Polémico vía crucis de la «reconciliación»: una rusa y una ucraniana cargarán con la cruz en Roma
Irina y Albina protagonizarán el vía crucis ante el Papa y lo transforman en cuestión diplomática
«Los gestos de reconciliación sólo serán posibles cuando la guerra haya terminado y los culpables sean condenados con justicia», dice el principal representante de los católicos en Ucrania
La guerra arrasa con todo, e incluso estropea gestos hechos con las mejores intenciones. Es lo que ha pasado con el vía crucis que rezará el Papa mañana, Viernes Santo, en el Coliseo de Roma, que se ha transformado en una espinosa cuestión diplomática, tras dar un papel protagonista a dos mujeres de Ucrania y de Rusia.
Se llaman Irina y Albina y llevan años en Italia. La primera trabaja como enfermera en el Campus Biomédico de Roma; la segunda estudia allí enfermería. «Nuestra amistad nació en el departamento de cuidados paliativos», explica Irina, pues allí recibió Albina como alumna. «Aquí, ante estos pacientes, aprendí que hay que ayudar a todas las personas, independientemente de su nación, o del color de su piel», asegura la futura enfermera rusa.
Irina reconstruye que unos días «después del comienzo de la guerra, a Albina le tocó trabajar en esta zona. Nos bastó con mirarnos a los ojos y casi nos pusimos a llorar. Ella empezó a disculparse conmigo y yo no conseguía consolarla. Se sentía culpable y le aseguré que no tiene nada que ver con lo que está ocurriendo», explicó la enfermera ucraniana a Radio Vaticana.
«Esta guerra está destruyendo lo que nuestros pueblos han construido con muchos sacrificios», asegura Irina. «Es una tragedia que afecta a ambos pueblos», responde también Albina. «Creo que en un futuro próximo, igual que Irina y yo, Rusia y Ucrania aprenderán a vivir en paz, a apoyarse mutuamente. Vivir como una familia. El mundo no necesita guerras, sino paz», añade.
Las dos enfermeras y amigas decidieron publicar juntas un vídeo en YouTube para contar cómo viven la tragedia y para pedir la paz. «Intento hablar por teléfono con mis familiares y amigos para sostenerlos», explicaba Irina. «Soy rusa y estoy contra la guerra. No es de buenos políticos recurrir a la fuerza de las armas para resolver los problemas», decía allí Albina.
El vídeo llegó a la oficina que prepara las ceremonias papales, y allí pensaron que era una buena idea que participaran en el vía crucis del Papa de este Viernes Santo para mostrar las 'cruces' de la guerra y enviar un mensaje de reconciliación.
«Señor, ¿dónde estás? ¿Dónde te escondiste?»
Por eso, les pidieron que preparasen una breve meditación sobre la estación del vía crucis que recuerda precisamente la muerte de Jesús, y que mientras ese texto sea leído, lleven juntas una cruz en la procesión en torno al Coliseo de Roma.
Ambas ideas han molestado en Ucrania tanto a líderes políticos como religiosos, que han solicitado a la Santa Sede que busque alternativas.
«La muerte está alrededor y la vida parece perder valor», escriben en la meditación Irina y Albina. «Todo cambia en pocos segundos. La existencia, los días, la despreocupación de la nieve en invierno, ir a buscar a los niños a la escuela, el trabajo, los abrazos, las amistades, todo. Todo pierde improvisamente valor», describen.
«Señor, ¿dónde estás? ¿Dónde te escondiste? Queremos la vida de antes. ¿Por qué todo esto? ¿Qué culpa cometimos? ¿Por qué nos has abandonado? ¿Por qué has abandonado a nuestros pueblos? ¿Por qué has dividido de este modo a nuestras familias? ¿Por qué ya no tenemos ganas de soñar ni de vivir? ¿Por qué nuestras tierras se han vuelto tenebrosas como el Gólgota?», se preguntan.
«Nos despertamos en la mañana y por algunos segundos somos felices, pero luego nos acordamos inmediatamente de que será difícil reconciliarnos. Señor, ¿dónde estás? Háblanos desde el silencio de la muerte y de la división, y enséñanos a reconciliarnos, a ser hermanos y hermanas, a reconstruir lo que las bombas habrían querido aniquilar», concluyen.
Disgusto del embajador de Ucrania ante el Vaticano
Con un mensaje en redes sociales, el embajador de Ucrania ante el Vaticano, Andrii Yurash, aseguró que están «trabajando sobre esta cuestión, intentando explicar (al Vaticano) las dificultades y las posibles consecuencias».
El principal representante de los católicos en Ucrania, Sviatoslav Shevshuk, usa un tono mucho menos diplomático. El arzobispo mayor de la Iglesia greco católica dice que es una idea «inoportuna, ambigua y que no tiene en cuenta el contexto de la agresión militar de Rusia contra Ucrania». Añade que vista desde el país invadido, esa meditación es «incoherente e incluso ofensiva, especialmente en vísperas de un nuevo ataque de las tropas rusas aún más sangriento que el anterior».
«Los gestos de reconciliación entre nuestros pueblos sólo serán posibles cuando la guerra haya terminado y los culpables de crímenes contra la humanidad sean condenados con justicia», añade el arzobispo. «Espero que mi petición, la petición de los fieles de nuestra Iglesia y de la Iglesia Católica Romana en Ucrania sea escuchada», concluye.
También el nuncio del Papa en Kiev, Visvaldas Kulbokas, ha acusado recibo de la polémica y reconocido que «la reconciliación debe llegar cuando se detenga la agresión, cuando los ucranianos puedan no sólo salvar sus vidas, sino también su libertad. Sabemos que la reconciliación se produce cuando el agresor admite su culpa y pide perdón».
A la vez, ha pedido tener en cuenta que el vía crucis «no es un acto político» y que «bajo la cruz de Jesús hay sitio para buenos y malos, agresores y víctimas». «Es una oración a Jesús para que salve a todos, para detener al agresor y empujarlo a la reconciliación», subrayó.
El Vaticano ha evitado responder públicamente. Su órgano oficial, el Osservatore Romano, ha publicado bajo el título «Amar al enemigo» la historia de otras dos mujeres de Rusia y Ucrania que han protagonizado un Vía Crucis online.
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