La madrugada del sábado, pudimos asistir, a través de La1 de TVE, junto a otros 1.400.000 espectadores, entre ellos el rey Felipe VI, la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Un programa previo de producción interna conducido por Juan Carlos Rivero y María Escario nos hacía dudar de si estábamos en 2016 o 1996, parece que en RTVE nada ha cambiado. La ceremonia ha sido la menos vista desde la de Atlanta.
¿No ha cambiado algo en RTVE desde entonces? La respuesta es fácil. RTVE ha cambiado poco y si lo ha hecho ha sido a peor. Después de unos pocos años de ensoñación con presidentes elegidos por consenso (2007-2011), el PP nos hizo volver a una radio, televisión y web públicas al servicio del partido en el Gobierno y alejada de la gran mayoría de los ciudadanos que la perciben como ajena a sus intereses.
¿Qué ocurre en España para que no podamos tener unos medios públicos al servicio de todos los ciudadanos y no sólo de parte de ellos? ¿Hemos de resignarnos a que sea así? Tenemos que recordar que los votantes de los dos partidos que han gobernado en España, con sus mejores resultados, no han pasado nunca del 25% del total de la población española.
El buen funcionamiento de los medios en general y públicos en particular son fundamentales en los países democráticos avanzados para ser considerados como tales. En España arrastramos un retraso de décadas en relación a la democratización real en el funcionamiento de nuestro sistema político. Comenzando por los partidos políticos y llegando hasta las instituciones públicas, muchos de ellos siguen funcionando con tics predemocráticos. Especialmente grave es la situación en los medios públicos que son sistemáticamente utilizados por los gobiernos y sus intereses políticos, y no a favor de la gran mayoría de la ciudadanía.
Es urgente que España revise la relación de sus instituciones con los ciudadanos. Los partidos políticos tienen que dejar de utilizar las instituciones en su propio interés. Un nuevo pacto con la ciudadanía que construya el respeto y aprecio hacia las mismas.
Especialmente relevante es la generación de un pacto entre los ciudadanos y RTVE, estos deben sentirla como propia, que les concierna y le sea útil, pues cumple la función que justifica su existencia y el gasto que representan a través de nuestros impuestos.
RTVE demostró con la retransmisión de la ceremonia de Rio y programa previo, una vez más, que no está a la altura de ese pacto urgente con todos nuestros ciudadanos.
TODO LO QUE ME RODEA ME DA MUCHA PENA, POR LA MEDIOCRIDAD.
1 comentario:
Por la mediocridad y por la caspa.
Gracias.
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