1. Deterioro de la seguridad en Barcelona: «En mis trece años como guardia urbano jamás había visto Barcelona así». Viraje en marcha. Barcelona se ha ganado este verano el sobrenombre de la ciudad sin ley a costa de un preocupante aumento de las agresiones en la vía pública, los robos con violencia o las peleas y tiroteos, también con víctimas mortales, que han copado la actualidad. El sinfín de casos han llevado al renovado gobierno de Ada Colau, ahora con el PSC como compañero de batallas, a dar un giro radical en sus políticas de seguridad y a incorporar la «mano dura» que tanto había ninguneado en el anterior mandato. Los datos son como para estar preocupado. Según cifras de los Mossos d’Esquadra, los hechos delictivos en Barcelona han subido un 9% en el primer semestre de 2019 y los robos con violencia en plena calle, un 35%. Son 4.207, 23 al día. Otro dato escalofriante: en julio se produjeron cinco homicidios en la vía pública (dos por tiroteos, otros dos por apuñalamientos y uno por una paliza grupal) y el pasado jueves se perpetró el primero de agosto: un fallecido en el Raval tras una pelea que acabó a botellazos.
2. Solo una condena tras 22 denuncias por homenajes etarras desde 2016. Tras cruzar un pasillo de gente sonriente, recibió un ramo de flores y pasó al ayuntamiento de Lekeitio, donde le habían reservado el sillón del alcalde. El protagonista -al que aplaudían a su paso, el 16 de septiembre de 2017- era el etarra Antonio Gabiola, antiguo miembro del sanguinario comando Madrid. Fue condenado por participar en el secuestro del empresario Emiliano Revilla en 1988, entro otros crímenes. Llevaba una semana libre. Las víctimas del terrorismo -la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) y Dignidad y Justicia- llevan años denunciando los recibimientos a los presos etarras liberados. La izquierda abertzale acostumbra a agasajarles con flores, bailes y cánticos cuando llegan a sus pueblos después de cumplir sus penas de cárcel.
3. El kirchnerismo triunfa en la gran encuesta de las primarias. Mauricio Macri perdió la primera batalla en las urnas pero, al menos todavía, no la guerra de la reelección. Las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) a las que acudían candidatos únicos de las principales coaliciones, fueron favorables al kirchnerismo. La «fórmula» Frente de Todos, encabezada por Alberto Fernández y Cristina Fernández, viuda de Néstor Kirchner, fue la que cosechó mayor adhesión con el 47.01 por ciento de los votos. El presidente de Argentina y su compañero de papeleta y candidato a vicepresidente, el peronista Miguel Ángel Pichetto (Juntos por el Cambio), quedaron en una segunda posición con 32.66% de respaldo. La diferencia deja en una situación delicada al oficialismo que, a partir de ahora, apuntará todos sus cañones al objetivo de recuperar, para la primera vuelta de las elecciones (las verdaderas) del 27 de octubre, el voto de los que se abstuvieron y el disperso.
4. El conservador Giammattei le gana a Sandra Torres la Presidencia de Guatemala. El candidato conservador Alejandro Giammattei logró este domingo ganar la Presidencia de Guatemala a su rival, la ex primera dama Sandra Torres, con más del 90 por ciento de las mesas escrutadas. Los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral señalan que el aspirante del partido «Vamos» suma un 59,13 por ciento de los poyos (1.825.650 de los votos), mientras que la candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza tiene el 40,87 por ciento (1.261.783 sufragios). Más de ocho millones de guatemaltecos estaban llamados a las urnas este domingo para elegir al presidente y vicepresidente que dirigirán el país durante los próximos cuatro años en sustitución de Jimmy Morales, que entregará el bastón de mando el próximo 14 de enero. Con el 92,97 por ciento de las mesas (19.616 de un total de 21.099) y a expensas de que el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala oficialice los resultados, Giammattei se convierte en próximo presidente y su compañero Guillermo Castillo en el próximo vicepresidente.
5. Cientos de portugueses repostan en gasolineras españolas por la huelga de sus transportistas. Los carburantes ya escasean en Portugal, justo cuando arranca hoy 12 de agosto una huelga de transportistas -indefinida, según las centrales sindicales convocantes- que amenaza con colapsar el país vecino. La distribución en supermercados también se va a ver afectada y hasta los «chalecos amarillos» han anunciado que entrarán en escena para bloquear los accesos al emblemático Puente 25 de Abril, en Lisboa. De modo que las vacaciones de agosto se presentan con un conflicto que se ha ido enconando en las últimas semanas, sobre todo porque el Gobierno rechaza plegarse a las exigencias de los trabajadores, que pasan por pedir la inclusión de los extras y los subsidios en el salario base. EL primer ministro, el socialista António Costa, se ha visto obligado a citar al gabinete de crisis, ese llamado a reunirse en los momentos más excepcionales para la nación lusa. También se dirigió públicamente a los ciudadanos para decretar de manera oficial la crisis energética en todo Portugal, operativa desde la madrugada del pasado viernes al sábado (días 9 y 10 de agosto) hasta el próximo miércoles 21.
6. Nadal revalida su título en Canadá tras arrollar a Medvedev. Si Rafael Nadal quería utilizar el Masters 1.000 de Canadá como preparación para el US Open, se podría decir que está más que listo para afrontar el último Grand Slam de la temporada. Por tenis, físico, rodaje, estadísticas y confianza, altísima después de levantar su quinto título en Montreal, defendida la corona que el año pasado celebró en Toronto. En la final ante Daniil Medvedev, las mejores sensaciones y detalles ya pulidos para lo que viene después de apenas setenta minutos de contienda. Se enfrentaban el español y el ruso por primera vez en una pista de tenis. Los números, abrumadores para el balear: cincuenta y una finales de Masters 1.000 por la primera de su rival; treinta y cinco títulos, por ninguno del ruso; 962 victorias, por 110; la veteranía frente al ímpetu; la experiencia ante el estreno. Y a Nadal le costó solo un juego entender a este rival hijo del tenis del hoy: altísimo (1’92), con un saque muy potente (solo había perdido tres juegos antes de la final), un revés muy férreo y unas piernas con energía suficiente para llegar a todo.
VAMOS MUY MAL A DÓNDE NO LO SABEMOS.
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