La garrapata que transmite un virus hemorrágico se extiende por Europa
La «Hyalomma» provoca la fiebre de Crimea-Congo, que se ha cobrado dos muertes en España,
Las garrapatas se están extendiendo por Europa. Concretamente, las del género Hyalomma. En Países Bajos se encontraron este año solo dos, pero fue suficiente para que se desate la histeria colectiva. En 2018, también se halló otra en Reino Unido y también hay constancia de su presencia en Alemania, Hungría y Austria.
El problema de estas garrapatas, presentes en toda España salvo en la cornisa cantábrica, es que el principal vector, es decir, el «vehículo» de un virus que provoca una enfermedad que ya no suena lejana en nuestro país: la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. Estos artrópodos son los responsables de su transmisión a los humanos.
«Las garrapatas del género Hyalomma se están expandiendo a un ritmo mayor del esperado; si aparece su vector, es de esperar que también se expanda la enfermedad», asegura José Antonio Oteo, jefe del Centro de Rickettsiosis y Enfermedades Transmitidas por Artrópodos Vectores del Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR). «La expansión es un hecho aunque np hay que olvidar que ahora hay una búsqueda activa de las mismas, mañana igual nos encontramos otra en un país donde aún no se buscó», añade José de la Fuente, profesor de investigación del Instituto de Investigación de Recursos Cinegeticos (IREC).
Hay varios motivos que explican la aparición de garrapatas en lugares donde antes no estaban: movimientos humanos y animales, abundancia de hospedadores susceptibles sobre los que alimentarse (cabras, ovejas, caballos, cerdos, ciervos...) y el cambio climático. El aumento de temperaturas influye de la siguiente manera: las garrapatas tienen tres fases durante su vida (larvas, ninfa y adulto) y para pasar de una a otra deben realizar una muda, proceso que se acelera, «cuanta más temperatura hay, y que provoca, al mismo tiempo, menos mortalidad», explica Agustín Estrada Peña, catedrático de Zoonosis de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza.
Hasta ahora, estas garrapatas llegaban en estados larvarios a estos países de Europa «montadas» en las aves migratorias procedentes de zonas endémicas (de hecho, pasan de forma obligatoria por África y la proximidad de nuestro país con este continente explica, también, por qué tenemos riesgo). «Antes, al llegar a países como Alemania o Países Bajos hacía demasiado frío para que pudieran realizar su muda pero el clima ha ido cambiando (recordemos las olas de calor en el centro de Europa de este año) y nos estamos encontrando garrapatas adultas en zonas donde antes no había», explica Estrada Peña. «Aún no se ha comprobado que estas garrapatas resistan al invierno pero eso no quiere decir que no estemos atentos, la tendencia es que los inviernos sean cada vez más cálidos lo que les permitirá a estos artrópodos cerrar el ciclo, el problema va a ser cuando nos las encontreamos al año siguiente en el mismo lugar. Para 2030, la "Hyalomma" podría llegar a ser una garrapata común en el norte de Europa», sentencia Estrada Peña.
«Dato de alarma»
Oteo señala también como preocupante lo currido en Reino Unido, donde el año pasado se encontró una Hyalomma en un caballo. «En Reino Unido no se habían encontrado habitualmente en otro animal que no fueran aves, pero si ahora aparece en uno que no ha viajado, es un dato de alarma porque quiere decir que está creándose un ciclo y puede estar indicando que se están estableciendo en determinadas zonas. Este caso tiene más connotación aún si recordamos que Reino Unido es una isla, mientras que entre países centro europeos las fronteras políticas no son un impedimento para el paso de animales».
La alerta en Europa ha sido tal, sobre todo porque las actividades de ocio y deporte en bosques y praderas son muy populares, que ha llevado a las propias televisiones a dar consejos sobre cómo actuar en caso de picaduras de estas garrapatas, que parecen haber encontrado un nuevo hábitat gracias a un invierno extraordinariamente clemente en ciertas áreas que ha permitido sobrevivir a muchos ejemplares, informa Enrique Serbeto.
