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miércoles, 20 de abril de 2022

UNA CÁMARA ACORAZADA PARA BLINDAR LA IDENTIDAD DIGITAL.

 Una cámara acorazada para blindar la identidad digital

La UE trabaja en un proyecto que cambiará la forma de concebir la economía y el control de los datos personales

El sector financiero es el alumno aventajado, pero otros sectores están reconociendo las potencialidades de la biometria

Convertir la identidad en una cámara acorazada es el reto de una sociedad digitalizada, especialmente cuando la tecnología crece de forma geométrica y el marco legal para abordarla lo hace de forma aritmética. Y en un momento donde la pandemia ha puesto en evidencia la necesidad de desplegar toda una batería operativa en remoto que exige saber que la persona que está al otro lado es quien dice ser. Pero al mismo tiempo que estas soluciones tecnológicas se sofistican, dependiendo del sector y con aplicaciones de biometría cada vez más depuradas, también se redoblan las amenazas de fraude y las posibles brechas de ciberseguridad.

El equilibrio entre operatividad y seguridad es complejo. Y también entra en juego la privacidad de los datos del usuario y la posible pérdida de control sobre su información personal.

Como dice Juan Carlos Ruiloba, ex inspector jefe del Grupo de Cibercrimen del Cuerpo Nacional de Policía en Barcelona, «se pone a prueba el vigor de la tecnología empleada con un dato biométrico que es único e intransferible». Frente a todos estos problemas lo que queda claro es que la autentificación de la identidad es una necesidad global, multipaís y multiindustria, que reclama su soberanía en el mundo virtual.

Las dificultades de verificar la identidad en la red es algo que conoce de cercaPaloma Llaneza, una abogada especialista en protección de datos que ha intervenido en la elaboración de la Carta de Derechos Digitales y ha publicado un libro titulado ‘Identidad digital’. Apunta que el primer problema es que no hay una definición de identidad digital. «Desde el punto de vista legal la identidad digital puede ser diversas cosas, desde un avatar a cualquiera de las manifestaciones dentro del entorno digital. Lo que tenemos es un cierto consenso a partir de la Carta de Derechos Digitales de que cuando hablamos de ella nos referimos a la identidad legal en los ámbitos digitales. Así sería la capacidad de identificar a una persona por sus atributos, con la finalidad de que pueda actuar en el ecosistema online para poder comprar o vender y quien le presta servicio sepa que la persona que accede a ellos es la que dice ser».

Tener el mando

Mientras que en Estados Unidos tienen un problema para identificar a sus ciudadanos y tienen los mayores índices de robo de identidad. La UE está trabajando en una reforma del reglamento eIDAS, de identificación digital en Europa que supone un nuevo medio de identificación, el famoso ‘wallet’ europeo. «Es una aplicación, en un entorno móvil ,en el que se cargarían todas las credenciales de una persona en un único billetero», explica Llaneza. Estas credenciales vienen verificadas criptográficamente por los emisores, el fichero que se forma en la aplicación contiene las pruebas de que ha sido emitido por la entidad pertinente y que pertenece a esa persona.

El sistema que propone la UE alrededor del ‘wallet’ europeo está basado en la idea de identidad soberana, en la gestión por parte de los ciudadanos de sus datos personales. Sería el propio titular de esa información el que tenga la última palabra sobre cómo y con quien la comparte, sin delegar esa tarea en proveedores o intermediarios, tal y como sucede ahora. Por ejemplo, se podrá verificar si una persona es mayor de edad sin tener que dar su fecha de nacimiento. Se lograría así una mayor protección de la privacidad y de la protección de datos.

En ese complejo ecosistema, según la consultora estratégica global McKinsey & Company, la incorporación de la Identidad Digital en los modelos de negocio puede reducir el 90% del coste de adquisición de clientes, y producir un valor del 3 al 13% del PIB en 2030. Asimismo, un informe de MarketsandMarkets pronostica que en 2024, las soluciones de identidad digital generarán 30.500 millones de dólares.

Una prospectiva con la que Fernando García-Quismondo, Product Manager-Digital Identity de PagoNxt del Grupo Santander, está familiarizado porque se han llevado a cabo en los últimos años diversos proyectos destinados a permitir un alta de cliente 100% digital, donde la verificación de identidad y la biométrica son claves. «Debemos interiorizar y hacer entender a los clientes que la biometría es el nexo de unión más natural que existe entre el `yo físico´ y el `yo digital´. En esto fuimos pioneros, implantando soluciones de biometría de voz en los ‘call centers’ de México o Polonia hace años», establece García–Quismondo.

La contraseña es la persona

En esta omnipresencia de la identidad en el mundo digital, cobra especial importancia las posibilidades de la identificación biométrica, que deberá ser adaptativa y multifactor. García-Quismondo no tiene dudas de que el crecimiento de esta tecnología será relevante en un futuro cercano.

