El euríbor azota a las familias y endurece el acceso a la vivienda
El índice hipotecario enfila su mayor alza desde la crisis del ladrillo de 2008 al volver a cifras positivas por primera vez en seis años
El golpe de la pandemia, una recuperación incompleta tras ella, la guerra en Ucrania que trastoca el repunte económico en toda Europa, la inflación desbocada que ahoga a las familias... y ahora la traca final con otro roto al bolsillo por la hipoteca. El euríbor lleva más de tres meses al alza y ya se nota en la cuota a pagar cada mes en aquellos casos que les toque actualizar en estas fechas.
Alrededor del 80% de las hipotecas en España están referenciadas al euríbor, el índice que se utiliza para calcular el interés de ciertos préstamos. En este caso, de las hipotecas a tipo variable, cuyo interés se configura por la suma del diferencial (un porcentaje fijo durante todo el préstamo y que durante el Covid los bancos han tirado abajo en su guerra hipotecaria por debajo del 1%) y el euríbor.
Este índice a 12 meses -el más utilizado- llegó a tocar el -0,505% en enero de 2021 y se mantuvo todo el año cercano a ese mínimo histórico. Un alivio para las familias, que veían reducida su cuota mensual. Ahora aquello es ya historia tras el ‘rally’ iniciado por el indicador este año.
En el mes de marzo de 2022 subió hasta el -0,237%, y en lo que llevamos de abril se ha vuelto a disparar. La media mensual se situaba a fecha de ayer en el -0,047%; incluso, este mes ya ha alcanzado valores positivos en dos días hasta el 0,005% y la tendencia apunta a que la media del mes ya podría finalizar en el terreno positivo.
De consumarse este último escenario, la subida de marzo a abril superaría las 23 centésimas. Así las cosas, se trataría del mayor alza en un solo mes desde la crisis del ladrillo. Hay que remontarse a junio de 2008 para encontrar un incremento del euríbor mayor; en aquel momento fue de 0,367 puntos.
Lo cierto es que desde febrero de 2016 el índice a 12 meses permanece en negativo. En aquel mes entró por primera vez en rojo, en el -0,008%, al calor del hundimiento de los tipos de interés de referencia del Banco Central Europeo (BCE) y los estímulos monetarios. Porque los movimientos del supervisor financiero de la zona euro condicionan la evolución del euríbor. Es por ello que en estos momentos el índice está aumentando ya que este descuenta que pronto -quizás ya este año- el BCE subirá tipos para tratar de aliviar la inflación, y con la banca celebrando también en Bolsa ese movimiento.
Golpe al bolsillo
En este sentido, un incremento del euríbor como el experimentado estos últimos tres meses se deja notar ya en el bolsillo de los consumidores. «Hoy en día la hipoteca media cuesta 384 euros más al año frente al cierre del pasado diciembre, y de continuar esta tendencia el resto del mes, aquellos que tengan que revisar la hipoteca con los datos del cierre de abril verán como sus cuotas se encarecen. Una situación que se suma al incremento de riesgos de impago de las cuotas derivado del fin de las moratorias implementadas durante la pandemia, riesgos que ya empezaron a manifestarse el pasado 2021 en los préstamos al consumo», explicó ayer la organización Adicae.
Bajo este escenario de alzas, la banca también ha reaccionado en los últimos meses. Hasta enero de 2022 las entidades financieras estaban potenciando las hipotecas a tipo fijo dados los niveles negativos del euríbor, llegando a ofrecer intereses por debajo del 1%. Esto ha sucedido en pleno ‘boom’ hipotecario con la compraventa de viviendas disparada y ha provocado que, según datos del INE, la cuota de las hipotecas fijas haya escalado hasta el 70%.
Sin embargo, con el índice avanzando hacia arriba, la estrategia de la banca ha cambiado. «Las entidades bancarias han cambiado la estrategia de su oferta hipotecaria, reforzando la oferta de préstamos a variable, que en este momento es lo que les reporta mayores expectativas de crecimiento de sus ingresos por intereses, y encareciendo los referenciados a fijo que aunque se mantienen en niveles contenidos experimentan subidas del 25%», afirmó Adicae.
Dicho refuerzo de la oferta de préstamos a tipo variable alcanza a todas las entidades financieras, que ven ahora su oportunidad de poder captar clientes vía ofertas y de sacar algo más de rédito económico a sus hipotecas.
Todo ello tiene un impacto en el sector inmobiliario, que acumula varios trimestres de fuerte crecimiento. Las compraventas de vivienda alcanzaron en febrero las 51.790 operaciones, un 24,1% más respecto al mismo mes de 2021, según la Estadística Registral Inmobiliaria del Colegio de Registradores de España. Las inmobiliarias, no obstante, se muestran cautas de cara a los próximos meses, precisamente porque temen que la subida del euríbor repercuta en las futuras operaciones.
«Es previsible que la vivienda nueva vuelva a subir más que la de segunda mano en función de la evolución de la inflación y los tipos de interés. A la imparable escalada del IPC, con un impacto directo sobre los costes de construcción y el transporte, se une el empeoramiento de las condiciones de financiación, donde el euríbor, aún en negativo, ha iniciado ya la tendencia alcista», explica en un informe reciente la inmobiliaria Engel & Volkers. Expertos como el profesor de Economía de la Universidad de Barcelona Gonzalo Bernardos ya avisan de que habrá una ralentización del mercado durante la segunda mitad del año.
Tal y como ha informado ABC, la obra nueva ha crecido con fuerza tras la pandemia, sobre todo por los cambios de hábitos de los compradores de vivienda tras la pandemia. Pese a ello, las casas de segunda mano siguen representando el 80% de las operaciones totales. Y la mayoría de ellas se financian vía hipotecaria.
La amenaza del euríbor se produce en un contexto en el que el acceso a la vivienda se ha endurecido sobremanera por la escalada de los precios, tanto del alquiler como de la compraventa. Según el último informe de Tinsa, la hipoteca media en España fue de 137.921 euros en 2021, con un desembolso medio mensual de 592 euros. Además, desde Tinsa destacan el esfuerzo teórico anual que realizan los residentes en cada ciudad para pagar la hipoteca, que en ciudades como Barcelona (45,7%), Madrid (41,9%) o Málaga (40,2%) se sitúa por encima del 40% de los ingresos disponibles, el porcentaje máximo recomendado por los expertos para afrontar el pago de la vivienda.
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