Ya sea porque están inmersos en procesos judiciales, por su afición a las drogas o por sus manías, hay algunas «celebrities» a las que muchos detestan.
Es imposible pensar en nombres detestados en Hollywood y que Harvey Weinstein no salte el primero. El productor está desterrado y su mero recuerdo produce un escalofrío entre todas las estrellas a las que ayudó a triunfar en la meca del cine. Pero más allá de Weinstein, acusado de graves cargos por los que tendrá que acudir a los tribunales, en la meca del cine hay una serie de estrellas que bien sea por delitos, por sus problemas de adicción o por sus manías en los rodajes son odiados por la inmensa mayoría de la profesión.
Otro de estos nombres es Kevin Spacey, figura estelar en cualquier gran producción hasta que sus compañeros de trabajo empezaron a denunciar el acoso al que sometía a los más jóvenes del set. Todo explotó cuando el actor Anthony Rapp denunció que el protagonista de House of cards abusó de él en 1986, cuando Rapp tenía 14 años y Spacey 26. Desde entonces, una sangría de testimonios fueron ocupando las portadas de los medios especializados y desplazando al ganador del Oscar por American Beauty de las páginas de Cultura a las de Sucesos.
Otro de los actores poco fiables es Johnny Depp. El mítico Jack Sparrow de Piratas del Caribe parece que ha estado borracho los últimos siete años de su vida. Así lo cuentan los que han trabajado con él. Su afición al alcohol hizo perder millones a su estudio por sus constantes retrasos en el rodaje de Piratas del Caribe 5, a los que nunca acudía puntual, y cuando llegaba la resaca no le permitía trabajar en condiciones. Pero no fue un momento esporádico: en la presentación de su penúltima película, «Asesinato en el Orient Express», llegó borracho al photocall haciendo que sus compañeros perdieran la paciencia. Un estado en el que también le vimos en la gala de los Hollywood Film Awards de 2014.
En este tiempo, Johnny Depp ha vivido uno de los divorcios más caros de la historia de Hollywood tras su ruptura con Amber Heard, ha estado sumido en una profunda depresión, su agente le demandó por una presunta estafa que le habría hundido económicamente, la ruina le ha rondado varias veces... «The Hollywood Reporter» tituló un perfil de esta manera tan contundente: «Johnny Depp: una estrella en crisis y la descabellada historia de sus millones perdidos».
Russell Crowe, protagonista de «Master and Commander: Al otro lado del mundo», «Gladiator» o «Una mente maravillosa», entre otras aplaudidas producciones, tiene fama de violento. De hecho, fue condenado por agredir a un conserje de un hotel neoyorquino en 2004. Antes, en 2002, el músico estadounidense Moby lo acusó de haberle maltratado sin razón alguna en un club nocturno de Australia. En 2015, las mujeres de Hollywood se le echaron encima después de unas desafortunadas declaraciones sobre la edad de ellas. Jessica Chastain le reprendió públicamente: «Russell Crowe sigue siendo un bocazas que se mete donde no le llaman».
La caza mediática contra Woody Allen, exonerado por los tribunales, volvió hace meses tras unas nuevas acusaciones de su hija Dylan Farrow. Las declaraciones llegaron nada más rodar «A Rainy Day in New York», cuyos protagonistas rapidamente se sumaron al linchamiento mediático y dijeron que se arrenpentían de haber rodado con él. Entre ellas Rebeca Hall, que saltó a la fama tras «Vicky Cristina Barcelona» (2008): «Lamento mucho esta decisión y no la repetiría a día de hoy». Thimothée Chalamet, Selena Gómez y Greta Gerwig, que también se pusieron a sus órdenes, donaron los sueldos que les pagó y hablaron en contra el cineasta. Solo semanas después del «boom», nombres como Alec Baldwin o Javier Bardem mostraron explícitamente su apoyo al director. La película, por cierto, está embargada en los tribunales hasta que no se resuelva el litigio que Allen interpuso contra Amazon por incumplimiento de contrato a la hora de la distribución.
Pero hay muchos más nombres. Por ejemplo, de Lindsay Lohan se han publicado cosas muy llamativas, como la que sacó «E! Online»: «Desde el momento en el que llegó (el segundo día de rodaje), no hizo más que detener la producción. Podía sentarse en su caravana y retrasarse hasta que decidía que era hora de ir al concierto de su novio… Tuvo a todo el equipo parado». O Gwyneth Paltrow, que según «The Richest» exige que sequen la ducha del gimnasio antes de que entre ella «para no tocar el agua que han usado otras personas». Se cuenta también que en el set de la segunda entrega de Iron Man movió Roma con Santiago para no cruzarse con su enemiga Scarlett Johansson.
Hay otros más divertidos: el director Kevin Smith cuenta que rodar con Bruce Willis «Vaya par de polis» fue una pesadilla. Y lo ejemplificó de la manera más divertida posible: «Quiero dar las gracias a todos los que trabajaron en la película, excepto a Bruce Willis, que es un idiota», dijo al presentar la película. O Mike Myers, al que los productores de alguna de las películas que protagonizó optaron por contratar a su hija de asistente porque nadie podía tratar con él. Y otros cargados de tensión, como la famosa discusión que Christian Bale tuvo con un joven miembro del equipo porque le interrumpieron a mitad de frase en un ensayo de «Terminator: salvación» (2009).
LOS MITOS SON DE CARNE Y HUESO COMO CUALQUIER MORTAL.
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