HAN COTIZADO CON SU TRABAJO TODA LA VIDA.
El martes 2 de febrero leo en LA NUEVA ESPAÑA un artículo firmado por Ángel Machado Cabezas, doctor en Economía.
El título del mismo es: “La poco oportuna actualización de las pensiones”.
En dicho artículo muestra su oposición a la subida pactada de las pensiones.
He recuperado una carta que escribí, y me publicaron, en julio de 2017. Estos son algunos retazos de la misma:
“Hace unos días escuchaba en La 6 las predicciones del economista Gonzalo Bernardos, y como ya viene siendo común en todos los especialistas en Economía, sentenciaba: “Hay que decirlo, más vale ponerse una vez colorado que muchas amarillo: Usted no se va a jubilar a los 65 años, ni a los 67, se jubilará a los 70”.
Argumenta la medida como inevitable, debido a la baja tasa de natalidad que hay en España (en Asturias, donde vivo, es la más baja de España).
La posible quiebra del Sistema Nacional de Pensiones se debe fundamentalmente a: la baja tasa de cotizantes, al elevado número de parados que hay en este país, a la economía sumergida y la ínfima tasa de cotización de las grandes empresas, al fraude fiscal, la evasión de capitales, la injusta presión recaudadora entre trabajadores-empresas-capitales.
Los últimos meses se han publicado noticias escandalosamente indignantes sobre el Impuesto de Sociedades que no pagan grandes y reputadas empresas de este país. De las SICAV y su tributación... ¿por qué no se habla?
Hace unos dos años, escuchaba por la radio una entrevista a un alto cargo de la Agencia Tributaria que manifestaba que la evasión de capitales desde que empezó la crisis es muy difícil de cuantificar, pero hablaba de muchos miles de millones de euros. Sobre el fraude fiscal era más contundente: entre 40 y 60.000 millones; recientemente escuchaba a un periodista especializado en economía que arrojaba una cifra entre 20 y 25.000 millones de euros anuales de fraude fiscal.
“No se puede subir la presión fiscal a las empresas porque se van de España”, manifiestan tertulianos y opinadores radiotelevisivos como loros. Bueno... esas empresas que tributan en Irlanda y Luxemburgo –amén de otros paraísos fiscales que hay en Europa– son fácilmente inspeccionables por la UE, a la que pertenecen esos países. ¿No se pueden ir las empresas de España, pero sí miles de formados profesionales jóvenes a trabajar en bares londinenses y a barrer calles alemanas, dejando sus títulos universitarios enmarcados en la habitación de la casa de sus jubilados y depauperados padres españoles?
Tenemos una masa de jubilados y trabajadores viejos al borde de la pobreza que son los que acompañan a los nietos al colegio, han avalado la hipoteca del piso de sus hijos, llevan la fiambrera con la comida a la casa de sus vástagos en paro. Esos ancianos que son el colchón social que evita una mayor conflictividad en las calles.
Sin embargo no hay problema en rescatar cajas de ahorros, para vendérselas –una vez saneadas– a esta banca insaciable por el precio de 1 euro (la CAM, comprada por el Sabadell) y que acto seguido comiencen a repartir dividendos a los accionistas: Abanca reparte 315 millones entre sus accionistas dos años después de comprarla al Estado por 1.003. El FROB inyectó 9.000 millones en la entidad, que después vendió por apenas 1.003 a un banco de Venezuela.
Como rescatar a las autopistas radiales, que tras destrozar el paisaje, el Medio Ambiente y haber enriquecido a unos pocos... tenemos que pagar de nuestros depauperados bolsillos.
Subvencionar con dinero público a fundaciones que financian partidos políticos (Faes, Ideas).
En este país hay barra libre para delincuentes y defraudadores de la Hacienda pública, de la mano del Ministerio de Economía, pero se nos pide a los trabajadores que cumplamos con nuestras obligaciones tributarias cuando:
Hay señoras de empresas de limpieza de hoteles y apartamentos turísticos que cobran 1,5 euros por habitación. Camareros trabajando por seiscientos u ochocientos euros al mes, sin contrato ni Seguridad Social, emigrantes explotados en cultivos bajo plástico en gran parte de España... ¿Qué jubilación les espera?
Me permiten un ejemplo tan personal como mi historia laboral:
Camarero, con 16 años, menor de edad, sin contrato, ni Seguridad Social, 12 horas diarias, seis días a la semana. Mi último sueldo mensual (agosto de 1975) fue de 4.500 pesetas.
Han pasado más de 45 años y el sector del turismo y la hostelería –que todo el mundo ensalza y se agarra a él como a un clavo ardiendo– no ha cambiado más que antes era en pesetas y ahora en euros, pero las condiciones laborales son muy parecidas. Ahora, además de jóvenes españoles, hay un buen número de emigrantes –sudamericanos la mayoría, en los bares–, igual o peor tratados y explotados que los nacionales. Esto parece no importarle mucho a nuestros gobernantes y doctos doctores de Economía de nuestras universidades... Señor Bernardos.
Termino el enfado –a la carta me refiero–. Si logro jubilarme a los 70 años –algo que conseguiré si dejo de ver telediarios y manifestaciones como la que ha motivado este escrito, pues cabe la posibilidad de un infarto, tras los berrinches que me agarro al escuchar la cantidad de insensateces que nos arrojan tantos expertos–. Si lo logro... decía, tendré el dudoso honor de haber cotizado a la Seguridad Social 52 años (los años de camarero, escardando remolachas y plantando pinos en el pinar no cuentan, esa es la historia de El Niño Yuntero).
