Crímenes de guerra, asesinatos en serie
No son víctimas de una guerra, sino pruebas carnales de un asesinato en masa y en serie
Como sucedió en los Balcanes o en la Alemania de 1945, donde afloró todo el horror que amparan las guerras de raza o religión, el repliegue táctico de las tropas del Kremlin ha permitido a Occidente observar de cerca la barbarie practicada por los soldados de Vladímir Putin contra la población de las ciudades que arrasaron durante su campaña de aniquilación. No son víctimas de una guerra, sino pruebas carnales de un asesinato en masa y en serie. La nueva tanda de sanciones anunciada ayer por Estados Unidos y la UE, cuyos dirigentes reaccionaron de inmediato ante las pruebas que confirman los crímenes cometidos por Rusia, deben ser tan contundentes como pasajeras. De una u otra forma, la guerra terminará, pero el mundo libre está obligado a aislar al régimen ruso a perpetuidad y a tratarlo como un peligro para la humanidad, empezando por una ONU de cuyo Consejo de Seguridad debe desaparecer cualquier representante de Putin.
El sitio de los criminales es el banquillo.
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