El BCE abre la puerta a terminar con las compras de deuda española ya en el mes de julio
La presidenta del BCE señala además que la economía euro está en una situación de exposición a la guerra de Ucrania no comparable a la de Estados Unidos y justifica que «aunque subiésemos los tipos no bajaría el precio del petróleo»
«Podría ser pronto (junio) o tarde (septiembre), dependiendo de los datos». Tras anunciar en marzo el adelanto del fin del programa de compras de deuda (APP) desde su previsión original de final de año al tercer trimestre, tras constatar el impacto sobre la inflación de la invasión rusa de Ucrania, la presidente del BCE, Christine Lagarde, dejó caer ayer que el final del emblemático programa de compra de títulos de deuda de países muy endeudados que ha estabilizado la situación financiera de las economías del euro en los últimos años podría desaparecer ya en junio, sin esperar al final del tercer trimestre en septiembre.
Malas noticias para los países que como España se han beneficiado significativamente de esta política, que no sólo le ha permitido financiarse a precios históricamente bajos durante los últimos años sino que ha aplanado su prima de riesgo respecto a otras economías como Alemania.
En esta fase, el BCE se ha convertido en el principal tenedor de deuda española, alcanzando un saldo superior al medio billón de euros, y ha garantizado las colocaciones del Tesoro. Incluso este año, con este programe en repliegue, se estimaba que el BCE adquiriera más de 50.000 millones de euros en títulos de deuda española.
Los tipos no se tocan
Hace ya un mes que la Reserva Federal de Estados Unidos anunció su primera subida de tipos, pero el BCE decidió ayer mantener congelada su política monetaria. Christine Lagarde justificó ayer la inacción de Fráncfort con el argumento de que las economías del euro están en una situación de exposición a la guerra de Ucrania no comparable a la de EE.UU. y recalcando que «aunque subiésemos los tipos no bajaría el precio del petróleo».
La presidenta del BCE reconoció ayer, tras la reunión del Consejo de Gobierno, que «los riesgos al alza para la inflación se han intensificado a corto plazo», pero sigue pensando que a medio plazo desaparecerán. Y ese es el motivo fundamental por el que Fráncfort ha decidido no variar su política: los tipos de interés seguirán en mínimos históricos, a pesar de la inflación desbocada, y se mantendrá al menos hasta junio el ritmo del programa de compra de activos, el ‘APP’, a razón de 40.000 millones este mes, 30.000 millones en mayo y 20.000 millones en junio. Lo que pase después dependerá de la evolución de la situación.
Inquietud por España
La parálisis del BCE evidencia que está dando tiempo a los países más retrasados del euro, como España, cuyo nivel de deuda pública se ha duplicado en la última década y alcanza ya el 118% del PIB. Tanto Fráncfort como Bruselas han advertido al Gobierno de que cuando empiecen a subir los tipos la prima de riesgo podría repuntar, la estabilidad de las finanzas públicas resentirse y volver el miedo a la quiebra.
A diferencia de buena parte de la zona euro, España continúa sin recuperar los niveles de PIB anteriores a la pandemia. Bloomberg ha publicado recientemente que el BCE está trabajando en una nueva herramienta para evitar la quiebra de los farolillos rojos, un nuevo plan de compra selectiva de bonos para evitar el desastre en un contexto de repliegue de la liquidez y subida de tipos de interés. Lagarde ni lo confirma ni lo desmiente.
Cada minuto que araña Lagarde para no subir los tipos de interés le sale caro a España, con una inflación muy por encima de la media de la zona euro. «La inflación ha aumentado significativamente y continuará siendo elevada durante los próximos meses», advirtió la francesa. El BCE dejará de comprar deuda española en verano y cuando esto suceda el Tesoro tendrá que convencer a los mercados de su solvencia para financiar el nuevo déficit y se volverá a hablar de la prima de riesgo. El Tesoro planea pedir este año al mercado 237.500 millones.
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