He oído en los medios al señor alcalde de la Pola declarar que no entendía la decisión tomada por la asamblea general de la Sociedad de Festejos en lo referente a la votación para las elecciones a presidente.
Si el señor alcalde fuese socio de la sociedad y hubiera ido a la reunión, no tendría ahora ninguna de esas dudas que dice tener, lo hubiera entendido más rápido que deprisa.
Como se ve y por desgracia, ese no fue el caso.
Si el señor alcalde hiciera las consultas necesarias antes de hacer declaraciones, hablase con más personas y no se dejase engañar por aquellos que saben decirle lo que él quiere oír, probablemente yo no me vería en la triste necesidad de escribir aquí nada.
Es la primera vez que lo tengo que hacer... pero tal vez no la última.
Yo puedo entender que usted tenga tirria a la directiva saliente de esta sociedad porque le han dado tantas collejas como han visto necesarias y en público, algo que por otra parte se está volviendo recurrente con el resto de sociedades polesas e incluso otros colectivos.
Pero cargar exclusivamente a las personas que forman parte de la directiva de las decisiones que toman los socios reunidos en junta general extraordinaria y realizada en votación de forma totalmente legal y sujeta a normas estatutarias, está muy feo por su parte, se nota un cierto revanchismo personal.
Con los datos altos, claros y con números presentados por la directiva saliente no sé quién será el/la valiente que se presente para tomar las riendas de esta independiente sociedad, pero si es que lo hay y sea cual fuere, deberá pasar, como el último presentado, a aprobación, si procede, de la junta general extraordinaria de socios. Esta junta, y solo esta, tiene poder para decidir.
De hecho, ya ve, la junta directiva actual ya dijo alto y claro para todo aquel que lo quiso oír en el pregón de las fiestas del Carmen y Carmín del pasado año que ellos, después de haber pasado el tiempo estipulado de su mandato, no se iban a presentar a la reelección.
Y mire que hasta hace cuatro días no se presentó nadie.
Ahora solo le queda a usted hacer las fiestas, no le queda otra, porque si no, a ojos de mucha gente será usted el responsable de que no esté activa la Sociedad de Festejos y de que no haya fiestas.
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