foto de José Ángel Miyares Valle.
Tras la puerta oigo tu desconsolado llanto
Gimes y suspiras por el crudo desencanto.
Mis indecisos pasos de tu lado se alejan,
Dejando tras mi calvario la silueta refleja
Los cuchillos funestos,
ígneos del eterno fuego
Que en mi escarnecido corazón clavan de nuevo,
Brotando acida lluvia cuajada de rubís.
Surcando el pecho desnudo ríos de bilis
De amores perdidos, juramentos, desencantos
Noches de insomnio, de negros látigos
Que mis canes abrieron en cuarterones
De infidelidades sutiles a borbotones.
¡No llores¡ mi endeble corazón se rompe
En mil pedazos de ingratos recuerdos.
Aires recios del pasado de tu nombre
Que a mis oídos trajeron tus denuedos
De mentiras y traición llegaron con otros,
Que tanto daño infligieron en nuestros rostros,
Violaron nuestro amor sin escrúpulos
Y alentaron tu traición con funestos embrujos.
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