Fallece el guardia civil que se disparó en la cabeza en la residencia donde trabaja su mujer
El suceso ha tenido lugar en Orense. El hombre fue trasladado en estado grave al hospital, donde murió alrededor del mediodía. Se descarta que los hechos estén vinculados a problemas laborales.
Un guardia civil de Orense de 48 años de edad, que responde a las iniciales Carlos L. R., ha fallecido este martes después de pegarse un tiro en la cabeza en el trabajo de su mujer, la residencia de ancianos San José de la parroquia orensana de Rairo. Según informó la Policía Nacional, el hombre fue trasladado de urgencia al Complexo Hospitalario de Ourense (Chuou), ingresando grave, y donde falleció al mediodía, según confirmaron a este periódico compañeros del agente y posteriormente fuentes oficiales de la Benemérita.
El agente de la Guardia Civil acudió al centro en torno a las 8,40 horas de este martes y solicitó hablar con su esposa. Una visita que no extrañó a los empleados del centro, que conocían al agente y lo describen como una persona educada y alegre. Seguidamente, acudió donde ella se encontraba, en una de las habitaciones de una de las internas, salió al pasillo después de que su mujer le dijese que la esperase un momento y se pegó un tiro en la cabeza.
Según indicaron a este periódico fuentes próximas, el fallecido «no sufría ningún problema de estrés o depresión laboral», por lo que en principio desvinculan los hechos de su situación en el Cuerpo. El agente era natural de Valladolid, estaba casado y tenía dos hijos. No vivía en el cuartel y aparentemente «no tenía problemas de pareja», siempre según estas fuentes. «Era muy bueno en lo suyo y una persona muy alegre», añadieron.
Fuentes del 061 indican que fue justo en ese momento cuando desde la residencia se pusieron en contacto con este servicio para solicitar asistencia sanitaria. Hasta el lugar se desplazó una ambulancia medicalizada para trasladar al hombre hasta el Chuou. Según ha trascendido, el agente —que tenía rango de cabo y era el jefe de la unidad cinólogica de la Guardia Civil en Orense, la encargada de los perros de rastreo y búsqueda— estaba en activo.
La consternación entre los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la capital orensana es absoluta, dado que se trataba de un hombre conocido. Sus compañeros lo definen como «un buen tipo», y no se aventuran a elucubrar los motivos que le han llevado a adoptar esta decisión fatal. «Gran compañero, excelente persona», destacó una portavoz de la Guardia Civil.
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