Junqueras ignora hablar de las ilegalidades del «procés» y se presenta como un «preso político»
El principal acusado por la Fiscalía niega los delitos y lanza un mitin secesionista.
Desde el primer instante de su declaración, Oriol Junqueras ha empleado su declaración en el juicio del «procés» para lanzar una defensa política cerrada del secesionismo catalán, incluido el camino ilegal que los líderes independentistas procesados culminaron en el año 2017, y se ha olvidado de que es un acusado que trata de defenderse de graves acusaciones que pesan sobre sus hombros. Junqueras, que está protagonizando el primer interrogatorio del juicio, ha dejado claro que seguirán intentándolo.
«Estoy convencido de que se me acusa por mis ideas y no por mis hechos, estoy en un juicio político y no voy a responder a las acusaciones. Me considero un preso político», ha manifestado a bocajarro Junqueras en la introducción de su comparecencia, todavía de pie, antes de atender las preguntas de su letrado. El principal acusado por la Fiscalía del Supremo ha elegido declarar en castellano, aunque podía expresarse en catalán, después de un año y medio de «silencio», en alusión al tiempo que lleva en situación de prisión preventiva por esta causa.
Junqueras ha repasado el recorrido de las actuaciones del secesionismo en su intento por lograr la independencia de Cataluña, ha negado cualquier delito en su actuación y se ha presentado como alguien pacífico. «Antes que independentistas, somos republicanos; antes que republicanos, somos demócratas; y antes que demócratas, somos buenas personas», ha reflexionado el acusado, que ha indicado que precisamente por eso es partidario de «una república catalana», como si esa vía fuera el único camino para materializar esos valores, que ha ubicado en el humanismo cristiano. «Esto es lo que nos lleva a ser independentistas», ha dicho.
El líder de ERC no ha mostrado ningún arrepentimiento y ha anunciado su intención de mantener el desafío al Estado de Derecho español para lograr la secesión por cualquier medio. «Cuando hay una reivindicación ciudadana pacífica, reiterada en el tiempo, hay que darle una salida política. Es lo que siempre hemos intentado y seguiremos intentándolo, sea cual sea el resultado de este proceso». Ese ánimo de reiteración es uno de los motivos que les mantiene en la cárcel.
Violencia
«Nadie puede tener duda de que siempre hechos rechazado la violencia. Nos encontrarían enfrente de cualquier violencia. Estamos convencidos de que la convivencia, el bienestar, el progreso económico y cívico son valores que están por encima del fin, Los preservamos por encima de cualquier objetivo político», ha asegurado sobre una cuestión crucial en la vista oral: la existencia de violencia, un requisito necesario para que existe el delito de rebelión por el que está acusado.
La Fiscalía tiene una visión antagónica a la de Junqueras y considera que él, igual que otras antiguas autoridades catalanas, asumieron la violencia como un medio para lograr la independencia catalana fuera de los cauces legales. El Ministerio Público ubica estos «brotes violentos» en el acoso a la Guardia Civil el 20 de septiembre de 2017, cuando una masa de independentistas impidió la salida de la comitiva judicial de la Consejería de Economía, una cita en la que Junqueras estuvo presente; y en el referéndum ilegal del 1 de octubre, cuando se produjeron choques entre los militantes secesionistas y las fuerzas y cuerpos de seguridad. A pesar de que se avisó de que tendrían lugar incidentes, siguieron adelante.
«Nada de lo que hemos hecho es delito. Nuestra voluntad ha sido, y sigue siendo, y seguirá siendo, la del diálogo», ha insistido Junqueras, que ha olvidado el camino unilateral que adoptó el Govern de Puigdemont para conseguir sus fines. «La silla de enfrente siempre está vacía», ha expresado sobre el debate político en España. La Fiscalía ya ha censurado que los acusados achaquen a una supuesta falta de diálogo el camino de la ilegalidad y la quiebra constitucional del «procés».
En sus explicaciones, el acusado ha colocado el pistoletazo de salida del plan secesionista en la sentencia del Tribunal Constitucional del año 2010 que revisó la legalidad del Estatuto de Autonomía catalán aprobado en el año 2006, un mantra del secesionismo, que acude a aquella resolución en bucle. Junqueras ha asegurado este jueves en el Supremo que aquella resolución, que lo único que hizo fue ajustar el Estatut a la Constitución española, «devastó» la norma autonómica.
Religión, cánticos y claveles
El relato de Junqueras sobre el 20-S ha distado mucho del que efectúa la Fiscalía en su escrito de acusación. Para el exvicepresidente de la Generalitat fue una concentración «pacífica, respetuosa con cánticos y claveles» en los que se llegaron a cantar «himnos religiosos» como el dedicado a la Madre de Dios, Montserrat como estrella de Oriente de los Españoles. La realidad es una comisión judicial que tuvo que abandonar el edificio de la Consejería de Economía a través de la azotea.
Sobre la acusación de malversación, Junqueras, el procesado que se enfrenta a la mayor pena, ha negado el desvío de fondos públicos para los preparativos del referéndum y ha citado al exministro de Hacienda Cristóbal Montoro para avalar esta afirmación. Montoro es uno del medio millar de testigos que desfilarán por este juicio.
Junqueras ha explicado que, pese a la prohibición del TC, se mantuvo la convocatoria de referéndum porque «votar no es delito; impedir por la fuerza que se pueda votar, sí», e implícitamente ha dicho que llevar a la policía a los colegios electorales fue en realidad una provocación. En este sentido, ha apuntado que el hecho de que hubiera un censo electoral implicaba que se pudiera votar en cualquier centro. ¿De que servía cerrar un colegio, diez o cien si el que quería votar podía hacerlo en cualquier otro local? En realidad se pretendía generar un ambiente de crispación al cual nadie respondió con violencia» salvo la Policía, ha sentenciado.
El que fue número dos de Junqueras ha asegurado que en ningún caso se pudo prever una situación de violencia ese 1-O porque lo previsible era el comportamiento «cívico, ejemplar y respetuoso» de la ciudadanía. «Nunca se buscó el enfrentamiento con las fuerzas del orden. Nunca, nunca, nunca».
Tras sostener que con la declaración unilateral de independencia «solo se dio cumplimiento al mandato popular para buscar una solución política», ha dedicado los últimos minutos de su intervención a su alegato político. «Necesitamos una solución política. Toda la ciudadanía, todos los demócratas tienen que sentirse interpelados».
UN HOMBRE QUE ESTOY SEGURO QUE ES BUENA PERSONA PERO ESTA MUY EQUIVOCADO
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