Las tensiones internas se multiplican en el PP en plena renovación territorial
Sectores del partido echan en falta un proyecto más definido y reconocible
Pablo Casado ha pedido tiempo esta semana, mientras los frentes de tensión interna se le multiplican. El líder del Partido Popular permanece imperturbable, seguro de que el rumbo emprendido es el correcto para afianzar su alternativa de Gobierno desde la centralidad, pero las voces críticas cada vez se escuchan más y de forma más clara. El principal partido de la oposición atraviesa un momento de debilidad política que no es el mejor para la renovación territorial que ha emprendido en los congresos provinciales. Coincide con el fiasco de las elecciones catalanas, que ha despertado muchas dudas dentro del PP, mientras que la ruptura con el pasado ha sido recibida con enorme recelo por sectores destacados del partido. A todo ello se suma una pésima relación con Vox, muy criticada por la vieja guardia, la que protagonizó la victoria del 96 con un centro-derecha unido y fuerte.
La convención política prevista para otoño está pensada para impulsar un proyecto que algunos en el PP ven «indefinido». Fuentes parlamentarias consultadas por ABC creen que ese es el principal problema que tiene Casado en este momento: su proyecto, advierten, no es reconocible, es confuso o no se entiende bien. Todo lo demás, incluida la brecha abierta con Vox, las disputas internas con barones autonómicos o el escepticismo creciente de dirigentes históricos del PP hacia la estrategia de Casado, son efectos que califican de «colaterales». Hay quien también ve «errores tácticos», como los cometidos en la campaña catalana. De momento los frentes abiertos son marejadillas, donde no se ha llegado a cuestionar el liderazgo de Casado. Pero el runrún de fondo está ahí, una especie de desazón creciente dentro del partido, y lejos de amainar, la tormenta podría empeorar.
Congresos provinciales
El PP está inmerso en un proceso de renovación territorial que ha empezado por abajo, por los congresos provinciales, y no por los regionales, lo que ha descolocado a algunos barones, que ven cómo pueden perder influencia en la estructura de su partido, a favor de Génova. El interés de la dirección nacional no se oculta: pretende implantar y reforzar el proyecto de Casado a lo largo y ancho de España, con las provincias alineadas en la misma estrategia, sin voces críticas. El muñidor de toda la estrategia es el secretario general, Teodoro García Egea, quien está tejiendo una red potente de alianzas territoriales.
Hasta ahora, todos los congresos que se han celebrado han tenido un candidato único, elegido por consenso entre Génova y la dirección regional. Este fin de semana se celebran otros cuatro, en Granada, Málaga, Ibiza y Menorca-Formentera.
El de Valladolid se ha aplazado hasta el 27 de marzo, y el de Ávila será el día 20. También habrá candidaturas de consenso. Donde se pondrá a prueba la unidad entre el PP nacional y el barón regional, Alfonso Fernández Mañueco, será en ciudades como Salamanca o León. La relación entre ambas partes es complicada, sobre todo entre el presidente autonómico y el secretario general del PP, Teodoro García Egea, pero Mañueco sabe que cuenta con el pleno respaldo de Casado. «Mañueco tiene el apoyo de Génova, donde está cuestionado es en Castilla y León por algunas decisiones que ha tomado durante la pandemia, muchos alcaldes ven con preocupación su gestión», avisan fuentes nacionales.
En Andalucía, el choque se ha hecho visible ante el congreso de Sevilla, donde se van a presentar dos candidaturas: la actual presidenta, Virginia Pérez, que tiene el respaldo de la dirección nacional, disputará su puesto con Juan Ávila, avalado por la dirección regional. Ahí no ha sido posible el entendimiento, algo que Génova quiere «desdramatizar».
La dirección nacional hizo un llamamiento al principio del proceso congresual para pedir unidad interna en todos los niveles y evitar guerras personales entre candidatos.
Perdedores de las primarias
Desde la dirección nacional creen ver la mano del antiguo «sorayismo» en las tensiones de los congresos provinciales de Andalucía y Castilla y León. En el caso andaluz, precisan, no se trata tanto de Juanma Moreno, que apoyó de forma expresa a Sáenz de Santamaría en las primarias del PP, sino de cargos intermedios que le rodean y que «no han asumido que fueron derrotados» en el congreso nacional del verano de 2018.
Desde Génova, sospechan que ven una oportunidad en los congresos provinciales para intentar recuperar su terreno, y tratan de aprovechar el momento de debilidad que atraviesa la dirección nacional para hacerse más fuertes. A partir de septiembre se celebrarán los congresos regionales, y en 2022 toca el nacional.
Crisis en el PP catalán
El desastre electoral en las elecciones catalanas ha dejado al descubierto una crisis profunda en el Partido Popular en Cataluña. «Es como un club de amigos», lamentan desde la dirección nacional, donde se ha criticado con dureza la campaña del candidato Alejandro Fernández y la falta de una estructura orgánica potente.
Génova quiere tener una influencia decisiva en el refuerzo del partido y empezará por el puesto del secretario general, vacante desde la dimisión en enero de Daniel Serrano. Dentro del PP se ha criticado también la campaña de Casado en Cataluña, donde sorprendió al desmarcarse de la gestión de Rajoy y Santamaría ante el referéndum ilegal del 1-O.
La difícil relación con Vox
El primer examen electoral tras la ruptura abrupta con Vox acabó en suspenso para el PP. Dirigentes históricos como Esperanza Aguirre o Jaime Mayor Oreja advirtieron del error de hacer volar los puentes con un partido que es necesario para la unidad del centro-derecha. El «sorpasso» de Vox en Cataluña les reforzó en sus críticas ante una estrategia que consideran «fallida».
Otros dirigentes veteranos advirtieron de la necesidad de recomponer las relaciones con Santiago Abascal. Casado, sin embargo, ha dejado claro que no cambiará ni un milímetro el rumbo emprendido y no se acercará en ningún caso a posturas extremistas.
La ruptura con el pasado
En el primer Comité Ejecutivo Nacional después de las elecciones catalanas, Casado anunció que el PP abandonaba la sede de Génova, 13. Fue un gesto simbólico para hacer oficial la ruptura con el pasado de Aznar y Rajoy, y con los casos de corrupción de aquella época que siguen pesando como una losa en el PP actual. Pero las 'viejas glorias', como los llaman en el PP, se revolvieron y criticaron con dureza que la dirección nacional quisiera dar la espalda a la historia de los populares. Exministros del PP mostraron su malestar y preocupación por la 'deriva' del partido.
Cambios en la dirección
«Pablo está obligado a renovar su equipo». Este comentario se va extendiendo en varios sectores del partido. En el debate interno que fluye en el PP se sostiene que hacen falta incorporaciones «políticas» en la dirección nacional e incluso se hacen apuestas sobre cuándo podrían producirse: en verano, antes de la convención política de otoño. Las fuentes consultadas por ABC apuntan a que el presidente del PP tomará la decisión junto a García Egea, al que consideran «intocable» dentro de la estructura del partido.
CASADO A LA CALLE,NO TIENE NI PUTA IDEA DE LÍDER.
No hay comentarios:
Publicar un comentario