La 'crisis Pegasus' y su defensa del CNI refuerzan a la ministra Robles
El cese de la jefa de la Inteligencia supondría una crisis innecesaria a dos meses de la Cumbre de la OTAN
A menos de dos meses de la Cumbre de la OTAN en Madrid (28-30 de junio) la mera posibilidad de una destitución o relevo en la cúpula del Ministerio de Defensa por la crisis de espionaje 'Pegasus' «hubiera sido un varapalo para la imagen exterior y la propia estabilidad del Gobierno: un factor no deseable de cara a los aliados y la propia moral de las Fuerzas Armadas y miembros del CNI».
Así lo reflejan fuentes militares a ABC que reconocen que la comparecencia del miércoles de la ministra Margarita Robles ante la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados «ha gustado» por la «férrea defensa» que hizo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) -dependiente del Ministerio de Defensa- y la legalidad de sus acciones, incluso «a riesgo de que marcase grandes diferencias con otros miembros del Gobierno».
Claro está, el pulso Robles-Bolaños puede no haber acabado aún. Y el cese de la directora del CNI, Paz Esteban, «aún es posible». Si el Gobierno ofreciese al independentismo la 'cabeza' de esta experta funcionaria de la Inteligencia española -40 años de servicio la avalan en 'la Casa'- dejaría también en mal lugar la apuesta del Gobierno por que una mujer ostentase al fin ese cargo.
Defensa del CNI
«No voy a tolerar que hagan imputaciones a quien no puede defenderse», «no hay más que mirar las normas y en las normas está perfectamente recogido todo», dijo Robles ante los diputados en una Comisión de Defensa que, en teoría, era para informar sobre la nueva Brújula Estratégica de la UE para la Seguridad y Defensa y sobre los despliegues españoles en el exterior. Además, mostró su «orgullo» por los 3.000 trabajadores del CNI.
En el Ministerio de Defensa siempre se defendió esa legalidad en las actuaciones del CNI. Desde que comenzó a aparecer el caso en la prensa internacional -vía la revista estadounidense 'The New Yorker'- y durante el posterior eco en el independentismo catalán, con Carles Puigdemont a la cabeza, se defendió de manera oficial que el CNI «había actuado en todo momento, con arreglo al ordenamiento jurídico y salvar los obstáculos de secreto, transparencia y reserva de sus actuaciones, que le vienen impuestas por Ley, en concreto su Ley Reguladora 11/2002».
Evidentemente, la defensa que ha hecho Robles de la directora del CNI y el pulso mantenido con Bolaños le refuerzan en clave interna ministerial -algo que se echó de menos cuando la crisis de las vacunas que obligó a la dimisión al ex Jemad Miguel Ángel Villarroya- pero también en clave gubernamental. Parece que se ha sobrevivido a una semana muy crítica en el Gobierno: un cese de Paz Esteban a menos de dos meses de la Cumbre de la OTAN hubiera desatado posiblemente una crisis mayor. «Le ha echado huevos», resume una segunda fuente militar en lenguaje más prosaico pero quizá más efectivo.
De la ministra Robles se suele decir que es la ministra con más ascendencia entre los votantes de PP y Vox. Es considerada como la ministra con más sentido de Estado dentro de un Gobierno PSOE-Podemos. Este aura, que por otra parte no incomoda al PSOE ni tampoco a Podemos, pues le deja margen para desmarcarse de cara a su electorado, se ve forjada no solo por su formación jurídica sino también por la continuidad que ha dado a las políticas de defensa tras la moción de censura y, luego, tras la formación del gobierno de coalición en enero de 2020.
«Obviamente hay claves personales, propias de la ministra, y proyectos o políticas más reconocibles con el PSOE en su modo de percibir la defensa y gestión, pero en los grandes asuntos ha habido continuidad», explica una tercera fuente militar que trabaja en el Ministerio de Defensa.
Fuerzas armadas
Esa «continuidad» hace de este departamento lo más parecido a un 'Ministerio con política de Estado' y concita un cierto consenso, «buscado o no», que gira en torno a tres grandes pilares. El primero, que mantuvo la cúpula militar durante su primer año y medio respetando así los tiempos para los relevos posteriores de los ejércitos (el jefe del Ejército del Aire es todavía el de Cospedal y el Jemad actual era jefe de la Armada en el anterior Gobierno).
El segundo, que dio continuidad a todas las misiones en el exterior, sobre todo a aquellas iniciadas con el PP en el flanco Este de la OTAN (Letonia y misiones con aviones de combate en el Báltico) y que podían ser objeto de polémica por el entonces vicepresidente Pablo Iglesias. Además, no se ha renunciado a incrementar la presencia militar en las mismas o tener un papel sólido en la guerra de Ucrania con el envío de lanzagranadas, munición, fusiles de asalto... Un hecho que ha sorprendido en alguna embajada occidental, que quizá no esperaban una respuesta tan clara por parte española.
Y en tercer lugar, está la inversión en grandes programas de armamento (nuevas fragatas F-110, vehículo blindado 8x8, submarino S-80), que ha continuado y ha habido nuevos anuncios (futuro avión de combate europeo, Eurodron...) que elevan la inversión a más de 15.000 millones, para próximos años siendo el mayor gasto en una legislatura.
Por último, el papel de las Fuerzas Armadas durante estos dos últimos años (Covid, vacunación, Filomena, volcán de La Palma, crisis de Ceuta o Kabul) ha sido resolutivo. Todo ello hace que Robles se vea fuerte también dentro del Gobierno. Una especie de 'Madame Estado' que no vacila en defender al CNI en mitad de la vorágine provocada por la propia Moncloa.
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