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lunes, 13 de junio de 2022

CHINA LLEVA AL LÍMITE SU AMBICIÓN ECONÓMICA GLOBAL

 China lleva al límite su ambición económica global usando a Rusia como peón

La diplomacia de talonario de la Nueva Ruta de la Seda convierte a Pekín en una amenaza para EE.UU. y la UE, mientras saca partido de las debilidades de Putin y rompe la cohesión de la UE

Ambos países están abriendo nuevos frentes de hostilidad en el Pacífico que amenazan Occidente, mientras el gigante asiático compra pequeños países endeudados con sus préstamos, entre los que también se incluyen Estados europeos

China, con la Ruta de la Seda, persigue que Europa se convierta en una colonia y Rusia sea su peón, y para ello se abre camino a través de un despliegue de diplomacia económica tejida como una telaraña que se extiende sobre todo el globo. Y que de materializarse haría del gigante asiático un titán entre imperios en declive. En suma, este alarde de la ingeniería y la innovación sería la mayor iniciativa existente de una infraestructura mundial (vías ferroviarias, carreteras, puertos, gasoductos, oleoductos, telecomunicaciones), cuyo objetivo es la supremacía global, en palabras del presidente Xi Jinping. La operación en muchos casos consiste en endeudar a un Estado, un problema al que también se enfretan países europeos. Y a corto plazo, la que más pierde en todo esto es Rusia, porque los recursos y los ojos de la opinión pública están en combatir a Putin, mientras China está moviendo ficha.

(Este enlace permite ver el mapa de cómo China se abre camino a nivel mundial con su proyecto) http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/economia/rutadeseda.pdf

Cortiña apunta:«Rusia sería a China lo que es hoy Reino Unido a EE.UU. , Reino Unido es una potencia militar de las más grandes de Europa, y EE.UU. la usa como caballo de Troya en Europa, para jugar sus cartas en el Viejo Continente».

En detalle, la que fuera One Belt, One Road Initiative (OBOR) ahora llamada BRI (Belt and Road Initiative), y conocida en castellano como la Nueva Ruta de la Seda, es un gran proyecto internacional iniciado en 2013. Combina dos vertientes, una de infraestructuras marítimas y otra terrestres y seis corredores económicos. Así internacionaliza su sistema en el mundo. Y para Estados Unidos supone una pesadilla para su hegemonía. De esta forma, como indica Christina Müller-Markus, analista de Cidob, «la ruta une continentes, océanos, países, organizaciones internacionales y regionales,tratados multilaterales y bilaterales. Abarcando finanzas, I+D, ciencia y tecnología, así como el intercambio cultural y académico». Pasando por los países que son socios numerarios porque han firmado el memorándum de entendimiento del BRI, frente a los que solo tienen proyectos puntuales. Básicamente, el BRI es una iniciativa de un billón de dólares impulsada por China para conectarla con el resto del mundo.

Tal como afirma Fernando Cortiñas, profesor del IE Business School, «China lo que está haciendo es replicar exactamente el modelo colonial de las potencias europeas del siglo XIX. Reino Unido construía ferrocarriles, centrales eléctricas y canales en las colonias, y éstas pagaban exportando materias primas, que los británicos transformaban, y luego vendían. La idea es que China presta dinero a sus vecinos y si no pueden devolverlo, se lo cobra con materias primas a futuro o se queda con la infraestructura que ha levantado en tierras extranjeras y la gestionan técnicos chinos».

Fernando Moragón, analista de geopolítica especializado en Eurasia, explica que la operación consiste en que los chinos desarrollan las economías de cada país para venderles sus productos. Y un claro ejemplo es «Pakistán, a la que le están haciendo una economía nueva, invirtiendo 63.000 millones de dólares. Los chinos prefieren el dominio económico, más que el militar, que es el estilo anglosajón». Y lo que tiene en común con Rusia es que el enemigo a batir es Estados Unidos. Cortiñas apunta: «Rusia sería a China lo que es hoy Reino Unido a EE.UU., Reino Unido es una potencia militar de las más grandes de Europa, y EE.UU. la usa como caballo de Troya en Europa, para jugar sus cartas en el Viejo Continente».

Múltiples frentes

Lo que queda patente es que China invierte mucho dinero en diversos frentes, en supercomputadores, en hacer sus propios microchips, en fusión nuclear. Tiene una clara apuesta de I+D, donde EE.UU. está perdiendo la batalla. Cortiña sentencia: «Cuando se invierte en educación y en innovación, tienes más productividad y más competitivo puede ser uno a nivel comercial y militar». Así China busca desarrollar el transporte, mejorar el control del clima y la producción agrícola e impulsar el desarrollo energético. Con China Railway Rolling Stock Corporation rompía los esquemas con su tren por levitación magnética a 600 km/h. También invierte en una revolución energética construyendo plantas solares en China y en Vietnam hasta plantas de energía térmica y de carbón en Madagascar, Además, tiene proyectos para mejorar la tecnología y el comercio digitalizado en Moscú.

