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martes, 17 de octubre de 2023

EL PERRO, TU SEÑOR por José Ángel Miyares Valle

 


EL PERRO, TU SEÑOR

Observo cotidianamente como los amantes del  perro ,que son muchos  más que los que no lo tienen, caminan a sus órdenes, pues el perro marca el paso y las paradas mientras el dueño o dueña  solícitos  se dedican a recoger sus excrementos , el perro cuando le parece hace sus necesidades allí donde se le apetece a veces engaña  al dueño y hace como que  las hace y no las hace ,el dueño saca su bolsita de heces , las recoge aun calientes con sumo placer pero el perro me parece que reniega de verse tan humanizado ,desearía llevar más una vida de perro como aquel perro que teníamos en la finca donde dormían entre  el heno bien arropado y  salían del su lecho cuando querían sin horarios  a pasear y correr tras los pájaros o gatos a sus anchas, veo a perros con cara de pena atados para siempre al riguroso collar, tiene  solo unos minutos si cabe para correr un  poco a sus anchas por el campo, muchas veces sale con inmensas ganas de orinar y a la primara descarga su vejiga sin más en una esquina, maceta o farola y se queda tan ancho ,digo tan triste por su cruel  destino, el perro es perro, debe ser muy querido y bien tratado pero de ahí a veces le visten  como si fuera un niño  hijo, es un síntoma  de locura colectiva que los amantes de la libertad de los animales nos asombra y no estremece ¿cuánto sufrirían los perros? si por casualidad un día el perro hablara de tanto humanizarlo ¿cuantas cosas les diría a sus dueños y no muy bellas de agradecimiento, esa vida de gabardina y correa es una vida mucho más  perra que la de la libertad del pastoreo, guardián de  las casas de campo y ayudante de sus dueños , a veces en la  ciudad se les encumbra al don del señor absoluto pues cuando el dueño camina con el perro por  la acera, el perro en paralelo a su dueño con la cadena  entre ambos  no dejando paso  por la acera y te debes de bajar tú de la acera y no digas nada porque tienes mucho más que oír tu ,que reconocer su descaro, este verano he visto con asombro en restaurantes buenos al dueño o dueña con su perro en el regazo y comían del mismo plato, a mi sinceramente me daba cierto asco y no digas nada porque lo más probable es que te tengas que marchar agredido al menos verbalmente, lo que me lleva a pensar que el perro está tratado como un señor pero él se considera esclavo de tanto loco como se puede observar, he visto perros con gafas de sol, zapatos, gorros y con vestidos en carritos de bebes, ósea eso no es de recibo, es una  locura de sus dueños que muestran en el animalito su paternidad frustrada pero no es un niño sino un perro  a ver si se enteran ,tuve hasta seis perros en una finca de 5.000 metros cuadrados  con buena comida y cama de paja  bien tratados, alimentados, vacunados y desparasitados, como deben de estar, pero perros grandes en pisos  sufren mucho y se adaptan porque no conocen otra vida pero no dejan acortarles la vida, su vida se corta más que si viven en  el campo  y tienen muchas más enfermedades por  ese sedentarismo absurdo ,sencillamente es la fiebre de tener un perro y motivo de socialización de sus dueños contando en parques  su virtudes, antes se habla con orgullo de los hijos hoy como esos no existen, pues hablamos de las maravillas de mi perrito que solo le falta hablar mejor  que no lo hagan porque si lo hicieran sonrojarían a sus dueños. Otro día hablaremos del deceso perruno, plañideras y cementerios, que esa es otra.

José Ángel Miyares Valle.

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