La causa que lleva a las garrapatas a estos países explican también por qué aumenta su población en nuestro país, donde ya son «extremadamente abundantes en el centro y suroeste peninsular», tal como señala el informe de situación y evaluación del riesgo de transmisión de esta enfermedad en España elaborado por el Ministerio de Sanidad en julio de este año.
Pero también hay que añadir otros motivos, como la repoblación de determinadas especies que actúan como hospedadores de las garrapatas. «En España estamos introduciendo muchos corzos y gamos, hospedadores de la garrapata, donde hay control de predadores y eso es un problema extra aparte del clima. Como siempre, el problema es la manipulación humana sobre el hábitat», advierte Estrada Peña que recuerda que lo mismo sucede con la población de jabalíes. «Es un hospedador que además se mueve mucho, unos kilómetros al día y lleva los parásitos con él allí donde vaya».
En España, advierte el Ministerio de Sanidad, «el virus circula enmás regiones de las que se sospechaba inicialmente, por lo que su extensión es mayor a la esperada». En nuestro país «se dan las condiciones adecuadas para la aparición de casos autoctónos» ya que están presentes todos los ingredientes para que circule el virus: presencia del propio virus, vectores competentes, hospedadores que pueden ampliar el ciclo y condiciones climáticas y ambientales adecuadas. También contribuyen a la expansión del virus la modificación del uso del suelo, las prácticas agrícolas, la caza o los desplazamientos del ganado. Sin embargo, en las conclusiones del citado informe se señala que el «riesgo de que se produzcan más casos esporádicos es moderado» y aunque la población española «es susceptible a la infección, nuestro país dispone de los medios adecuados para su correcto aislamiento y manejo».
Fiebre botonosa
En nuestro territorio se ha confirmado la presencia de garrapatas infectadas en Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Madrid y Andalucía. El primer caso humano se confirmó en septiembre de 2016 y le costó la vida a un hombre de 62 años que había estado haciendo un paseo por el campo en Ávila. El segundo caso confirmado fue el de una enfermera de 50 años que lo atendió y que superó la enfermedad. El año pasado se detectó el tercer caso, un hombre de 74 años, que murió tras haber participado en actividades cinegéticas en Helechos de los Montes (Badajoz). El último caso, que no se conoció en los medios, se produjo en agosto de este año y el paciente sobrevivió. La alerta volvió hace unos días. Una mujer fue hospitalizada en Sevilla, con la picadura de una garrapata, ante la sospecha de que estuviera infectada. Fue una falsa alarma de Crimea-Congo, pero se infectó con fiebre botonosa, menos letal. La picadura procedía de otro tipo de garrapata, la «rhipicephalus sanguineus», según ha podido saber ABC.
Con una letalidad de entre el 10 al 40%, esta enfermedad, cuando cursa de forma sintomática, puede provocar fiebre, cefalea, diarrea, náuseas o vómitos hasta hemorragias en el aparato digestivo, útero, tracto urinario o respiratorio. España tiene elaborado un protocolo de vigilancia del año 2017 pero se prevé que se actualice y se de a conocer la próxima semana. Este establece qué medidas de salud pública que han de tomarse ante un caso confirmado, cuándo ha de declararse la alerta, etc.
Pero la hyalomma no es la única garrapata que se está expandiendo. También se ha extendido la ricketsiosis (sobre todo la rickettsia slovaca y la rickettsia rioja) y la enfermedad de Lyme, infección bacteriana provocada por la garrapata ixodes ricinus. «Esta garrapata está subiendo por la costa noruega hacia el norte y centro de Suecia. Desde 1900 a 2016 ha subido en latitud unos 300 kilómetros», señala Estrada Peña.
Ello por no contar también otros vectores, como los mosquitos, que también han llegado para quedarse. «En España hubo seis casos autóctonos de dengue el año pasado. Teníamos el vector (mosquito tigre) desde 2004, lo extraño son los casos autóctonos que evidencian que se está expandiendo», concluye Ana Vázquez, investigadora del Laboratorio de Arbovirus y Enfermedades Víricas Importadas del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII.
SON LAS PLAGAS DEL SIGLO XXI
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