Cara y cruz de nuestro sistema de salud pública. De un tiempo a esta parte, quienes estamos en edades de ochenta hacia arriba tenemos acumulada la suficiente experiencia para saber cuándo nos están contando batallitas para tratar de distraernos y que no veamos lo que pasa en sus justos términos, y lo que por otra parte es la pura realidad de lo que está pasando, mucho bla, bla, bla... y mucho y “y tú más”, pero como siempre se dijo: entre tanto la casa sin barrer.
Hace unos cuarenta años, en el Hospital de Cabueñes (la Residencia, para muchos entonces) en el departamento de Oftalmología me detectaron glaucoma avanzado en ojo izquierdo, dialogando entre doctores decidieron desviarme al antiguo HUCA en Oviedo, allí me hicieron unas sesiones de láser para tratar de evitar la intervención quirúrgica y con la ayuda de colirios consiguieron mantener la presión intraocular o (PIO) dentro de unos niveles aceptables durante años; me estuvieron citando a consulta semestralmente, hasta que hace un par de años, basándome en lo engorroso que me resultaba el desplazarme a Oviedo, solicité traslado a Gijón, que es donde resido. En mala hora se me ocurrió tal cosa, desde entonces me siento abandonado por parte de ese servicio en Cabueñes, tengo la impresión de que pasan de mí, hago escritos al servicio de atención al paciente y es como si los depositara en la papelera de la esquina de mi casa; no me citan a consulta. Estoy acudiendo a una clínica privada, y me dicen que, si no me operan, acabaré perdiendo la visión; de otra parte, ahora me detectaron degeneración macular y los inyectables para tratarla valen más que lo que mi pensión se puede permitir como gasto extra.
Ante todo, lo expuesto, yo pregunto: Quienes fuimos puestos a trabajar a los 14 años, cotizando hasta la jubilación, ¿merecemos ahora este trato de abandono? Yo creo que no, menos aún, cuando vemos tanto despilfarro, aparentemente en cosas superfluas o innecesarias y gobernando quienes sacan pecho a todas horas presumiendo de lo muy progresistas que dicen ser. Si progresismo significa ir hacia atrás en derechos, entonces mejor no hacer nada. Da la impresión de que poco a poco, se quieren cargar la sanidad pública en beneficio de la privada. Quien pueda permitirse pagar, será atendido, quien no, quizás volvamos a vernos en las antiguas casas de socorro. Es triste, parecerá exagerado, pero yo así lo pienso.
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