Después del impacto del intento de asesinato de Donald Trump, que ha hipnotizado a los estadounidenses, cambiemos de continente para vivir una experiencia bíblica digna de una película de terror, con la banda sonora del canto litúrgico "Dies irae" y guionizada por Stephen King.
Sinopsis: La invasión simultánea de dos camadas de cigarras (una aparece cada 13 años, otra cada 17 años, y coinciden este año, después de más de dos siglos), artrópodos voladores de tamaño considerable, emergiendo del suelo, bajo el cual permanecen la mayor parte de su vida, para emparejarse, poner crías y... morir antes de dos meses.
Ni que decir tiene que una buena parte de la producción nacional de alimentos será devorada por estas pequeñas, desagradables y molestas bestias, posiblemente "fabricadas" por Putin.
Además, suena apocalíptico que sean un billón de cigarras las que este verano vengan a invadir España desde el Marruecos de Mohamed, en un desastre biológico causado por el cambio climático (y los antivacunas).
Cualquier español, excepto los del RH negativo, se verá afectado por estos bichos, molestos portadores de una especie de hongos similares a las ETS, que los vuelve hipersexuales.
Eso, sin contar con que la cacofonía de sus cantos de apareamiento creará una mezcla fuerte e inquietante de chisporroteos, zumbidos y ruidos que "pueden alcanzar los 120 decibelios si estás justo dentro de ese coro", algo así como acercarse demasiado al motor de un avión o correr en paralelo con un tren.
Para algunos "afortunados" ecologistas, esos sonidos serán la canción del verano. Para otros "desafortunados, como pueden ser las personas del espectro autista, que tienen sensibilidad auditiva, la cacofonía puede resultar especialmente irritante.
Hasta ahí lo trágico, pero anímese que también hay factores positivos a tener en cuenta.
Piense que las cigarras, aparte de ser una fuente de alimento deseable para una mezcla de animales cuya lista incluye pájaros, ardillas y varias mascotas domésticas, según el sitio web de la Extensión de la Universidad de Illinois, son comestibles (junto con otros insectos, gusanos de seda, langostas y grillos), en todo el mundo.
Las crías periódicas han inspirado a restaurantes y locales de EE UU a incorporar las cigarras a todo tipo de productos, desde helados hasta ingredientes para pizzas y, dado que la demanda va a superar ampliamente la oferta, probablemente sea necesaria alguna modificación genética para que esos artrópodos aceleren su ciclo en beneficio de la Humanidad.
Titular de "Scientific American": "Comer cigarras como refrigerio puede ser sostenible y delicioso", donde un tal Joseph Yoon, fundador de Brooklyn Bugs y de algo llamado "embajador de insectos comestibles" (suena como si lo hubieran sacado de "Star Trek", o quizás de "Alien"), ensalza las muchas virtudes de comer cigarras, desde el "sabor a nuez" hasta los beneficios ambientales.
Yahoo News quiere que sepa que las cigarras tienen "tantas proteínas como la carne roja" y son "literalmente un superalimento", además de las habituales cosas medioambientales.
La revista "Body and Soul" sugiere que los insectos comestibles son "el refrigerio del futuro".
ABC también interviene y pregunta: "¿Debería la gente comer insectos en lugar de carne?".
Nunca adivinará cuál es la respuesta.
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