Iglesias y un intento desesperado de sobrevivir en Madrid
El líder de Podemos se presenta en Madrid para salvar la representación de su partido en una comunidad con mucha trascendencia nacional. Perder su espacio en la región afectará al papel del partido en el Gobierno central
Unidas Podemos se mantiene a base de balones de oxígeno y golpes de efecto. Sus últimas elecciones nacionales le sirvieron para lograr un hito: que un partido decrépito esté en el Consejo de Ministros. Pero ni con esas consiguen revertir la caída libre, y en algunos territorios ya ni existen. Perdieron representación en todas las comunidades desde 2015. Solo dos excepciones: Cataluña, donde se mantienen, y Andalucía, donde se presentaron con otras siglas. Pablo Iglesias no solo se jugará en Madrid el futuro de su partido, en un salto desesperado que confirma la extrema debilidad del partido; también las condiciones para ejecutar su no tan lejano relevo.
Antes de que el líder de Podemos anunciase el paso, los sondeos les auguraban malos resultados en la comunidad. Esa debilidad les afectaría a nivel regional, pero tendría repercusiones directas en su política nacional. Porque no estar o ser irrelevantes en Madrid pondría en riesgo su papel en el Ejecutivo: donde hoy se reivindican como actor fundamental, perderían razón y peso. Y el PSOE lo utilizaría.
Devorados por Más Madrid
No es ningún secreto que el exvicepresidente segundo se presenta a las elecciones del cuatro de mayo para salvar la representación de Unidas Podemos en un territorio determinante para el futuro de su proyecto. Mantenerse en la Asamblea es importante porque es la capital y porque fue en Madrid donde nacieron hace 7 años. Sin embargo, hay algo que no han podido evitar, pese a poner al líder en el tablero. Están siendo devorados por los aires frescos de Mónica García y Más Madrid.
Iglesias intentó diluir a su par en la izquierda ofreciéndole el regalo envenenado de un pacto electoral, pero García lo rechazó porque vio el truco. El líder de Podemos llevaba tiempo sugiriendo que no se presentaría a otras primarias de Podemos, previstas para 2024, ni sería el presidenciable de Unidas Podemos en las siguientes elecciones generales. Su salida de Moncloa fue sobrevenida por el terremoto político, pero aceleró un plan que estaba previsto: su 'adiós' a la política. El viernes ABC publicaba que Iglesias mantuvo contactos con el empresario catalán Jaume Roures para atar su futuro laboral a un proyecto televisivo. «Aun me quedan años en política», terció.
Tendrá hasta 2024, cuando finaliza su mandato en la Secretaría General de Podemos. Según su equipo, «ahora no piensa en eso» y está centrado en la región. Pero lo que ocurra en las elecciones marcará finalmente su camino. Si Iglesias mejora los resultados y entra en el Gobierno regional, dará oxígeno a Podemos, una vez más, haciendo así más fácil su relevo en los próximos años. Pero unos malos datos entregarán a Yolanda Díaz un partido más diezmado, que tendrá que sobrevivir a cada vez menos votos y superar el hiperliderazgo de Iglesias.
CREO QUE LE QUEDA MUY POCO
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