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miércoles, 3 de septiembre de 2014

LA MATANZA DE DELFINES ES UN CRIMEN QUE TOLERAMOS

Gobierno de Japón: Pongan fin a la masacre de delfines en Taiji
 
Gobierno de Japón: Pongan fin a la masacre de delfines en Taiji
Otro año más comienza una nueva temporada de caza de delfines en Taiji, Japón. Esta petición expresa nuestro absoluto rechazo a esta masacre, así­ como nuestra profunda preocupación por los peligros asociados a la salud humana que tiene el consumo de carne de estos cetáceos.
Japón es un país admirable en muchos aspectos, un país puntero en avances tecnológicos y ciencia. Por eso le pedimos que demuestre esa evolución abandonando estas prácticas retrógradas y salvajes y mirando hacia el futuro.
Los métodos utilizados son crueles y amenazan las poblaciones silvestres de delfines. Los delfines son una de las especias más inteligentes de nuestro planeta, poseen una capacidad intelectual y un cerebro parecido al hombre en tamaño y por nuestras limitaciones y poco interes en invertigar a las capacidades intelectuales de otras especies desconocemos la misma, pero con su comportamiento han sido capeces de demostrar que ellos sientes curiosidad y empatía hacia los hombres. Nosotros no hemos sabido corresponder a esa empatía. Nos comemos o asesinamos por placer cuanto se nos pone por delante ¿y nos consideramos una especie avanzada?
La crueldad asociada a las matanzas anuales de Taiji no sólo se limita al sufrimiento fí­sico de esos animales. Antes de la matanza, los delfines sufren altos niveles de estrés y pánico a causa de la persecución y encierro. En muchos casos, grupos familiares son testigos de la masacre de sus pares, aumentando el nivel de terror previo a la matanza.
Los pescadores involucrados argumentan que estas matanzas son necesarias como "control de plaga", ya que de acuerdo a sus testimonios los cetáceos consumirá­n grandes cantidades de peces, compitiendo e incluso afectando las actividades productivas. Al respecto, cabe recordar la existencia de un importante número de publicaciones científicas que evidencian que la industria pesquera es la responsable de la declinación de las poblaciones de peces comerciales, así­ como del inminente colapso de las pesquerí­as. En este sentido resulta inadmisible utilizar a las diversas especies de cetáceos para promover propaganda carente de fundamentos científicos serios, lo que sólo  beneficia los intereses de la industria pesquera.
Adicionalmente, las cruentas matanzas de Taiji desafí­an abiertamente las recomendaciones de la Comisión Ballenera Internacional y su Comité  Cientí­fico, ignorando reiterados llamados a detenerlas hasta evaluar el estado de conservación de las poblaciones afectadas.
Resulta preocupante que sólo en Taiji más de 2,500 delfines mueran anualmente en estas matanzas programadas, y que más de 23,000 sufran el mismo destino alrededor del paí­s. Esto con el objetivo de comercializar su carne para el consumo humano o abastecer la industria del cautiverio de cetáceos en paí­ses como China, Corea del Sur, IrÃn y Dubai, entre otros.
Considerando que el gobierno de Japón ha declarado en diversas oportunidades que los cetáceos son recursos marinos que deben ser utilizados de manera extractiva para el consumo humano, es necesario destacar la sólida evidencia cientí­fica existente sobre los graves riesgos a la salud humana asociados al consumo de estos mamí­feros marinos. Diversos análisis independientes, algunos realizados por especialistas japoneses, evidencian que la carne de pequeños cetáceos contiene altos niveles de elementos tóxicos como metil-mercurio y contaminantes orgánicos persistentes, entre otros, que sobrepasan significativamente los lí­mites establecidos por el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar de Japón.
Investigaciones realizadas entre el 2007 y 2008 en Taiji por el académico de la Universidad de Ciencias de la Salud de Japón, Tetsuya Endo, revelaron que un 6% de las personas muestreadas presentaron niveles de metil-mercurio superiores a 50 partes por millón. Esto es suficiente para generar posibles daños al sistema nervioso, como los ocurridos en Minamata entre las décadas de 1950 y 1960 , cuando decenas de pobladores murieron por intoxicación con mercurio o hidrargirismo.
La investigación también reveló que a pesar de no consumir carne de cetáceos con frecuencia, el total de las personas muestreadas en Taiji presentaron niveles de mercurio 10 veces más alto que el resto de la población nipona. Sin embargo, el gobierno de Japón ha encubierto los peligros asociados al consumo de carne de cetáceos.
En mayo de 2010 el diario The Japan Times publicó los resultados de un estudio realizado por el Instituto Nacional de la Enfermedad de Minamata (INEM). Este evidenciaba "concentraciones extremadamente altas de metil-mercurio (MeHg) en el cabello de los residentes de Taiji". Sorprendentemente el informe del INEM concluía que "los habitantes de Taiji no presentan problemas de salud relacionados a la contaminación  con mercurio". La razón es que el estudio ignoró procedimientos protocolares rutinarios para evaluar el daño neurológico ocasionado por el metil-mercurio, como el "protocolo de discriminación de dos puntos". Esto a pesar que en 2006 la Corte Suprema de Japón adoptó dicho protocolo como el procedimiento estándar para detectar daños al cerebro generados por envenenamiento por mercurio.
El metil-mercurio es más tóxico que el mercurio metálico. y se bioacumula más rá¡pidamente que el mercurio inorgánico. Los sí­ntomas por envenenamiento de metil-mercurio incluyen pérdida de la coordinación y de la visión, así­ como deterioro mental y auditivo. Adicionalmente la exposició crónica a metil-mercurio también genera malformaciones fetales y déficit conductual en los hijos de madres consumidoras de carne de cetáceos. 
La edición de septiembre de 2010 de la publicación especializada Problemas Actuales en Pediatrí­a y Salud Adolescente, incluye una extensa revisión sobre las evidencias de los efectos de la exposición al mercurio en niños y jóvenes, realizada por un grupo de investigadores en salud pública. Entre sus conclusiones, los especialistas destacan que: (1) el mercurio es un elemento altamente tóxico; (2) no se conoce ningún nivel seguro de exposición a mercurio; y (3) ningún niño  o adulto debería tener mercurio almacenado en su cuerpo porque no aporta ningún beneficio fisiológico.
Por ello, preocupa que a pesar de los evidentes riesgos asociados a la salud humana, el gobierno de Japón continúe comercializando - e incluso distribuyendo gratuitamente - carne contaminada de cetáceos en escuelas públicas.
El pueblo japonés, su cultura y valores éticos nos merece nuestro mayor respeto y admiración. Por ello, ante las implicancias de la matanza anual de delfines en Taiji sobre los ecosistemas marinos, la conservación de poblaciones y especies de cetáceos y la salud pública, solicitamos al gobierno de Japón reconsiderar su posición, y sumarse al creciente número de países, tal como Chile, que se benefician del uso no letal de estos valiosos mamí­feros marinos.
TENEMOS QUE OPONERNOS A ESTE CRIMEN ANTINATURAL CON TODAS NUESTRAS FUERZAS.

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