Zoido, a su llegada el 2 de octubre al acto de imposición de medallas policiales con motivo de la festividad de los Ángeles Custodios, patrón de la Policía Nacional, en Sevilla
Ineptitud.
Zoido ha fallado ante la emergencia en la AP-6 y ante otras crisis relevantes.
En las hemerotecas consta la exigencia de dimisión que Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, planteó en 2009 a la ministra socialista de Fomento, Magdalena Álvarez, tras una nevada que provocó el cierre del aeropuerto de Barajas durante cinco horas. El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, el de Fomento, Íñigo de la Serna, y el director de la DGT, Gregorio Serrano, no solo no se han planteado en ningún momento dimitir, sino que persisten en responsabilizar a los conductores y a la concesionaria de la AP-6 del caos que desembocó en el encierro de más de 3.000 familias en sus coches durante 18 horas en la noche del sábado al domingo.
Zoido y Serrano estaban en Sevilla, donde el director de Tráfico ha asegurado que podía seguir los avatares de la tormenta. Y para hacer lo que hicieron sin duda fue suficiente, pero no para reaccionar como responsables eficaces ante una situación de emergencia. Hasta el domingo no se trasladaron a Madrid para encabezar los comités de crisis que a todas luces llegaron tarde para los ciudadanos atrapados en la nieve. Hasta el domingo y avanzada la mañana, 240 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) no consiguieron desbloquear la carretera.
La oposición ha exigido las comparecencias inmediatas en el Congreso de Zoido, De la Serna y Serrano. Sus explicaciones detalladas son urgentes para comprender no solo qué falló para que el Gobierno no cerrara a tiempo la autopista y permitiera que siguieran acumulándose coches, sino para que además no se asistiera a los atrapados. El argumento del Gobierno de que la responsabilidad es de la concesionaria, Iberpistas, es una excusa que empeora el diagnóstico de la situación, ya que entonces la revisión de protocolos debe ampliarse también a las relaciones del Estado con las concesionarias.
Y más allá del análisis detallado de fallos y errores, el presidente del Gobierno debería reflexionar muy seriamente sobre la ineptitud que ha mostrado el titular de Interior en momentos de crisis muy relevantes, de la que esta nevada ha sido el último exponente.
Zoido, exalcalde de Sevilla, fue el máximo responsable de la nefasta actuación policial el 1 de octubre en el referéndum de Cataluña. Las cargas de las fuerzas de seguridad allí desplegadas saltaron a las pantallas de todo el mundo y se convirtieron en el argumento principal de unos líderes independentistas que habían perdido de sobra la batalla de un referéndum creíble. Al día siguiente, ignorando el momento más dramático de la crisis independentista, Zoido se fue —otra vez— a Sevilla a imponer medallas a sus antiguos escoltas en lugar de hacer frente a la situación en Cataluña.
En materia de inmigración ha generado las protestas justificadas del Defensor del Pueblo, de jueces y ONG al recluir a cientos de inmigrantes en la cárcel de Archidona, aún sin inaugurar por falta de agua, cuando la ley prohíbe hacerlo en centros penitenciarios. Y en materia de tráfico, bajo su mandato se ha consolidado la inversión de la tendencia de descenso de muertos en carretera.
No parece Zoido, en estas circunstancias, el mejor titular para una cartera tan relevante como la de Interior.
CON ESTE TIPO DE POLÍTICOS NUESTRA DEMOCRACIA COJEA Y TIENE UN RECORRIDO MUY CORTO.
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