En el fondo, con esta soluciones biométricas se está garantizando el derecho a uso de una identidad real porque comprueba no lo que sabes, como puede ser el DNI o un código, sino lo que eres. Y como matiza Eduardo Azanza, cofundador y CEO de Veridas, una de las empresas líder en biometría, «la identidad digital real es la que unimos a la biometría de la persona. A ti te reconoce tu madre o tu vecino por tus características biométricas. y la diferenciamos de la identidad digital que se da desde hace muchos años. Pero en un certificado digital, si tú tienes un password y un archivo de certificado digital puedes ejercer una identidad que no fuera la tuya, porque dispones de unas credenciales indirectas. Una identidad digital real evita la suplantación».

Como compañía hacen básicamente dos cosas: verificar la identidad y desplegar una tecnología para que cualquier persona en el mundo, con cobertura global, pueda verificar su identidad sin estar presencialmente. Azanza aclara que un elemento definitorio de su empresa es que los motores de biometría facial transforman la cara en una sucesión de números que representan la cara a nivel de comparación, pero con esos números un cibercriminal no puede volver hacia atrás y reconstruir tu cara. La conversión de cara a vector biométrico es unidireccional. Y no usamos datos de ningún cliente para entrenar nuestros motores ni guardamos ningún dato.

El CEO señala que la biometría tiene como ventajas que mejora la experiencia de usuario y el impacto añadido a nivel de coste y eficiencia. Ahorra tiempo y reduce la huella de carbono, un rasgo de sostenibilidad importante porque se evitan los desplazamientos. También validan la identidad en el mundo físico para que conductores en centros logísticos pueden acreditar su identidad de manera remota o espectadores que puedan acudir a un evento o un recinto deportivo. Están trabajando con Renfe para acceder al tren con el DNI con lectura automática. Los motores de biometría de Veridas están avalados por la entidad estadounidense NIST (Instituto Nacional de Normas y Tecnología) que evalúa a nivel mundial la calidad de biometría y la aplica en más de cien salas de juego, para evitar que menores entren en las salas. Veridas pinta un futuro en el que se esté pagando por la cara, y donde las personas tengan el derecho a que voluntariamente quieran acreditarse por su biometría.

Hacer la firma digital segura es el campo de batalla en el mundo virtual
Hacer la firma digital segura es el campo de batalla en el mundo virtual - José maría nieto

De la evolución y despegue de esta tecnología y de la identidad digital en España ha sido testigo Alfonso Carcasona, CEO de Camerfirma, «en la medida en que el nombre de usuario y la contraseña han sido puestas en duda en los juzgados, las empresas han tendido, cada vez más, a dar importancia a las firmas con certificados más cualificados, más fuertes en la identificación del firmante». Es ahí donde se posiciona con solidez Camerfirma, verificando las identidades de las personas físicas y jurídicas. Es una sociedad participada por la multinacional italiana Infocert y la Cámara de Comercio. Carcasona explica que «el objetivo que tenemos es ayudar a la transformación digital de España a través de la dotación de identidades digitales, sin las cuales es imposible poder realizar transacciones a distancia de manera segura. Desde Camerfirma no afrontamos el tema de la identidad desde la perspectiva de la tecnología, sino desde el cumplimiento normativo».

Funcionario virtual

Camerfirma está catalogada como una de las soluciones líderes a nivel mundial por parte de la consultora IDC International Data Corporation, que es el principal proveedor mundial de inteligencia de mercado y servicios de consultoría, cuenta el CEO. «No en vano los bancos que no tienen sucursales y necesitan herramientas virtuales de Onboarding e identificación acudieron a Camerfirma lo que les ha ayudado a hacer una captura de 800.000 clientes en un plazo de seis meses, lo que en el mundo analógico hubiese resultado imposible», indica.

El CEO señala que de cara al futuro el sector de la salud, de los seguros, el de las telecomunicaciones y la energía son los que tendrán mayor petición de sus servicios. Y detalla que la Administración aumentará su demanda en 2022. «En 2021 ya hemos iniciado esa virtualización con éxito en la Administración italiana mediante el funcionario virtual. La pandemia ha hecho que el ciudadano y la Administración se den cuenta que se pueden virtualizar muchas operaciones».

`Blockchain´para la identidad

Irene Hernández, fundadora y CEO de Gataca, conoce de primera mano los proyectos y los cambios que se van a dar en el marco europeo. Su empresa apuesta por la identidad digital descentralizada que es una nueva tendencia dentro de la identidad digital. Considera que el fraude es un problema creciente y viene derivado por la arquitectura de autenticación que tenemos en internet, y esto no va a parar porque estamos abocados a una digitalización plena de la economía. «Lo que proponemos es cambiar radicalmente la arquitectura con la identidad descentralizada. Siempre hay un ‘trade-off’ entre lo que es seguridad, privacidad y usabilidad. La identidad soberana de la UE pretende cubrir las tres. Tengo una identidad que yo gestiono, y en lugar de suscribirme a los servicios, lo que hago es que los proveedores de servicios se suscriban a mí identidad», explica Hernández.

