Ricas herederas, actrices y una secta sexual: el escándalo Nxivm
Una multimillonaria del imperio Seagram's y la protagonista de «Smallville», en el centro de una secta sexual que esclavizaba a mujeres.
El día en que a Sarah Edmonson le marcaron en la piel a fuego, como al ganado, las iniciales del líder de la organización que idolatraba, se convenció de que algo iba mal. Esta actriz canadiense era una seguidora ferviente de Nxivm, una organización de autoayuda y desarrollo personal fundada por Keith Raniere a finales del siglo pasado.
Los testimonios de Edmonson, publicados en un primer momento por «The New York Times» en 2017, y otros miembros de la organización empezaron a dibujar una organización abusiva y criminal, que albergó una secta sexual con esclavismo, extorsiones y delitos económicos. Esta primavera, las sesiones preliminares del juicio a sus protagonistas en los juzgados federal de Brooklyn han sido un desfile de estrellas de la televisión -Allison Mack, protagonista de «Smallville»-, ricas herederas -Clare Bronfman, dueña del imperio Seagram's- y personajes oscuros que imponían la voluntad del líder supremo. Se espera que el juicio comience el mes que viene y que aparezcan nuevos detalles de un escándalo sórdido.
Raniere es un tipo misterioso pero carismático. En los años 90 fue investigado y sancionado por montar una estafa piramidal en una empresa de venta de artículos con descuento que llegó a tener 200.000 suscriptores. No tardó en aplicar sus dotes de venta a las redes de motivación personal y autoayuda con Nxivm, donde desarrolló técnicas y programas de desarrollo personal con énfasis en «mejorar la felicidad».
En su mejor momento, acumuló 16.000 miembros. Como es habitual en este tipo de grupos, famosos y millonarios recibieron las enseñanzas de Raniere. Entre otros, Stephen Cooper, que fue consejero delegado de Enron; la empresaria hotelera y de los medios Sheila Johnson; Cristina Fox, la hija del ex presidente de México, Vicente Fox, o la modelo Linda Evans.
Ninguno de ellos estuvo tan involucrado en Nxivm como Clare Bronfman, una de las herederas del imperio Seagram’s, el gigante de las bebidas alcohólicas que se expandió hasta el negocio del entretenimiento. A pesar de las protestas de su padre, Edgar Bronfman, Clare y su hermana Sara, que fue quien la introdujo a Nxivm, donaron 65 millones de su fortuna a la organización. El músculo financiero de las Bronfman ayudó también a que Raniere se sacudiera durante años demandas y acusaciones de haber construido una secta.
Arrepentimiento
«Estoy verdaderamente arrepentida», aseguró Bronfman hace unos días delante del juez, ante el que se declaró culpable de esconder a una inmigrante ilegal para beneficio económico y de uso fraudulento de documento público. «Quería hacer el bien en el mundo», dijo Bronfman sobre su involucramiento en Nxivm, en una conducta de una heredera multimillonaria que solo se entienden bajo la manipulación de Raniere, que dentro de la organización se hacía llamar por el nombre «Vanguard».
Cuando lo peor de Nxvim empezó a hacerse público en 2017, Bronfman salió en su defensa: «He visto tantas cosas buenas de los programas y del propio Keith», dijo sobre Raniere. «Sería una tragedia perder las ideas innovadoras y transformadores que siguen mejorando la vida de tantas personas».
Entonces, Bronfman aseguró que no conocía las prácticas más oscuras de Raniere: una secta sexual secreta dentro de Nxivm. El nombre que tenía era DOS, y reclutaba miembros de entre las seguidoras más fieles de la organización.
Edmonson explicó cómo era el proceso de captación. En su caso, uno de las personas de más alto rango en Nxivm, Lauren Salzman, visitó su ciudad y le hizo una propuesta sobre un grupo especial dentro de la organización, algo «realmente maravilloso». Pero para asegurar el secreto de este grupo, los nuevos miembros debían entregar material comprometedor sobre sí mismos: fotografías sexuales, confesiones…
Edmonson lo hizo y poco después estaba en el norte del estado de Nueva York, donde Nxivm tiene su sede, para una sesión iniciática. No sabía lo que iba a ocurrir. Le marcaron a fuego las iniciales de Raniere cerca de la ingle, una marca que todavía lleva.
Dentro de la organización secreta, se multiplicaron los abusos y el tráfico sexual. Raniere, que se ha declarado no culpable e irá a juicio este verano, tenía esclavas sexuales, a las que obliga a desnutrirse porque esa era la apariencia física de su gusto. Además de los abusos sexuales, los «maestros» de DOS tenían a personas esclavizadas trabajando para ellos.
Parte del funcionamiento de la secta se basaba en el reclutamiento de nuevas mujeres. Aquí tuvo un papel protagonista Allison Mack, una actriz que fue una cara muy reconocible en EE.UU. por «Smallville». Se le considera la segunda de Raniere en la trama, un personaje exitoso idóneo para conseguir nuevas víctimas.
En el juicio, Mack pidió perdón por su papel y reconoció su culpabilidad en el reclutamiento de mujeres para realizar «servicios» para Raniere. «Lo siento mucho por las personas a las que hice daño por mi lealtad equivocada a las enseñanzas de Raniere», dijo ante el tribunal. La actriz se enfrenta a una pena de cárcel de hasta 20 años y se espera que conozca su sentencia en septiembre.
POCA CABEZA PARA TANTO DINERO
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