El cuartel general de CaixaBank en Barcelona.
Cataluña pierde todos sus grandes bancos en ocho años.
En 2009, en territorio catalán había 11 grandes entidades financieras. Con la salida del Sabadell y CaixaBank ya no queda ninguna.
Esta semana se ha dado uno de los mayores golpes al proceso independentista con la marcha de las sedes sociales del segundo y del quinto banco español, CaixaBank y Sabadell. El movimiento deja sin entidades relevantes radicadas en Cataluña, una comunidad que tenía 11 entidades domiciliadas en 2009. La crisis financiera de 2008 se llevó por delante las cajas de Girona, Sabadell, Terrassa, Manlleu, Tarragona, Manresa, Laietana, Penedès y Catalunya. Las sedes operativas de los dos bancos citados, donde se toman las decisiones, se mantendrán de momento en Cataluña, pero la clave es si permanecerán en el futuro para atender con la misma cercanía a particulares y empresas.
Los dirigentes catalanes lo negaron hasta el último momento: CaixaBank y el Sabadell no se irán de Cataluña, dijo el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, 48 horas antes de que ambas entidades trasladaran su sede a Valencia y Alicante respectivamente. También lo había dicho antes, en octubre de 2015, el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, para aplacar a los temerosos con el proceso: "No nos traten como tontainas. Los bancos no se van a ir de Cataluña porque representa el 20% del mercado español. Se van a pelear por estar aquí", concluyó.
La preocupación de los políticos se explica porque los últimos años han sido muy duros para el sistema financiero catalán, que solo hace unas décadas contaba con grandes bancos, como Banca Catalana, o gigantes de las cajas de ahorros, como la Caixa de Barcelona, que fue absorbida por la de Pensiones, formando La Caixa. El potente tejido industrial y manufacturero catalán se apoyó históricamente en las entidades, algunas de las cuáles formaron lo que se conoció como la banca industrial.
Tras las crisis de los ochenta y noventa, el sector se concentró en una decena de entidades más fuertes. Así se entró en la Gran Recesión de 2008, pero la mala gestión, la politización de las entidades y el colapso de euro acarrearon la quiebra y la venta posterior de nueve cajas, algunas de las cuales tenían 170 años de existencia. En paralelo, la economía catalana, como la del resto de España, se hundió. Solo hasta 2014, en esta región se cerraron 65.000 empresas y se destruyeron más de 650.000 puestos de trabajo.
Solo resisten dos pequeños
El viernes pasado, Arquia, la caja de arquitectos, y el banco Mediolanum, anunciaron que trasladaban su sede de Barcelona a Madrid y a Valencia, respectivamente. Con este movimiento, en Cataluña solo quedan dos pequeñas entidades con sede social y ficha bancaria que resisten: la rural Caixa Guissona y la Caja de Ingenieros. La primera nació en 1963, tiene 4 oficinas en Guissona, Barcelona, Lleida y Reus y administra 520 millones de sus clientes y ganó 5,1 millones. Dice que es una entidad "especial, con prioridades diferentes a las del resto porque solo buscamos hacer más fácil la vida de nuestros clientes". En realidad es una entidad comarcal con pequeño negocio respecto a las grandes cifras del sector.
Caja Ingenieros es una cooperativa con más de 150.000 socios, con 50 años de historia, 25 oficinas y 12 millones de beneficio. El viernes emitió un comunicado en el que decía que su solvencia y liquidez estaban en altos niveles y que solo cambiaría la sede si lo decidía su asamblea. Por el momento, no tiene pensado convocarla, apuntaron.
ESO ES LO QUE TRAE LOS CAPRICHOS DE LAS CABEZAS HUECAS QUE MANDAN EN CATALUÑA, NO SE PUEDE VIVIR DE CAPRICHOS HAY QUE MIRAR POR EL BIEN DE LA POBLACIÓN EN GENERAL.
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