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lunes, 23 de diciembre de 2024

VIVIMOS EN LA MENTIRA .

 Cdenas "soalidarias" de mentiras, guerras enconadas por el poder, delitos de trinque por doquier... ¿por dónde empezar a desentrañar las mentiras?

En el país que vivo, mi país, hay una sensación general perceptible de anomia (ausencia de ley) y entumecimiento.

La corrupción y una sensación latente de catástrofe global son evidentes en todas partes, los cielos son de un gris plateado mosqueante tres cuartas partes del tiempo, la sensación de no saber qué creer resulta desgarradora...

El montón humeante de estiércol de caballo que rodea los muros de Moncloa es un anuncio para ciegos de lo que se trama en su interior. No lo ven, pero lo huelen, y la pestilencia puede hacer que los sonámbulos, increíblemente dormidos y abducidos, despierten y exijan cuentas.

Sí, estamos asediados por corruptos y malhechores, y el hecho de que haya gente que no entienda el puro sentido común de esto es un testimonio de la reducción del cerebro en todas partes.

Pienso que estar consciente y vivo, aunque nuestras vidas nos resulten incómodas, es bastante mejor que estar dormidos y sumidos en una realidad cada vez peor.

Tener la oportunidad de trabajar, a nuestro ritmo, en las soluciones, junto con otras personas que están despiertas como nosotros, además de despertar a los durmientes hasta que salgamos de esta distopía diseñada por los políticos elitistas fuera de la ley, que nos atracan y subyugan, es nuestra responsabilidad.

Todos los políticos que hagan su juramento de servicio al pueblo deberían reconocer y admitir que el precio de cualquier mentira que hagan en el ejercicio de sus funciones significa la horca (sentido figurado) en horarios de máxima audiencia de la televisión e internet.

Estafar es un riesgo para la salud, como bien saben sus señorías, aunque mucho menos grave que fumar, esnifar cocaína, beber en exceso, "pecar" en exceso, etcétera, como también saben muchas de sus señorías.

Es ley de vida, sí, y por eso mismo no tengo dudas de que todos los canallas se irán concentrando en el panteón de la familia "Trin Car".

Aun así, serán muchos los acólitos obtusos e indulgentes que, al grito de "¡sí, pueden ser estafadores, pero son nuestros estafadores!", depositarán una corona de flores en señal de respeto y pleitesía.

Así nos va, pero muchos de nosotros jamás seremos indiferentes ante la injusticia.

"Nunca renuncies a tu derecho a estar con la gente que amas" ("Never surrender your right to be with the people you love"). Hay personas y lugares que son tuyos y para ti, siempre.

Saludos cordiales.

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