Rodillo contra el español en la universidad catalana.
Ocho de cada diez grados se imparten en catalán, mientras que en los estudios de posgrado retrocede y el castellano y el inglés le comen terreno.
Sobre el papel, la norma que rige los usos lingüísticos en las universidades catalanas es clara. «El catalán es la lengua propia y oficial» de la universidad, aunque, a diferencia de lo que ocurre en la escuela, donde se impone un modelo monolingüe en la lengua autonómica, en el ámbito académico el profesor tiene libertad para utilizar en clase cualquiera de los idiomas oficiales en la comunidad (catalán y castellano). También el inglés, en función de la planificación del centro.Del mismo modo, los alumnos tienen la misma libertad para expresarse en ambas lenguas en sus actividades académicas.
Ese «equilibrio perfecto» se pervierte, según denuncian alumnos y profesores, en la práctica, ya que la inmensa mayoría de los grados se acaban impartiendo en catalán en lo que es, de facto, una extensión al espacio de educación superior de la inmersión que impera en la escuela. Según datos facilitados a este diario por la Secretaría General de Universidades, en el 77 por ciento de los estudios de grado que se imparten en Cataluña la lengua de docencia es el catalán, mientras que el uso del castellano oscila entre un 12 y un 25 por ciento, y el del inglés se mueve en cifras similares, pese a que su presencia en las aulas ha aumentado progresivamente en los últimos cursos.
En el caso de los másteres, el impacto del catalán es menor debido a la vocación internacional de estos estudios, que atraen a un gran número de estudiantes extranjeros, especialmente de países latinoamericanos. Según los datos que maneja la Generalitat, se ofrece en esa lengua el 55,3 por ciento de las clases de máster en el total de universidades, aunque en algunos centros como la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona el número de sesiones en castellano (23 por ciento) supera al de las de catalán (4 por ciento), siendo el inglés la lengua hegemónica (en el 73 por ciento).
Posgrados al margen, el catalán se ha mantenido durante años como la lengua hegemónica en los campus. En algunas universidades como la de Gerona (UdG), muy significada con la causa nacionalista –fue de las pocas que pidió abiertamente por carta a sus docentes que el pasado 1-0 no impartiera clases para celebrar un año de la efeméride independentista–, acaba siendo prácticamente la única lengua docente en los grados. Según los datos que maneja la Generalitat (correspondientes al curso 2016-2017), el 85,2 por ciento de los estudios de la universidad gerundense se imparten en catalán –en algunas facultades supone la lengua de uso en el 99,8 por ciento de las clases–, una cifra similar a lo que sucede en los colegios con el proceso de inmersión.
Anular la matrícula
Esa realidad lingüística impide año tras año que alumnos de otras comunidades y países que se sienten atraídos por el nivel de excelencia de los centros catalanes (reconocido en los más prestigiosos ránquings internacionales) desistan de estudiar en esta comunidad. Entre los agaviados se encuentra Jorge G. L., estudiante de Toledo de 18 años, que este septiembre se matriculó en la UdG para cursar el grado de Diseño yDesarrollo de Videojuegos (era el único centro en el que podía cursarlos) y tuvo que renunciar a él ante la imposibilidad de no tener ni una sola asignatura en castellano. Se vio obligado a anular la matrícula y regresar a Toledo.
Desde el ámbito académico, también algunos profesores levantan su voz ante esta situación. María Inés Roldán, profesora de Ciencias de esta universidad desde hace 29 años, da fe de esta realidad. «La inmensa mayoría de los grados se imparten en catalán. Yo soy de las pocas profesoras que imparte la clases en castellano», indica en declaraciones a este medio. Reconoce que «pese a ser una universidad claramente nacionalista, nadie me ha obligado a usar el catalán en mis horas de docencia». Sin embargo, sí se ha sentido, según dice, «señalada tanto por alumnos como profesores por no expresarme en catalán en las aulas». Roldán admite que la inmersión sí ha llegado a los grados pero que los másteres han quedado libres del rodillo lingüístico.
«Potenciaron sin problema el castellano y el inglés para atraer alumnado extranjero, especialmente latinoamericano», apunta la docente. Respecto al caso del alumno de Toledo que topó con la intransigencia lingüística de la universidad en la que trabaja, Roldan considera «injusta y totalmente incorrecta la situación», sobre todo «tratándose de una institución pública que financiamos todos».
Alumnado extranjero
Fuentes de la Secretaría de Universidades consultadas por ABC, precisan que Cataluña, después de Madrid, es la comunidad que recibe más alumnos de otras comunidades y que esta cifra ha aumentado ligeramente en los últimos años –el curso pasado había registrados 13.719 estudiantes de otras comunidades, lo que supone un 8,22 por ciento del total; frente a los 12.263 que había en el curso 2014-2015 (7,44 por ciento)–. El número de estudiantes extranjeros también ha ido al alza. El curso 2014-2015 se matricularon en las universidades catalanas 9.095 estudiantes exranjeros, un 5,4 por ciento del total; cifra que el pasado curso aumentó hasta los 12.239 alumnos, un 7,1 por ciento con respecto al total. La llegada de alumnado extranjero a los másteres ha sido también un factor común en las universidades públicas catalanas. Según la Secretaría de Universidades, el curso 2017-2018 , un total de 10.147 alumnos de máster (37 por ciento) procedían de otros países y 3.429 (17,6%) del resto de comunidades españolas.
El grueso de los alumnos extranjeros que cursan posgrados procede de Latinoamérica, seguido de Europa y Ásia.
CREO QUE EN CATALUÑA HAY QUE SUSPENDER LA AUTONOMÍA POR UN TIEMPO HASTA QUE ACATEN LA CONSTITUCIÓN
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