“El día del incendio en Notre Dame, yo morí”. El arquitecto de la restauración de la catedral se confiesa en ‘Le Figaro’
Philippe Villeneuve asegura que las polémicas no son lo suyo y que trabaja 12 horas diarias en ‘su’ catedral. Ahora, habla “con las entrañas”: “A veces, estoy a punto de llorar”
"Parte de mí se derrumbó junto a los muros de la catedral". Son las primeras palabras de Philippe Villeneuve desde el incendio de Notre Dame de París. Él es el arquitecto responsable del patrimonio histórico de Francia desde 2013 y, como tal, jefe de la restauración de la catedral cuando se declaró el fuego. Pocas personas están más cerca de la noticia y pocas pueden haberla sufrido tan en primera persona, pero no habla mucho, reconoce, "porque está trabajando". El martes, en cambio, se sinceraba en una entrevista publicada en el diario Le Figaro, una semana después de que el senado francés haya aprobado una ley para devolver la catedral al mismo estado en el que se encontraba antes del incendio.
Cuando se detectaron las primeras llamas en el tejado de Notre Dame, cuenta, salía de una reunión en La Rochelle, al este del país, para la reconstrucción del Ayuntamiento de la ciudad. Un mensaje le informó de que las instalaciones del templo habían sido evacuadas, pero Villeneuve no le dio más importancia, hasta que se dio cuenta de las dimensiones del drama. "Tomé el último tren a París en estado de estupor".
Durante las tres horas que dura el viaje, Villeneuve no tenía cobertura. "Afortunadamente, en cierto sentido". No podía hacer nada desde el tren, pero al mismo tiempo, tampoco podía saber cómo avanzaba la catástrofe. Cuando llegó, a las 11 de la noche, narra en el diario francés, aún no había caído la bóveda, pero él sabía "que iba a suceder".
Los parisinos vivieron el incendio de Notre Dame como una tragedia, y Villeneuve sintió que se iba una parte de él: "El día del fuego, morí. Una persona nueva salió de ahí. Toda mi vida había sido una preparación para trabajar un día en la catedral. Ese monumento es parte de mí. Por él quise ser arquitecto. Desde entonces, todo lo demás me parece insignificante. Ahora, mi única razón de ser es restaurar el edificio al estado en el que se encontraba hace siete semanas".
Actualmente, 150 personas trabajan en la reconstrucción y todos se han remangado: "Las grúas llegaron en dos días, la hormigonera se ha instalado en un día, ¡la lona se hizo en tres!". Entretanto, ahí fuera "se dicen muchas tonterías", asegura el arquitecto. "Evito escuchar los comentarios. No me hago preguntas excepto para saber cómo sobrevivir a este sufrimiento abominable. A veces, estoy a punto de llorar. Pero la catedral está por encima de todo esto y hay que estar a su altura".
Villeneuve tiene ahora la ocasión de contemplar Notre Dame como la vieron los constructores del siglo XII. Una sensación que nunca esperó experimentar pero que lo conecta de una nueva manera con el templo: "Todos sentimos que hemos retrocedido siglos. En cierto modo, hemos encontrado el espíritu de colaboración de los oficios de la época, con el mismo ímpetu y la misma complicidad entre los gremios".
Pero, ¿de quién fue la culpa? "Se está llevando a cabo una investigación y todos los días desaparecen los escombros para ser estudiados por la policía", responde el arquitecto en la entrevista. "Todo lo que puedo decir es que el día del incendio, y al contrario de lo que se dice, no hubo ningún 'punto caliente' en el sitio [entre las posibilidades se barajaba que hubiera sido provocado por un cigarrillo, un cortocircuito o un punto caliente en la soldadura]. Solo había una compañía de andamios. El resto es solo conjetura. No voy a cometer el terrible error de designar culpables, con las graves consecuencias humanas que eso puede tener. Y nunca perdonaré a los que dijeron que, por decencia, debería haber renunciado al día siguiente del incendio".
Mirando al futuro, Villeneuve defiende que la catedral vuelva a su estado previo al fuego, como ha dictado el Senado y como defiende, arguye, la Carta de Venecia, "que requiere la restauración de monumentos históricos en el último estado conocido". ¿Quién entre los 13 millones de visitantes anuales sabía que la aguja de la catedral databa del siglo XIX?, se pregunta. "La gran fuerza de la obra maestra de Eugène Viollet-le-Duc es que no era datable". Pero más allá del aspecto que adquirirá el templo, lo inmediato es asegurar la obra "Hasta ahora hemos tenido suerte porque es estable", afirma, "pero la bóveda podría colapsar la próxima semana".
Así que la pregunta es ¿sería posible reconstruirla en los cinco años que ha calculado Emmanuel Macron? "El 15 de abril perdimos el marco, una tapa, una flecha y el 20% de las bóvedas altas. Los vitrales, los muebles, el tesoro y el órgano están intactos. Podría haber sido mucho peor y, en cierto sentido, el daño fue limitado. Si trabajamos de manera metódica, si no nos perdemos en dudas, es bastante factible arreglar Notre Dame en cinco años".
Por él no quedará: "Tengo la nariz metida en mi catedral 12 horas al día y permaneceré en mi lugar como arquitecto jefe. Me dieron una tarea y un monumento, la catedral de Francia. Quiero hacer las cosas bien. Las polémicas, no son lo mío, aunque hable desde las entrañas".
Y A MI ME SALTARON LAS LÁGRIMAS.
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