Alumnos de la Rey Juan Carlos protestan en la calle contra “la mafia” universitaria.
Siete asociaciones han llamado a la huelga debido al menoscabo del prestigio en sus aulas.
Esta concentración, convocada en Vicálvaro es muy simbólica porque ahí nació la universidad y es la cuna de la corrupción detectada. "Fuera mafia de la Universidad", gritan los alumnos reunidos. "No solo es Cifuentes, es el sistema" y "La Universidad para los estudiantes", corean también. Sus exigencias se resumen en cuatro: que dimita el rector Javier Ramos, que se abra una investigación externa de la URJC, que se limpie y se regeneren los órganos de gobierno de la universidad.
Siete asociaciones estudiantiles de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) han convocado para este jueves a sus 40.000 alumnos a una huelga con la que han tratado de paralizar la vida de sus cinco campus repartidos por municipios del sur de Madrid.
Por el prestigio de nuestros títulos, es la consigna. Por la mañana, los piquetes se han concentrado a las puertas del campus de Fuenlabrada para disuadir la entrada de los alumnos. Tradicionalmente se movilizan más los matriculados en Ciencias Jurídicas (Vicálvaro) y Comunicación (Fuenlabrada) pero, el descontento ante los escándalos que salpican a la universidad desde el 21 de marzo es tal, que los organizadores esperan también que se sumen los alumnos que estudian ingenierías y ciencias.
En un comunicado, hecho publico la semana pasada, los organizadores de la protesta explicaban los motivos de su convocatoria: "En los últimos años, son muchos los escándalos que atañen a la URJC: los plagios del antiguo rector, Fernando Suárez, las contrataciones irregulares del profesorado, el falso máster de Cristina Cifuentes, el máster cursado con privilegios por Pablo Casado y, ahora, el máster cursado con privilegios y plagiando el TFM de Carmen Montón". Los estudiantes consideran que en este clima de descrédito público sus títulos se han desprestigiado, y que el problema del campus es estructural y no de "cuatro manzanas podridas".
Unas 40 personas han pasado la noche en el edificio de gestión de Fuenlabrada y han abandonado el edificio a las siete y media de la mañana. "Esta no es una huelga de profesores ni de Personal y Servicios. No queríamos interferir en la limpieza", explica Luis Ramos, de la asociación Res Pública y estudiante de Políticas y Economía.
"Nos han llegado e-mails de alumnos que tienen que venir porque el profesor había puesto un examen, prácticas o un seminario obligatorio", se lamenta Luis. Las asociaciones pidieron que hoy no hubiese pruebas evaluables y el rector Javier Ramos les recordó que "las actividades docentes han de avanzar con normalidad".
Desde que estalló la noticia del máster de Cifuentes, el rector periódicamente envía un correo electrónico a toda la comunidad universitaria en la que expone su visión del último sofoco o le da cuenta de lo ocurrido en los consejos de gobierno. Ayer miércoles, Ramos, en vísperas de la huelga, también escribió. Llamó a respetar el derecho de huelga. Se espera que por la tarde reciba a una delegación de las siete asociaciones.
"No estamos impidiendo entrar a nadie. Explicamos detalladamente a los alumnos los motivos. Que estamos luchando realmente por los derechos de todos nosotros, independientemente de que hagan la huelga, y que entrando a clase corrompen aún más y el sistema. Hay gente que se está volviendo atrás", cuenta Gemma Pérez, alumna de tercero de Economía y Derecho en Fuenlabrada. "Tenemos que defender que a nosotros no nos regalan nada. Yo me esfuerzo lo mismo que uno de la Complutense. Que haya una red clientelar con políticos a los que se regale directamente los títulos, no significa que a los estudiantes de a pie nos hagan eso".
El pasado mayo hubo elecciones al claustro y en el sector C, el de los alumnos, hubo un vuelco ideológico muy llamativo. Los aspirantes de asociaciones de izquierdas desplazaron a los más próximos tradicionalmente al rector y no tardaron en anunciar que impulsarían una moción de censura a Ramos si no se va. Este jueves es su prueba de fuego.
LA CORRUPCIÓN EN ESPAÑA NO TIENE LÍMITES NI BARRERAS.
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