Gataca ofrece un producto a medida con la idea de un monedero único o ’wallet’ de la UE, lo licencian a gobiernos y a cualquier emisor de credenciales, para poder generar estos documentos y enviarlos al usuario final. Y también tienen el sistema que permite a las empresas autenticar de forma instantánea a los usuarios que tienen ya ese monedero. En Europa en 2018 la Comisión Europea comenzó a trabajar en el proyecto European Blockchain Services Infraestructure (EBSI), que es un consorcio de 29 países para impulsar el uso de tecnología blockchain como catalizador de la digitalización en Europa.

Hernnández puntualiza que India tiene el sistema de identidad la más grande del mundo, por volumen de ciudadanos que es Aadhaar que recoge datos biométricos, y no puedes hacer nada si no la tienes, estás obligado a tener una identidad digital, en cambio en Europa se le daría al ciudadano una opción. Y señala que lo que no se preende es la idea de vigilancia masiva que se debate en China. Actualmente Gataca ayuda a la Comisión Europea a definir las especificaciones técnicas para dar con una identidad soberana. Su valor reside en que llegó temprano y ahora tiene la madurez en un amplio nicho de negocio del ‘blockchain’.

En vanguardia

Mastercard también está abriendo el camino con nuevas formas de digitalización. Alberto López, director de Ciberseguridad y Soluciones Digitales de Mastercard, explica que la firma lleva años investigando la biometría facial, dactilar, de voz e incluso el reconocimiento del pulso de los usuarios con los wearables. Lo más avanzado de su cartera de productos es lo que tiene que ver con la biometría del comportamiento.

«Queremos identificar a los usuarios por cómo se comportan a la hora de interactuar con sus dispositivos. Lo que pretendemos es analizar una solución multicapa. Cuando el usario entra en la web de banco, miramos que idioma usa, cómo teclea... lo que genera un perfil del cliente que permite hacer una identificación», explica López. Llevan tiempo trabajando con diferentes startups en pruebas de concepto para otros tipos de identificación biométrica, como pueden ser la voz o las venas de las manos. Y han experimentado con los pagos vía voz, mientras el usuario conduce. También han desarrollado tarjetas biométricas con un lector de huella dactilar incorporada, igual que lo tienen los móviles, de modo que los usuarios puedan realizar los pagos sin necesidad de introducir el pin.

Para López «la tarjeta se está desmaterializando, cuando hablamos de cine en casa ya nadie piensa en VHS o en DVD, sino en HBO o Netflix. Y eso se une a las iniciativas de la UE de tal manera que tu dispositivo móvil sea tu centro de identificación. Con lo cual ya no vamos a necesitar llevar la tarjeta encima, y a partir de ahora vamos a poder ser mucho más digitales».

Por la cara

Mastercard colaboró en un proyecto piloto en 2019 con la EMT, el Banco Santander y la startup británica Saffe, en el marco de ‘Madrid in Motion´, enfocada en pagar en los autobuses con la cara. Y desde 2016 se usa la biometría facial en la Estación Sur de Madrid. Lo que se ha traducido en una reducción de los incidentes de seguridad.

En el sector del comercio la tienda Nestlé Market en Esplugues, Barcelona, desplegó un proyecto piloto que habilitaba el pago de compras a través de los selfis de los clientes. La tecnología fue desarrollada por CaixaBank, Nestlé y el Payment Innovation Hub. Esta experiencia la convertía en la primera tienda de alimentación en España con una tecnología de este t

Y el ejemplo más reciente es el de Aena usa la biometría facial en los aeropuertos. Los responsables de Aena declaran que «este registro permite a los pasajeros pasar por varios puntos del aeropuerto simplemente mostrando su rostro, sin necesidad de sacar el documento de identidad, pasaporte o tarjeta de embarque». Puso en marcha su primera prueba piloto en el Aeropuerto de Menorca, en 2019, donde los pasajeros podían registrarse en el programa biométrico a través del mostrador de facturación de la aerolínea o en un quiosco ubicado en el aeropuerto. Posteriormente la compañía desarrolló una nueva prueba en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, en colaboración con Iberia, y la semana pasada, junto con Vueling y el grupo de empresas tecnológicas formado por Easier, IDEMIA, Indra, Materna-ips y Mobbeel, ha puesto en marcha una prueba piloto de embarque a través del reconocimiento facial en el El Prat, incluyendo como novedad, la facturación de la maleta por biometría.

Lo que viene

En lo que a digitalización se refiere todos estos proyectos impulsados por empresas en España revelan lo que Aniceto Pérez, ingeniero superior y autor del libro ‘El reconocimiento facial es un superpoder’, señala como el dualismo en el mundo virtual entre confianza y seguridad, «estamos dispuestas a aceptar ciertos riesgos a cambio de conseguir ciertos servicios, pero uno está asumiendo más riesgos de los que parece». Por ello Ruiloba advierte que ante los retos del futuro hay que prestar especial atención al desarrollo de los computadores cuánticos, y el mundo poscuántico. Y García Quismondo, del grupo Santander, habla de los peligros del metaverso, porque es precisamente en ese metaverso donde será fundamental dar respuesta a esas dos preguntas clave: ¿quién eres tú? y ¿eres tú realmente tú? De la calidad de la respuesta dependerá nuestra fortaleza identitaria.

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