El caos en los controles de Barajas deja en tierra a 3.000 pasajeros durante la Semana Santa
El déficit de personal en los controles de pasaportes amenaza la temporada de verano en plena recuperación para las aerolíneas
El caos en los controles de los aeropuertos se agudizan con la recuperación del turismo. Las aerolíneas llevan meses avisando de que miles de pasajeros están perdiendo conexiones aéreas por la falta de personal policial en los filtros de pasaportes de los aeropuertos. Una situación que se ha agravado en Semana Santa, con la vuelta a la normalidad del sector tras dos años de pandemia. Tan solo en el aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas 3.000 personas se quedaron en tierra la semana pasada por las largas colas que se siguen produciendo en momentos determinados del día, según los datos proporcionados ayer en un acto con la prensa por la Asociación de Líneas Aéreas (ALA).
Tal y como adelantó ABC, el problema comenzó el año pasado
. Y ahora las aerolíneas temen encontrarse con la misma situación esta temporada estival, seguramente la más imporante en las últimas décadas para el sector. Los pasajeros afectados son aquellos que viajan hacia países fuera del espacio Schengen desde España. Un alto porcentaje son viajeros extracomunitarios, una denominación que afecta a los turistas del Reino Unido desde el uno de enero de 2021, cuando se oficializó su salida de la Unión Europea.
Este asunto en particular preocupa y mucho a las aerolíneas, ya que se esperan que el turista británico (nuestro principal país emisor, con más de 18 millones de viajeros en 2019) vuelva en masa a los destinos de sol y playa españoles este verano. Para las compañías aéreas este será el primer verano de normalidad en el que habrá que pedir pasaporte a los viajeros de Reino Unido, ya que el flujo de viajeros desde este país el año pasado siguió muy marcado por las duras restricciones del Gobierno de Boris Johnson. Por lo que el sector se juega consolidar a su principal mercado por número de viajeros.
Las peticiones de las aerolíneas al Gobierno para que aumente los efectivos en los aeropuertos han sido reiteradas, pero siguen sin resolverse. Incluso el PP llevó a finales del año pasado un proyecto no de ley al Congreso para incrementar con carácter de urgencia la dotación de Policía Nacional en las infraestructuras afectadas, tras registrarse más de 6.000 incidencias de viajeros varados en Barajas entre el 25 de octubre y el 25 de noviembre.
Para las aerolíneas, esto no solo complica la operativa de las compañías, sino que «también repercute negativamente a la imagen internacional de España», en palabras del presidente de ALA, Javier Gándara.
No es la única amenaza que perciben las empresas del sector de cara a la temporada estival. Porque el precio del combustible también acecha a sus cuentas. Según las aerolíneas, el precio del queroseno, que representa el 30% de sus costes, se ha duplicado en el último año por la guerra. Una amenaza que, por el momento. creen que no tendrá incidencia sobre el precio de los billetes, pero que podría acabar teníendola «si la situación se mantiene en el tiempo». En todo caso, apunta Gándara, los efectos serán distintos en cada aerolínea, dependiendo de la cobertura que tengan del precio del combustible.
Congestión del tráfico
Las compañías avisan de un problema añadido para este verano, que ya venían sufriendo desde antes de la pandemia: la congestión del espacio aéreo. Las aerolíneas prevén que estos problemas se puedan agravar en verano, especialmente en Francia, debido a la reducción de actividad en el centro de control de Reims hasta finales de agosto por la implementación de un nuevo sistema de navegación aérea. Un factor que ejercerá presión en la capacidad del centro de control de Marsella (muy problemática por las huelgas de controladores) y que podría afectar a vuelos con origen y destino a Cataluña y Baleares.
En todo caso, ninguno de estos imprevistos lastra las previsiones de las aerolíneas para el verano, que tienen programados 212 millones de asientos para la temporada alta, tan solo un 0,6% por debajo de los de 2019.
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