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miércoles, 3 de marzo de 2021

EL GRUPÚSCULO ITALIANO QUE QUEMÓ UN FURGÓN POLICIAL: VIOLENTO, COORDINADO JERÁRQUICO Y CON PALABRAS CLAVE

 El grupúsculo italiano que quemó un furgón policial: violento, coordinado, jerárquico y con palabras clave

La juez envía a prisión a ocho detenidos por sembrar el caos el sábado en Barcelona y les acusa de organización criminal.

El grupo anarquista italiano fue el máximo protagonista de los altercados más violentos de la manifestación del pasado sábado en Barcelona, incluyendo la quema de un furgón de la Guardia Urbana, pero llevaban varios días participando en las algaradas. Ya en la manifestación del 17 de febrero, los Mossos d'Esquadra detectaron a «un grupo de personas compacto que entre ellos hablaban en italiano y que participaban activamente en tales altercados». Por eso, agentes de paisano se dedicaron a seguirles en las sucesivas manifestaciones convocadas en la capital catalana. Eso fue lo que hicieron los mossos, precisamente, en la concentración del sábado, que acabó con la quema del vehículo de la Policía Local -con un agente dentro, que pudo escapar- y el destrozo de varias entidades bancarias y mobiliario urbano. Lo describe de forma minuciosa el juez de guardia de Barcelona en el auto con el que envía a prisión a los ocho detenidos por esos acontecimientos: cinco chicos italianos, una chica de la misma nacionalidad, una chica francesa y una española. El juez les imputa homicidio de grado de tentativa, atentado a agentes de la autoridad, desórdenes públicos, daños, manifestación o reunión ilícita y pertenencia a grupo criminal. Esto fue lo que los Mossos aquella noche pudieron ver:

Los agentes observaron a un grupo de 15 personas que entre ellos hablaban italiano, y que «de forma coordinada y muy violenta» atacaban establecimientos comerciales y entidades bancarias. La banda la lideraban dos jóvenes, que portaban un impermeable con una franja reflectante en la espalda, y que impartían órdenes, «utilizando incluso palabras clave», según describen los agentes. El resto del grupo las acataba de inmediato. El grupo, además de acatar las órdenes de los líderes, daba cobertura a las acciones: cuando un periodista pretendía grabar los hechos, se lo impedían violentamente, formando un círculo de protección para los vándalos. Uno de sus dos líderes portaba un martillo con el que rompía las lunas de los establecimientos. A continuación, aparecía otro grupo que se dedicaba a incendiar los comercios. Pero los Mossos no pueden afirmar, al menos de momento, que ese segundo grupúsculo guardara relación con el primero.

Los agentes de la Policía catalana sí tiene más claro qué fue lo que hizo el primer grupo la noche que acabaría quemando el furgón policial. Asaltaron una sucursal del Banco Sabadell, en la calle Hospital; otra de Caixabank, en la avenida Drassanes; una del Banco Santander, en la plaza de la Boquería; una del BBVA, en la Rambla, y una de Kutxabank, en la Rambla de Cataluña. En cuanto a establecimientos comerciales, destrozaron un Zara de la plaza Cataluña, cuyos daños fueron cuantificados en 500.000 euros, y también la fachada del hotel NH de Rambla Cataluña. Pero las acciones salvajes de este grupo, mayoritariamente italiano, no se limitaron a eso, y destrozaron numeroso mobiliario urbano. Los agentes vieron, por ejemplo, cómo uno de sus integrantes abría las tapaderas de las farolas para que otro cortara los cables de la luz y dejar así sin iluminación toda la calle.

Ataque al furgón policial

Después, este grupo se dirigió a la comisaría de la Guardia Urbana de La Rambla, según los Mossos, «con el claro propósito de atacar dichas instalaciones y los agentes que les daban protección». Lanzaron todo tipo de objetos contra la línea policial y los furgones de la Guardia Urbana. Uno de los líderes del grupo, A.F., arrojó un cóctel molotov contra los agentes, aunque por fortuna impactó contra un árbol y no sobre los policías. A continuación, lanzaron una bengala que cayó en los bajos de una furgoneta, e inmediatamente arrojaron un líquido incendiario encima del fuego, lo que hizo que el vehículo ardiera de inmediato. En el interior de la furgoneta había un agente, que, según los Mossos, declaró que temió por su vida y notó el calor de las llamas. El guardia urbano pudo huir por la puerta del copiloto, con la ayuda de los antidisturbios de los Mossos, que llegaron en ese momento y apagaron el fuego.

El juez, una vez vistas las filmaciones de estos hechos, considera que hubo una «actuación coordinada» en el lanzamiento del primer objeto, de la bengala y del líquido inflamable y, por tanto, se la atribuye a todo el grupo criminal de forma conjunta. «Aceptaron la causación de desperfectos en un vehículo policial pero al mismo tiempo no les importó que en su interior hubiera una persona y despreciaron el evidente riesgo de que se incendiara por completo el vehículo y que dicho agente no pudiera escapar del mismo», concluye el juez.

A.E. lanzó el cóctel molotov y luego S.C.C. echó el líquido inflamable a la furgoneta. La también investigada M.F.C. llevaba una mochila con 20 pastillas incendiarias y un bote disolvente. Fueron sorprendidos, además, quitándose la rompa impermeable que llevaban ayudándose entre ellos, lo que para los Mossos denota que formaban parte de un mismo grupo, por más que aseguren no conocerse. Varios de los detenidos, además, viven el el mismo sitio. Todos los investigados, además, llevaban un mechero de iguales características y muy singular, según describen los Mossos.

Organización criminal

Por todo lo descrito anteriormente, el juez cree que se evidencia la existencia de un grupo criminal, al que pertenecen los ocho detenidos, que tenía como objetivo, más allá del episodio de la furgoneta, «alterar la paz pública y el orden público». Por eso, todos sus integrantes, no solo los tres citados en el párrafo anterior, asumen como grupo el resultado de sus acciones: «No solo participan en provocar los actos vandálicos descritos sino que asumen como grupo el resultado de los mismos, y también cuando se trata de atacar a los agentes de la policía», dice el juez. El magistrado ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza para todos ellos por su elevado riesgo de fuga, ya que siete de ellos son extranjeros, y también por la posible reiteración delictiva, al seguir convocándose más manifestaciones con la excusa del encarcelamiento del rapero Hasel.

ESTA NOTICIA NO ME QUEDA MUY CLARA Y NO ME LA CREO COMO LA PANDEMIA FUE DEL MURCIÉGALO.

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