De las querellas de la Covid al cisma del fiscal Navajas
Las suspicacias hacia Delgado aumentan a medida que avanza su mandato.
El paso de Dolores Delgado del Ministerio de Justicia a la Fiscalía General del Estado sin solución de continuidad en enero de 2020 ya generó cierto malestar en parte de la carrera fiscal, que, sin tener nada en contra Delgado, no vio con buenos ojos esta decisión al entender que extendía la sombra de sospecha por la imagen de politización del órgano.
Los problemas comenzaron cuando, aun sin haber tomado posesión la fiscal general, su número dos, Luis Navajas, entonces en funciones y quien le debe a Delgado no haber sacado su plaza y prorrogarle el mandato hasta su jubilación, se apoyó en los vocales de la UPF para aplazar por decreto la propuesta de que el Consejo Fiscal emitiera una declaración pública de protesta por las injerencias del Ejecutivo. El ministro Alberto Garzón había defendido el nombramiento de Delgado en una entrevista en la que repitió las polémicas palabras del presidente del Gobierno cuando aseguró que la Fiscalía dependía del Gobierno central: «La Fiscalía no es el poder judicial. Depende jerárquicamente del Ministerio, del Gobierno», dijo el titular de Consumo.
A falta de una declaración pública del Consejo Fiscal, fue la AF la que suscribió un comunicado: «Declaraciones como las realizadas arrojan una mancha de parcialidad sobre quienes venimos obligados constitucionalmente a la defensa de la legalidad y de los derechos fundamentales. Hacen surgir dudas en los ciudadanos sobre la regularidad de nuestra actuación. Ensombrecen a una institución del Estado, el Ministerio Fiscal, y con ello al propio Estado». En solitario también tuvo que salir la asociación mayoritaria cuando el vicepresidente Iglesias arremetió contra los jueces que condenaron a Isa Serra.
Pero una de las mayores polémicas fue con motivo de las 36 denuncias y 15 querellas contra el Gobierno por la gestión del Covid. La AF pidió la abstención de la fiscal general al estar «en juego la apariencia de imparcialidad de la Fiscalía». Dada la trascendencia del tema, pidió tratarlo en la Junta de Fiscales «para garantizar el rigor técnico-jurídico de los informes que hayan de emitirse y asegurar la efectividad del principio de unidad de actuación». No se hizo, y meses después el asunto se saldaría con un informe del teniente fiscal Navajas pidiendo el archivo de todas ellas en un informe en el que se hizo una llamativa defensa de la actuación del Ejecutivo. No ocultó el teniente fiscal que había contado con el auxilio técnico de la Secretaría Técnica de la fiscal general del Estado, órgano íntegramente compuesto por los fiscales de confianza de cada fiscal general.
Fue el propio Navajas, quien hasta la llegada de Delgado había mantenido un perfil discreto, quien, de forma sorpresiva, en una entrevista en OKdiario, abrió una brecha en la Fiscalía al arremeter contra el fiscal Stampa (fulminado de la investigación a Villarejo) y contra dos de los fiscales del 'procés' –entre ellos Madrigal– por presionarle para que convocara la junta de fiscales. Curiosamente a uno y a otra les abrieron diligencias: a Stampa por revelación de secretos; y a la exfiscal general por opinar sobre la gestión del Covid en un artículo periodístico. Ambas fueron archivadas en febrero.
ES VERGONZOSO LO DE LA JUSTICIA
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