«Rusia sigue siendo la segunda potencia nuclear del mundo. De tal manera que China pone la gente, las capacidades industriales y Rusia pondría las armas, en una alianza estratégica muy complementaria», señala Cortiñas. Pero matiza que los países no tienen amigos permanentes, solo intereses permanentes, «por lo que China podría terminar comiéndose a Rusia, sobre todo en su parte oriental con grandes recursos minerales. Pero hoy, le es útil». Mientras, Europa y EE.UU. sigan aislando a Rusia, China le compra sus recursos a un tercio de su precio. Gana la guerra comercial, pero no la monetaria porque el principal obstáculo de China y su moneda es que los países comercian con ella, pero la temen y en el fondo no confían en su autocracia. Cosa que no ocurre con EE.UU y el dólar. Rusia, por su parte, tiene su propia iniciativa euroasiática que rivaliza con el BRI. Sin embargo, apoya los objetivos del gigante asiático.

En medio de estas operaciones, con la guerra en Ucrania «Pekín ha puesto punto final a su ambición de convertir a Ucrania en una puerta de entrada a Europa Central», como indica Ander Sierra, analista de Descifrando la Guerra especializado en Asia-Pacífico. Mientras, cada vez es más evidente para Occidente que la Ruta de la Seda es una amenaza para la cohesión de la UE. Así China se hizo con el 67% del puerto griego del Pireo, en el corazón del Mediterráneo, convirtiéndose en la zona de acceso de productos chinos. Y Sierra señala que China ha intentado aprovechar la división existente en el Viejo Continente para aumentar su influencia, especialmente en los Estados de Europa del Este necesitados de préstamos e inversiones.

Asimismo, cuando más se debilita Rusia, más dependiente se vuelve de China, y eso es algo que se puede ver con la Ruta de la Seda polar. El oso y el dragón eran enemigos en este asunto, pero la necesidad ha cambiado las tornas. «Y las rutas árticas que se están abriendo representan la hucha de Putin, ya que en el Ártico se da más del 70% de la producción de gas natural de Rusia y el 17% de su petróleo». Y para China supone una enorme reserva de minerales y una forma de acortar tiempo en sus rutas. Para el resto del mundo, como explica Cortiñas, China quiere ser con el BRI «como el tío soltero que le regala dinero a los sobrinos». Pero sus préstamos «suponen un regalo envenenado, y así ‘compra’ pequeños países endeudados, como las Islas Maldivas, Sri Lanka, Yibuti o Pakistán. Y esta semana los chinos empezaron a desplegar una serie de pactos en las islas del Pacífico, que antes han apoyado a Taiwán. Aprovechan que todo el mundo está mirando a Ucrania, así extiende su Ruta de la Seda hacia el Pacífico».

La reacción retrasada de la UE al BRI, como señala Águeda Parra, analista de la Fundación Alternativas, ha sido el denominado ‘Global Gateway’, «el proyecto alternativo europeo a la Ruta de la Seda que pretende movilizar 300.000 millones de euros para 2027 para generar influencia en entornos asiáticos, con una visión europea». Pero el BRI también extiende sus tentáculos sobre Suramérica y el Caribe. Interesada, como explica Parra, en sus minerales tecnológicos. A la vez ,que se gestionan acuerdos poco transparentes. En toda esta dinámica, el Covid, lo que ha hecho es que la poco conocida Ruta de la Seda Digital se extienda más que las infraestructuras al uso del BRI.

Control de datos

La Ruta de la Seda Digital se centra en los cables submarinos y, en menor medida, terrestres de fibra óptica. También incluye sistemas de navegación satelitales, ya que China tiene BeiDou (BDS), un sistema de posicionamiento global, más preciso que el GPS estadounidense. Aparte del 5G, los centros de datos o la IA. Eduardo Tzili, experto geopolítico, explica que «en África y Suramérica el BRI se abre paso con esta infraestructura digital, a través de la empresa Huawei. Luego compra las tierras que pasan a ser propiedad privada de empresas chinas, y por extensión del Gobierno chino y eso es una amenaza para la soberanía de los países».

Además, Cortiña apunta «la Ruta de la Seda digital tiene la ventaja de que es muy barato desplegar redes de comunicaciones móviles comparado con un ferrocarril. Y políticamente tiene buena propaganda decir , por ejemplo, que China le ha dado el 5G a Uganda». Pero una infraestructura digital china expone a los países a la gobernanza del ciberespacio por el gigante asiático y al hackeo de datos. Pese a ello, en África ya representa el 70% de la banda ancha.

Lo que queda patente es que China invierte mucho dinero en diversos frentes: supercomputadores, microchips, fusión nuclear... Y el Covid no los ha detenido, «Donde hay un problema, China ve una oportunidad, así tienen una Ruta de la Seda de la salud que desplegaron con la pandemia», afirma Tzili, Como indica Cortiñas, «los chinos han aprendido de lo que hicieron los imperios coloniales de Europa en el XIX y de EE.UU. Sencillamente han sido buenos alumnos». Ahora, han superado al maestro y usan a Rusia como llave maestra.

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