Una abstención histórica superior al 50%, puede complicar los resultados
Los sondeos vaticinan la participación más baja en una legislativas desde 1958 con un índice de abstención de hasta el 55%
Todos los estudios anuncian para hoy una abstención del 54 o 55%, la más alta de todas las elecciones legislativas desde 1958. Teóricamente, esa abstención pudiera favorecer al partido de Macron y perjudicar al de Marine Le Pen, con un primer riesgo de fondo: los posibles perdedores tendrán la tentación de denunciar la «falta de legitimidad» de los resultados.
Los mejores analistas temen que se trate de una cuestión de mucho calado social: la emergencia de una Francia desencantada con la política -criticada por su ineficacia- y los políticos -criticados por insensibles a los problemas de cada día-. Teóricamente, los electores de Macron y Mélenchon son los más motivados: para defender el conservadurismo moderado o para apoyar una ruptura. Los electores de extrema derecha pudieran ser víctimas de un «cansancio sin perspectivas».
A mediodía, la participación en la primera vuelta de las legislativas había alcanzado el 18,43% a las 12.00 horas, 0,8 puntos menos que la registrada en 2017, según el Ministerio del Interior. Hace cinco años la asistencia fue del 19,24% en la Francia continental y en esta ocasión todo apunta a que la abstención volverá a ser decisiva para los resultados.
Cuanto menor sea la participación, menos posibilidades de que se decida la elección en primera vuelta, ya que además de lograr el 50 por ciento de votos, es necesario que la participación alcance el 25 por ciento.
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