Así se enseña a odiar a los conquistadores españoles en un colegio de EE.UU: las fotografías de la vergüenza
El colegio católico St Rose Of Lima, en Miami Shores, incluye entre sus actividades dirigidas para niños de primaria empapelar la clase con imágenes de busca y captura contra los «criminales» conquistadores
Fernando Sánchez es un fotógrafo español afincado en Miami que hace pocos meses alquiló un fin de semana el aula vacía de un colegio privado para realizar una sesión fotográfica con fines publicitarios. No conocía de nada este colegio católico, St Rose Of Lima, en Miami Shores, pero sí los rostros con los que estaba empapelada toda la clase que normalmente usan niños de educación primaria. Como parte de una trabajo de Historia, se exhibían en el aula una auténtica galería del terror hecha con pinturas de los conquistadores españoles al estilo de los carteles de los más buscados del Viejo Oeste. «Como español con cinco hijos escolarizados en EE.UU. me asombró lo bestial de lo que divulgaban estos carteles en un colegio que encima es católico y dirigido a niños hispanos.
Me pareció una burrada», explica.
Los carteles mostraban pinturas de los principales conquistadores de América junto a los crímenes cometidos, una descripción de sus rasgos, el último lugar donde fueron supuestamente vistos y la «recompensa» que se pagaba por su captura. Desde los 7.000 dólares por Pizarro a los 25.000 por Juan Ponze de León...
Por ejemplo, uno de los trabajos elaborados por estos niños de primaria, el dedicado a Hernán Cortés, afirma que este conquistador de «barba y cara larga y estrecha» asesinó a 150.000 personas en la conquista de México. «Él era arrogante, desafiante, codicioso y no se cuidó de asesinar a personas inocentes». Por su captura muerto o vivo, se piden 10.000 dólares.
Los crímenes de los conquistadores
En el cartel con la imágen de Juan Ponce de León, descubridor de la Florida que fue visto por última vez «corriendo de los indios con una flecha en la pierna» se cuenta que fue «responsable de la muerte de muchos nativos americanos» y que se especula «encontró la fuente de la eterna juventud». Así se resume toda la labor exploradora del español, un personaje fundamental para la historia de Florida. El texto que acompaña la imagen de Pizarro resulta más comedido y aséptico: el conquistador de los incas, el hombre que ejecutó a Atahualpa y quien unió a los enemigos incas. Lo sorprendente es que los hechos históricos figuren directamente como «crímenes».
La decoración de este aula de primaria no pasa de la anécdota y no sirve para evaluar, en general, cómo se estudia la conquista en todo el país, ni siquiera en el Estado de Florida, pero resulta una muestra especialmente simbólica por ser un centro de carácter católico y dirigido, sobre todo, a niños hispanos. En su página web, el colegio se presenta como una escuela católica «unida en la Sagrada Eucaristía para servir a Dios ya los demás con humildad y amor. Aceptamos la diversidad cultural con un compromiso apasionado con nuestra fe católica, la familia y la excelencia académica para que todos los estudiantes puedan alcanzar el potencial que Dios les ha dado». Su director, Stephen Brown, da la bienvenida a los alumnos a este centro con 65 años de historia proclamando «nuestra misión incesante de brindar oportunidades a nuestros niños que los desafíen y los preparen para dar testimonio de los valores cristianos a lo largo de sus vidas».
«Aquí todo el mundo quiere a España, pero todo el mundo está resentido con el tema de la conquista. La programación mental que tienen sobre este episodio está siendo muy fuerte últimamente por influencia del populismo de izquierda que está afectando a Iberoamérica, donde un indigenismo confundido está tomando mucho color», asegura Sánchez sobre las razones por las que se estudia así la conquista en un estado tan marcadamente hispánico. El fotógrafo decidió hacer públicas las escandalosas imágenes del colegio cuando entró en contacto con la asociación Héroes de Cavite, que se dedica a reivindicar el legado español y defender su historia de tergiversaciones desde dentro y fuera del país.
Fernando Sánchez, con doble nacionalidad, vive desde 1992 en Miami y conoce por sus hijos el sistema educativo local. «Los colegios católicos son de pago y están dirigidos a gente con mucho dinero. No son baratos. Me asombra que se encarguen actividades así en estos centros», considera. Miami es una ciudad con un porcentaje muy alto de hispanoamericanos y donde se habla mucho español. «La gente hispana de Miami es muy diferente a la del resto del país porque aquí ya hay una comunidad creada y no hay que adaptarse a los anglosajones. El nivel económico de esta comunidad es aquí muy elevado».
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