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jueves, 11 de febrero de 2021

CONTEMPLANDO MARIPOSAS.

Y AYUDANDO A DERRUMBAR ESPAÑA.

 Estos días asistimos a propuestas y declaraciones de los líderes de Podemos que están alarmando seriamente al PSOE (su socio de Gobierno), a la ciudadanía en general y a muchos de sus propios votantes. Ya estábamos acostumbrados a que el partido morado tomara como bandera cosas que no gustan a la mayoría, como la inmigración irregular masiva, el apoyo a la okupación o leyes de género inconstitucionales, pero bueno, para algunos esos errores eran el peaje que teníamos que pagar para tener a un partido a la izquierda del PSOE en el Gobierno y para que se pudieran tomar medidas verdaderamente progresistas, como subir el SMI, las pensiones con el IPC o hacer extensivos los ERTE a millones de personas en plena pandemia. Sin embargo, los líderes de Podemos, en vez de centrarse en los gravísimos problemas que aquejan a los ciudadanos de este país, en concreto a los asalariados, a los autónomos y a esa clase media que el coronavirus ha proletarizado, cuando no enviado directamente a la indigencia, y que podrían ser aliados estratégicos y engrosar el nicho de votos si se les trata bien, se han centrado en asuntos que importan muy poco a los españoles, menos ahora, con la que está cayendo. Recordemos que, al calor de las fechorías del Rey emérito, los líderes de Podemos desempolvaron el debate monarquía-república, algo que ni los más convencidos republicanos, entre los que me encuentro, consideramos ni prioritario ni útil en este momento histórico, cuando España tiene graves problemas territoriales. Si en estos momentos tuviéramos un presidente de la república, en vez de un rey, yo estoy convencido que esos problemas se agudizarían. Una cosa es ser republicano y otra muy distinta un irresponsable. Pero, cuando la encuesta del CIS dejó diáfano que la disyuntiva monarquía-república importaba una mierda a los españoles, entonces los líderes de Podemos se centraron en otros asuntos, estos verdaderamente alucinantes: la ministra de Igualdad, Irene Montero, quiere que los niños/as de 16 años puedan decidir por sí mismos y sin supervisión médico/psicológica cambiar de sexo y, por si eso fuera poco, quiere crear un sexo indefinido, es decir, ni hombre ni mujer. Pero, su esposo, el vicepresidente segundo del Gobierno, ha salido a la palestra para decirnos que en España no hay normalidad democrática, porque, esto lo digo yo, los que se han pasado la Constitución y la ley por la entrepierna y han cometido graves delitos, como el de sedición, han sido condenados por la Justicia o se han fugado al extranjero. No es de extrañar que el ministro de exteriores Lavrov, y, en general, las autoridades rusas hayan utilizado las tonterías de Iglesias para dejar a Borrell y al Gobierno de España en ridículo cuando Borrell les espetó el “asunto Navalny”. Pero, a mi modo de ver, lo más alucinante de todo es la pretensión de los líderes de Podemos, a la que parece se ha unido el PSOE y un montón de cantantes y artistas del espectro izquierdista, de despenalizar el delito de apología y enaltecimiento del terrorismo y el de injurias al jefe del Estado. Esto ha surgido a raíz de que un cantante rapero fuera condenado por decir en una de sus canciones que la organización terrorista GRAPO debió eliminar al Rey. O sea, ¿te enfadas porque te llaman rata o perroflauta y justificas a los que hacen apología de la violencia terrorista? Eso no es serio. Los líderes de Podemos han cometido errores de bulto, errores por los que nadie en la organización se atreve a pedir responsabilidades. Podemos ha tenido seis batacazos electorales seguidos, algunos especialmente dolorosos, como la tremenda caída de escaños en las elecciones generales y la desaparición en Galicia, y no ha pasado nada, nadie se ha hecho responsable, ni se ha hecho ninguna autocrítica. Si en las elecciones catalanas Podemos se pega el séptico batacazo empezará a ser un lastre para el PSOE y un peligro para IU. La escuela es muy importante, y es llamativo que la ministra más valorada por los españoles del Gobierno sea Yolanda Díaz y la más criticada Irene Montero, pero, la primera viene del PCE y la segunda nació políticamente en Podemos. Nadie se imagina a Julio Anguita o a Paco Frutos comparando a los fugados independentistas catalanes con los exiliados republicanos. La normalidad democrática no puede ser la impunidad para los delincuentes. Rectificar es de sabios, pero, cuando alguien está empeñado en suicidarse no puedes hacer nada.

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