Se vende el Sahara. Precio por detallar
Sánchez no mencionó a Argelia y a la excolonia solo muy al final: nuestro compromiso se reduce a estas alturas a un programa de acogida de niños
En una sesión dedicada a «mi viaje a Marruecos», sorprende lo poco que se habló de ello. El presidente actúa por libre, pero tampoco es que al informar al Congreso se estire demasiado. Aprovechó que daba cuenta del Consejo Europeo para centrarse en sus obsesiones: lo verde y Ucrania. Sánchez usa un plural atlántico, «nosotros», y se acaba teniendo la sensación de que es él quien lucha contra Rusia, la embarga, la acorrala, de que Sánchez está churchillianamente al frente. Natural que de Marruecos hablara solo al final de su intervención. Anunció (nos suena) «un tiempo nuevo», un «respeto mutuo», y una posición en la que se alinea sin rubor tras Francia, Alemania, EEUU y hasta los Países Bajos.
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