Carmen murió de hambre y sed, encerrada con un candado por su hija y su yerno
«Era piel y hueso», dice la Guardia Civil de Huelva tras detener a la pareja por homicidio doloso
El asesino de Morata, a otros presos: «Si me cae prisión permanente, ¿cuál es la cárcel más tranquila para la condena?»
Carmen Romero Fernández, de 58 años, ingresó en el hospital de Riotinto el 28 de diciembre. La llevó una ambulancia desde su casa de Jabugo pero parecía recién salida de Auschwitz. Sufría deshidratación, desnutrición severa, una grave infección respiratoria y caquexia (se había quedado sin músculos). «Piel y huesos es lo que quedaba de ella», resume el cabo José Barroso, al frente de la investigación. Carmen no respondía a ningún estímulo, no podía moverse... Murió cuatro días después.
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