Tendré una jubilación de miseria (si a mi sueldo de empleado público, le deduzco los 43 años de antigüedad... no llego ni a 900 euros) e iré preparando para los próximos ocho años que me queden de ¿salud? una residencia barata –si es que la hay–, donde contar mis batallitas a otros ancianos en similares condiciones físicas y mentales: “Era cuando era ayer todavía...”, que cantaba Lluís Llach.
Un prometedor futuro tras la jubilación, en un país que ha hecho del saqueo, la mala gestión y el despilfarro de lo público su seña de identidad.
“En la taberna de la mar hay un viejo que, de tanto recordar, de tanto soñar que ha quedado dormido sobre la mesa”. Lluís Llach, otra vez.
Hasta aquí la carta de entonces. Sustituyan ustedes a Gonzalo Bernardo por Ángel Machado Cabezas y... estamos en las mismas.
Señor Machado, Ud. habla –tiene bemoles la cosa– de “Insolidaridad” de los jubilados con el resto de la Sociedad por la pírrica subida de las pensiones.
Conozco a muchos pensionistas de 350 al mes... o de unos pocos de euros más. No hace distinción –congelar las pensiones– entre estos miles de jubilados, al borde de la subsistencia, habiendo jubilaciones –dinero público recordémoslo– de dos mil. Los jubilados de la Banca y entidades públicas, que se han ido a su casa con las sacas bien llenas. Como reza el título de la película: “Toma el dinero y corre”.
¿Dónde estaban estos economistas agoreros y oráculos que ahora anuncian males terribles si se suben unos míseros euros? –El 0,9% mi sueldo este año por ejemplo–. El PSOE del “Felipismo” y los gobiernos de José María Aznar decidieron prescindir de modernizar la agricultura y la ganadería. Desmantelaron la industria, en vez de modernizarla con los millones que vinieron de la Unión Europea tras nuestro ingreso –lo llamaron “Reconversión Industrial”–. Ambos gobiernos –del PSOE y del PP– lo apostaron todo al turismo y a convertir esta sufrida piel de toro en la “residencia de ancianos” de Europa, donde vienen a pasar sus últimos días ciudadanos británicos y alemanes por ejemplo. ¿No se dieron cuenta estos probos y futuristas economistas de que el sector turístico es uno de los sectores que más defraudan a la Hacienda pública, acumula más empleo sumergido y más volátil es cuando sufrimos una crisis?
Las tecnológicas: Amazon, Microsoft, Facebook... etc., que cotizan, muchas de estas empresas, en Irlanda, Luxemburgo... ¿Nada... No dice nada...?
El ciudadano de a pie, que se creía estar en la “clase media” y que podría disfrutar de una pensión digna... está anonadado y acongojado temiendo qué va a suceder dentro de unos pocos de años cuando se jubilen los niños del “Baby Boom” de los años sesenta. Estos deberían ser los abuelos que han de recoger en sus casas y sus mesas –repartiéndose pobres e indecentes jubilaciones– a los jóvenes que no encuentran trabajo, y que si lo hacen formarán parte de esa ingente masa de mano de obra explotable y mal pagada que apuntan los sesudos economistas.
¿Se acuerdan, queridos lectores, de las “Reganomics” de Ronald ídem. y el “Thatcherismo” de la “Dama de Hierro” cuyos dañinos efectos aún padecemos?... ¿Será Steve Bannon –que se rumorea es ideólogo de sectores de la derecha española– el que vendrá con sus teorías delirantes a asesorar a nuestro neoliberales economistas?
En su caso no se sabe muy bien si son “Keynesianos” o de la “Escuela de Chicago”... Churras o merinas... mientras el lobo de la Recesión, el paro desbocado arrasa Occidente y los sistemas capitalistas, ya noqueados por la competencia insostenible del productivismo de China.
Miedo me da, señor Machado, lo que el televisivo señor Bernardos y Ud. les puedan decir a sus alumnos universitarios, y qué generación de economistas frustrados están educando (intoxicando) que no van a encontrar un trabajo digno en el futuro, mientras una ingente cantidad de jubilados malviven con pensiones de miseria.
No puedo terminar la carta sin citar a Machado (Antonio, para que no haya equívocos).
“El hombre de estos campos que incendia los pinares y su despojo aguarda como botín de guerra, antaño hubo raído los negros encinares, talado los robustos robledos de la sierra. Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares; la tempestad llevarse los limos de la tierra por los sagrados ríos hacia los anchos mares”.
Espero que la reflexión, el buen juicio y el sentido de un futuro mejor imperen en esta sociedad e impidan que incendiarios neoliberales faltos de la más mínima empatía hacia los demás conviertan a este dolorido país en un territorio yermo de dignidad, justicia social y un equitativo reparto de los bienes (no me gusta “riqueza”, eso lo dejo para los economistas estos que sufrimos).
Será posible si nos concienciamos y protegemos a nuestros mayores y jubilados. Son nuestro pasado, cultura, herencia viva de una vida y un trabajo, muchas veces ingrato. Se lo debemos.
Nota PS. Cuando quiera, señor Machado, se viene al medio rural (elija Ud. la provincia que más le guste. He vivido en casi todas ellas) y le doy unas clases y baño de realidad de cómo ha quedado la agricultura y la ganadería de este país y cómo viven a duras penas con sus vergonzosas jubilaciones algunos damnificados del desmantelamiento de su forma de vida. Lo firma el otrora “Niño Yuntero”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario