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sábado, 20 de febrero de 2021

ASÍ ACTÚAN OTROS PISES EN CASOS SIMILARES AL DE PABLO HASEL

 Así actúan otros países en casos similares al de Pablo Hasel

Mientras en Estados Unidos se puede quemar la bandera, en Francia o Alemania son más estrictos con comportamientos de este tipo.

¿Qué ocurriría en otros países si un rapero hiciera como Pablo Hasel? La respuesta es muy diversa y depende de las leyes de cada país: en algunos lugares la pena sería muy similar, pero en otros, como puede ser Estados Unidos, la libertad de expresión ampara prácticamente cualquier acción: desde quemar la bandera hasta defender la ideología nazi.

Alemania: firme interpretación de las leyes

Rosalía Sánchez. Berlín

En Alemania, el caso más icónico es el del popular rapero Bushido, seudónimo de Anis Mohamed Youssef Ferchichi, de origen tunecino, que ha sido acusado en numerosas ocasiones de fomentar la homofobia. En agosto de 2007 se le prohibió la participación en un concierto organizado por la cadena musical VIVA y en 2015 fue condenado en Austria a prisión por agredir a una persona a la salida de un club. Posteriormente ha sido condenado a otros once meses de prisión por fraude a una aseguradora. En numerosas entrevistas se ha declarado simpatizante de la extrema derecha, pero esas opiniones no son punibles, a diferencia de la instigación al odio contra los homosexuales.

Más recientemente, en noviembre de 2020, fue condenado a 14 meses de prisión un grafitero de 33 años de Augsburgo, conocido como el pintor de flores, que acumula con esta sentencia más de tres años de prisión por daños a propiedades. La jueza de distrito Susanne Scheiwiller dejó en claro que no era fácil para ella enviar a alguien tras las rejas por tales delitos, pero, en cumplimiento de la ley, no dejó prevalecer su derecho de libre expresión y no dejó siquiera opción a libertad condicional o bajo fianza, aunque sí ofreció al condenado la posibilidad de asistir a una terapia que él aceptó, expresando ante el tribunal su deseo de llevar «una vida normal sin grafitis».

Francia: hasta siete años por apología del terrorismo

Juan Pedro Quiñonero. París

En Francia, gobiernos de izquierda y derecha han invitado siempre a la denuncia pública de los delitos y presuntos delitos de provocación y apología del terrorismo, incitación al odio y la violencia, las amenazas de muerte, delitos tipificados y castigados con severidad por el Código Penal.

Los delitos de provocación y apología del terrorismo son castigados con entre cinco y siete años de cárcel, y entre 75.000 y 100.000 euros de multa. Los delitos de incitación al odio pueden castigarse con un año de prisión y 45.000 euros de multa.

El Código Penal tipifica diversas formas de amenazas de muerte. En primer grado, se castigan con seis meses de cárcel y 7.500 euros de multa. En segundo y tercer grado, las penas de muerte se castigan con penas de 3 a 5 años de cárcel, acompañadas de multas de 45.000 a 75.000 euros.

Reino Unido: no es delito insultar a la Reina

Ivannia Salazar. Londres

En Reino Unido, de acuerdo con el Crown Prosecution Service (CPS), que procesa casos penales que han sido investigados por la policía en Inglaterra y Gales y cuyo deber es asegurarse de que la persona adecuada sea procesada por el delito correcto, el término «crimen de odio» describe una variedad de comportamientos delictivos en los que el perpetrador demuestra hostilidad hacia la discapacidad, raza, religión, orientación sexual o identidad transgénero de la víctima. Estos aspectos de la identidad de una persona se conocen como «características protegidas». Un crimen de odio puede incluir abuso verbal, intimidación, amenazas, acoso, agresión e intimidación, así como daños a la propiedad. Las autoridades diferencian los «incidentes de odio» y los «delitos de odio», y la organización Citizens Advice explica que los incidentes que se basan en otras características personales, como la edad o la pertenencia a un grupo, no se consideran delitos de odio según la ley.

Fuera de este marco, la difamación y los insultos no son un delito en el país, ni siquiera si son vertidos contra la Reina. Según los especialistas en materia legal de Hamilton Fraser, la difamación es una infracción civil, ya que «la difamación penal fue derogada en el Reino Unido en el 2010, cuando se abolieron también los delitos de sedición y difamación sediciosa, difamatoria y obscena». No obstante, la ley todavía clasifica como calumnias las declaraciones habladas o escritas sobre otros que no sean verdad. «Muchos países todavía tienen una ley de difamación penal. El Reino Unido revocó estos delitos para demostrarle al resto del mundo que el concepto de delito no era necesario en un sistema legal moderno. En el Reino Unido, la difamación se permite como parte de la libertad de expresión, pero se controlan las mentiras que podrían dañar la reputación o el negocio de alguien», aseguran. Con respecto a los cantantes, una de las canciones más icónicas que reflejan duras cítricas a la Corona es «God save the Queen», de los Sex Pistols, aunque hay muchas más. Sin embargo, habría sido impensable llevarlos a los tribunales por ello. La única consecuencia fue su prohibición por parte de la BBC. Otras han surgido en los últimos meses, aunque con poca difusión, como críticas a la brutalidad policial, sobre todo en el contexto del movimiento Black Lives Matter.

Estados Unidos: se puede quemar la bandera o defender la ideología nazi

Javier Ansorena. Nueva York

El Tribunal Supremo de EE.UU., el máximo órgano judicial del país y árbitro definitivo de su sistema jurídico, ha defendido que la Primera Enmienda de la Constitución -la que establece la libertad de expresión- es «la matriz, la condición indispensable para cualquier otro tipo de libertad».

En EE.UU. se hace una interpretación muy amplia de la libertad de expresión. Por ella, se puede quemar una bandera del país, mostrar y defender ideología nazi, insultar el himno, gritar cánticos racistas u ofender al presidente de EE.UU.

La extensión de la libertad de expresión alcanza hasta el punto de que permite la financiación ilimitada de campañas electorales: para el Tribunal Supremo fue más importante consagrar la Primera Enmienda que permitir un sistema electoral que no depende de quién tenga los bolsillos más largos.

Este derecho tiene algunas excepciones, que el Supremo define como «bien definidas y limitadas con estrechez». Incluyen la obscenidad, la difamación, el fraude, la incitación al crimen y las amenazas.

En el caso del rapero Pablo Hasel, un tribunal estadounidense tendría que determinar si sus mensajes agresivos y violentos suponen una incitación a la violencia o a la comisión de un crimen. Pero, de nuevo, el Supremo exigiría que se tratara de «un peligro claro y presente» y que tuviera la intención y muchas posibilidades de producir «una acción criminal inminente».

Es la misma razón que los abogados de Donald Trump utilizaban en su segundo 'impeachment' para negar que el expresidente de EE.UU. incitara el asalto violento al Capitolio del pasado 6 de enero. Defendían que utilizaba su libertad de expresión -como han hecho muchos demócratas con anterioridad en un año de mucha agresividad retórica- y que no tenía conexión directa con los incidentes trágicos de aquel día. Sería muy difícil que un tribunal estadounidense, con las salvaguardas de la Primera Enmienda, determinara algo diferente.

Italia: castigos severos para quien incite al odio

Ángel Gómez Fuentes. Roma

En Italia, la propaganda e incitación al odio, la discriminación racial, étnica y religiosa se castigan severamente. De acuerdo con el Código Penal, las penas van desde seis meses hasta cuatro años de cárcel y multa hasta 6.000 euros, para quien, de cualquier forma, instigue a cometer o comete violencia o actos de provocación por motivos raciales, étnicos, nacionales o religiosos.

El Código penal entiende por propaganda una acción dirigida a incidir en la psicología de los demás y en su comportamiento; por tanto, implica que hay una difusión para recoger consensos en torno a la idea expresada y divulgada. En el caso de la instigación se presupone una actividad dirigida a convencer a terceros y a incurrir en conductas discriminatorias o violentas.

EN ESPAÑA REINA LA ANARQUÍA

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