La policía francesa durante su intervención
Un presunto yihadista francés mata a un policía y una funcionaria de Interior
El atacante fue condenado en 2013 por reclutamiento de radicales hacia Afganistán
Un presunto yihadista, condenado a tres años de cárcel en 2013 por reclutar radicales para Afganistán y Pakistán, ha desatado el drama en un tranquilo barrio residencial de Magnanville, a 50 kilómetros al oeste de París. En torno a las 20.30 horas de la tarde del lunes, el hombre, identificado como Larossi Abballa, de 25 años, atacó a un comandante de policía, de 42 años, a las puertas de su casa con un arma blanca. Inmediatamente después, el atacante se refugió en casa de la víctima donde presuntamente degolló a la mujer, funcionaria, de 36 años, de la comisaría de Mureaux, próxima al lugar. Tras horas de negociación con las fuerzas del orden, estas asaltaron la casa, abatieron a Abballa al filo de la medianoche y encontraron "conmocionado pero indemne" al niño de la pareja, de tres años.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, ha calificado el acto de "terrorismo abyecto" a su salida de una reunión de urgencia en el palacio del Elíseo. Abballa, según las primeras informaciones, reinvindicó pertenecer al Estado Islámico durante la negociación con los agentes de élite del RAID que habían acudido al lugar, y también publicó un mensaje con el mismo contenido. El presidente de la República, François Hollande , ha condenado el "odioso asesinato", que es "incontestablemente terrorista". La policía ha detenido ya a lo largo de la mañana a dos próximos del homicida.
La agencia de noticias Amaq, vinculada al Estado Islámico, ha reivindicado el atentado diciendo que "un combatiente" del ISIS lo ha perpetrado. Si finalmente se confirma, sería el primer ataque en Francia desde que se impuso el estado de excepción (aún vigente) el pasado noviembre por los ataques que causaron 130 muertos en varios ataques simultáneos, uno de ellos la sala Bataclán, el pasado 13 de noviembre.
Es una circunstancia que esta mañana del martes asoma en las críticas de los políticos; un doble asesinato en pleno despliegue de seguridad para proteger a un país especialmente amenazado. "El estado de excepción y el paquete legislativo para reforzar la seguridad sacrifica libertades, ¿pero protegen?", se ha preguntado la dirigente verde Esther Benbassa. El diputado conservador Eric Ciotti, de Los Republicanos, ha pedido que se mantenga arrestados a los 1.000 radicales franceses fichados en Francia. "Hay que adaptar la respuesta del Estado a las circunstancias", ha pedido su jefe Nicolas Sarkozy. La líder ultraderechista Marine Le Pen ha expresado su "cólera" al conocer los antecedentes de Abballa. El senador del mismo partido, Bruno Retailleau, ha denunciado fallos de los servicios de espionaje.
A la defensiva, Cazeneuve ha explicado que desde enero se ha detenido a un centenar de radicales que suponían un riesgo para el país. "La amenaza es elevada", ha insistido. El portavoz del Gobierno Stéphane Le Foll ha argumentado la dificultad de prever ataques de lobos solitarios, gente aislada, dice, que nunca se sabe cuándo va a entrar en acción.
Larossi Abballa era conocido por delitos comunes, pero en 2013 fue condenado a tres años de cárcel por "asociación de malhechores en preparación de actos terroristas" en el marco de una red que se encargaba de llevar yihadistas a Afganistán y Pakistán. Recientemente, era investigado por estar presuntamente relacionado con una red que enviaba radicales a Siria. A pesar de todo ello, el fiscal de Versalles ha declarado esta mañana no tener todavía indicio serio sobre la motivación del doble asesinato. El atacante era de nacionalidad francesa, nacido en Mantes-la-jolie, un pueblo muy próximo a Magnanville.
Este doble asesinato ocurre dos días después de que un yihadista también con perfil de "lobo solitario" atacara una discoteca gay en Orlando (EE UU) y asesinara a 49 personas.
LA MUERTE ACECHA EN CUALQUIER ESQUINA DE LA CALLE
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