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domingo, 21 de marzo de 2021

PODEMOS EN EL TERRITORIO DEL FANGO

 LA CIÉNAGA, EL LUGAR IDEAL

Aprovechando las pelis que ponen en medio de los anuncios de Antena 3, me siento al ordenador para repasar las últimas noticias con la intención de encontrarme con la tradicional salida de pata de banco de dos ilustres pensadores del siglo XXI (y venideros), asiduos a las portadas de prensa y telediarios de fin de semana: Rufián y Echenique.

Nada por aquí, nada por allá; tampoco me consta que se hayan contagiado del virus, por lo tanto entiendo que se han tomado un merecido descanso, después de la cansina tormenta de boutades a la que nos tienen sometidos con inusitada frecuencia.

Un socorrido recurso en estos casos son los espectáculos circenses de payasos y equilibristas, personajes secundarios de todos los partidos que se esfuerzan por pasar a la primera fila, aunque aguantan dos días y desaparecen.

Un ejemplo lo tenemos en el podemita Mario Herrera, director general de Participación en el Gobierno de La Rioja hasta finales de enero, cuando fue urgido por su partido a dimitir de su cargo.

¿El motivo? Circulaba con otro "socio" en horario prohibido, cuando acabó estrellándose contra un árbol 'fascista' con raíces centenarias, que se puso en medio de la trayectoria del lujoso BMW del comunista cabreado.

El relato inconexo de los hechos, ofrecido por Herrera, ciclotímico bipolar sin medicar,

evidencia que fue atacado por una plaga de conejos samuráis, abandonó el coche en la vía pública, no llamó al 112, ni a la Guardia Civil, ni comunicó el lugar del accidente.

Dimitió, sí, y lo hizo en una aparición más breve que Rajoy en la película "Objetivo: Whashington D.C.", con una declaración para enmarcar:

"Reconozco que es una victoria de la extrema derecha. Ellos ganan. Hoy yo soy la víctima del fascismo, pero mañana puede ser cualquiera".

¿He oído bingo? ¿Ha cantado bingo el caballero por ahí...?

No, Sr. Herrera, no es admisible responder que el caballo blanco de Santiago es un burro pardo, no pretenda colarnos que todos somos iguales, sencillamente porque no lo somos. De hecho, si lo fuéramos, cambiaríamos al doctor Cavadas por Paquirrín en un quirófano y nadie se daría cuenta.

Un segundo ejemplo también tiene que ver con Podemos. La ínclita Irene Montero, ministra de Igualdad, olvida su pastilla para la memoria y no recuerda que ella, antes de mudarse con Pablo Iglesias al chalé de Galapagar, vivió en el municipio de Rivas, donde hay muchos barrios pobres; aun así, se lanza al vacío desde los barrios elitistas de la casta política, con esta descripción de los barrios obreros: "Claro que en los barrios obreros hay personas LGTB. Les pasa que no les alquilan un piso por ser lesbianas. Que les dan una paliza por ser trans, que se burlan de ellos en el cole o en su curro. ¿Aún hay quien piensa que los derechos LGTBI son 'simbólicos' y no materiales?"

Menos mal, Irene, que hay barrios ricos donde la gente es solidaria y educada, que ni insulta, ni acosa, ni pega. La mugre está en los barrios obreros, intolerantes, maleducados y salvajes. Ay, Irene, ¿acabar con los barrios humildes, dices?

El tercero, qué casualidad, también afecta a Podemos, convertido en un auténtico campo de minas político, y se corresponde con este jugosísimo titular: "Galapagar en Común-IU anuncia su salida de la coalición Unidas por Galapagar que formaba, junto a Podemos y su marca municipal, Cambiemos Galapagar"; y lo hace a media luz, como las timbas clandestinas, con este entrañable, sensible y afectivo comunicado: "La falta de una información veraz e independiente sobre el 5G, sus efectos sobre nuestra salud, medio ambiente, privacidad y libertad, hace que se den alas a teorías conspirativas, y más en estos tiempos tan convulsos".

Vaya, ahora resulta que esa banda de excéntricos guerreros por la verdad, los denostados negacionistas y conspiranoicos de la derecha, ¿van a tener razón?

El emotivo desencuentro (consecuencia de haber olvidado el "trankimazin"), preludio de próximos y épicos enfrentamientos, que más vale guerra abierta que paz fingida, estuvo aderezado por un "chirucazo" en el tafanario y gritos e insultos de "vendidos" y "nazis", de unos contra otros y de otros contra unos; lo bueno es que todos tenían razón.

Demasiado lío para nada; esto ya pasó en el 36 y, como todos sabemos, "no tuvo" consecuencias. Eso al menos es lo que estudiábamos en aquel compendio de sabiduría que era "Mi enciclopedia", de Edelvives. Muchos de este foro lo recordamos con nostalgia.

Saludos cordiales.

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