivienda me envía a tres calles de aquí o a Parla, con mis hijos escolarizados en el centro porque aquí no había plazas públicas», se lamenta esta mujer.
«La Comunidad no hace nada. Mira hacia otro lado. Puede echar a los inquilinos si tienen tres quejas. Para ello tiene que haber denuncias... Nadie las hace», concluye. Si no fuera por AEVE y por el empeño de muchos residentes, «estaría okupado el 50% del bloque». Ponen el acento en el peligro que suponen los menores, «los machos alfa de la manada que, si les recriminas sus actos, te hacen la vida imposible». Ninguno quiere criminalizar la zona, que «es segura», según los indicadores policiales, recalca Juan. Aunque han contribuido al descenso de las okupaciones, no cesarán en su lucha: « Somos incómodos y lo seguiremos siendo. Esto no es un zoo ni una reserva india. La Comunidad debería vigilar su patrimonio», subraya Mena.
EN ESPAÑA FALTA ORDEN Y LEYES CLARAS Y ESO QUE TENEMOS MÁS DE 650.000 POLITICOS QUE NO SABEMOS A QUÉ SE DECICAN.
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