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sábado, 29 de marzo de 2025

CAMINAR CON LOS OJOS TAPADOS.

 Llevo años cabreado, los últimos diez aún más. He llegado a la conclusión de que es algo patológico: no sé si por la impronta de Konrad Lorenz o por el nacimiento en sí, lo que sí sé es que no es genético. Miro hacia atrás y siempre recuerdo el disgusto que sentía por tanta aceptación de las rutinas y la no aceptación de lo sorprendente. Cuando, con 25 años, salí a visitar acerías por la zona de Sheffield, sentí que aquella gente era razonablemente diferente, sin embargo, les quitaron las acerías. Supe entonces que aquí lo que buscamos es que todos piensen igual y no escuchamos al que piensa diferente, con ello perdemos su pensamiento, que queda abandonado en la soledad. Sin embargo, Hannah Arendt dice: «Nada es más peligroso que un pueblo que ha renunciado a su derecho a pensar por sí mismo», algo que requiere pensamiento individual no adscrito en bloque a una masa adicta. En 1982 voté al PSOE y no le volví a votar. He ido siempre a votar y votado en contra; y, si volvía a defraudarme el partido votado, buscaba otro de izquierdas para seguir votando en contra: ahora voto al Partido por un Mundo más Justo (M+J). Cuando llegó el 15-M en el 2011, volví a ilusionarme. Pero en vez de insertarse en los partidos existentes para promover en ellos pensamientos innovadores manteniéndose como movimiento social, crearon un empoderado partido político del que muchos se aprovecharon y siguen aprovechándose en medio del guirigay. Hay tanta gente que se dice de izquierdas en las redes sociales que cualquier día oiré decir: "Defenderemos al lobo y a Putin como defensores que son ellos de la paz y la armonía biológica y social en el mundo". Llegado a este punto, sabiendo que soy perro pequeño y ladrador, solo me resta intentar, en lo que pueda, despertar a un mastín para que defienda a los borregos. Esperando que un mastín capaz de crear el Foro del Noroeste nos permita despertar para ponernos a salvo. Aunque son muchos los que, teniendo asumida la bondad del estimulante pensamiento positivo..., no se dan cuenta de que este está sobrevalorado si nos lleva al borde del abismo del «Sonríe o muere». El caso es que procuro no ser ni estúpido ni malvado, prefiriendo ser un incauto preocupado por lo social si no puedo ser un inteligente creador del beneficio propio y general. Sin embargo, debo reconocer que el ímpetu de mi cabreo hace que a veces parezca equivocado, al pretender que la estupidez no gane la partida. Pero no me rindo, aunque llegue a ser considerado alguien que solo dice ocurrencias.

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