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domingo, 26 de noviembre de 2017

VOTOS DEMASIADO CAROS.

Mariano Rajoy

Mariano Rajoy


Votos demasiado caros.

Contra todo pronóstico, Rajoy ha ganado el pulso al secesionismo catalán, que se bate en retirada, más dividido y desprestigiado que nunca.

Contra todo pronóstico, Rajoy ha ganado el pulso al secesionismo catalán, que se bate en retirada, más dividido y desprestigiado que nunca. Sin disparar un tiro, a base de paciencia, firmeza y sangre fría para dar el golpe adecuado en el momento oportuno. Sólo los cegados por la pasión o el resentimiento podrán negárselo.
Pero su paso siguiente pone en peligro su éxito, confirmando el peligro de las victorias. Me refiero a la renovación del cupo vasco en condiciones tan favorables para aquella autonomía que la reacción de su gobierno ha sido bajar los impuestos a sus ciudadanos. Sin duda, Rajoy necesita los cinco votos del PNV para pasar los presupuestos de 2018. Pero no menos cierto es que el precio pagado es exorbitante: el gobierno vasco, como saben, ingresa los impuestos en su territorio a cambio de devolver al Estado los gastos que tiene en el mismo, el llamado cupo, que venía siendo positivo para Euskadi y, al actualizarse, va a serlo más. Es decir, el País Vasco recibirá aún más dinero del que aporta a las arcas comunes. Son cuentas del Gran Capitán o el voto peneuvista se ha puesto por las nubes. Sólo Ciudadanos y Compromís se opusieron, el resto de los partidos aceptaron que una de las comunidades más ricas, en vez de ayudar a las demás, reciba dinero de ellas.
Montoro hizo virguerías para demostrar que no es así, sin lograrlo, claro. Sencillamente, la política se ha impuesto a la hacienda. Rajoy quiere terminar la legislatura con la economía a buena marcha y sacrifica todo a ello. Pienso que se equivoca por atentar contra uno de los pilares de la democracia: el de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y ante hacienda, sin la que no habrá regeneración de nuestro sistema.

Aparte de haber vendido la primogenitura por un plato de lentejas: los nacionalistas vascos le apoyarán sólo en ese punto, pero seguirán buscando la independencia. Rajoy podía haber resistido a pie firme el desafío de ese nacionalismo como resistió el del catalán, prorrogando el actual presupuesto. Y si junto al resto de partidos le hacían la vida imposible, convocar elecciones generales, que no interesan al PNV. Así, en cambio, debe renunciar a la bomba H que representa llamar de nuevo a las urnas a todos los españoles tras los gravísimos acontecimientos ocurridos los últimos meses. Siendo muy distinto competir tras haber derrotado al nacionalismo catalán o tras haber claudicado ante el nacionalismo vasco.
La situación me recuerda a la de 1966, cuando Aznar, por el puñado de votos que le faltaban para ser investido, se puso en manos de Pujol, que inició la marcha que ha llevado a su sucesor actual al exilio belga. Pues no nos engañemos: al nacionalismo no le apaciguan las concesiones, al revés, le engordan. Cediendo a Ciudadanos el centro de la política española, lo que no favorece al PP, y al chantaje del nacionalismo vasco, lo que no favorece a España, Rajoy, creo, se equivoca. Aunque preferiría equivocarme yo.
NO SE PUEDE HIPOTECAR A LOS ESPAÑOLES PARA PODER GOBERNAR.

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